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Verónica Muñoz lanzó “Jamalina”, un contacto con la fuerza, la resiliencia y la magia de lo femenino

El tema forma parte de una serie de composiciones que la artista escribió en cuarentena, en un ejercicio de introspección que dará vida próximamente a un nuevo disco de estudio totalmente integrado por canciones de su autoría

La abuela de Verónica Muñoz fue docente en una escuela técnica. Esos talleres repletos de vestidos aún vienen a su mente cuando recuerda su infancia. “Sobre todo los vestidos de novia”, dijo ahora, cuando toda esa magia salió a flote y fue creando un collage que dio vida a “Jamalina”, una cancióncuna de su autoría y la que inaugura una serie de composiciones que darán vida a su primer disco, totalmente integrado por temas de cosecha propia. La canción es “hija de la cuarentena”, de ese momento de introspección que generó, entre otras cosas, la coyuntura actual. “En esas épocas en las que no se hablaba de feminismo, mi madre, mi abuela, mis tías, eran mujeres tremendas en su amor, en su laburo, en la fuerza, en la resiliencia”, explicó quien hace un año editó su último disco de estudio titulado Silencio y remolino.

“En cada cosa que ellas hacían había magia, había música, había vestuario, había juego. En esta pandemia uno, de alguna manera, estuvo muy sobre sí mismo y pendiente de los afectos más cercanos. En mi vida se dio que tengo toda mi familia lejos. Mi papá y mamá viven en Córdoba, tengo un hermano en Brasil, familia en Leones, un hijo en Buenos Aires. Al principio fue un estar reportándonos todo el tiempo cómo estábamos. Creo que eso nos fue llevando a lugares genuinos de los afectos, donde uno ha sentido esa cosa amorosa y dónde lo ha sentido sino en las mujeres. Ahí es donde surgió el planteo, ese indagar en esas mujeres”, contó.

Fue así que surgió una canción, otra y otra. “Son diferentes temas que tienen en común el contacto de la mujer, con lo que representa el amor de madre, de mujer, de hermana, de tía, de hija. Es un contacto que lo sentí este tiempo. Generalmente tuve más influencia musical de mi viejo. Él era el que me llevaba de la mano al maestro de música del pueblo. Pero lo otro es algo que me inspiró muchísimo para crear esta serie de canciones, y expresar esto que estoy sintiendo yo como una mujer adulta y madura, pero en contextos de alumnos, alumnas, chicas jóvenes, tengo una hija joven; trabajo con mujeres tangueras que podrían ser, algunas, hasta mis hijas. Es como que las mujeres invadieron mi madrugada cuando me pongo a trabajar”, relató.

En un año que comenzó tras su tercera gira europea por España, Portugal y Francia, con un recital especial en el Café Vinilo dentro del Ciclo de Guitarras con dirección artística Ernesto Snajer en febrero y del concierto producido integralmente por Mujeres Tangueras Rosario realizado en el Complejo Cultural Atlas, “Jamalina” vio la luz en el marco de las nuevas prácticas de consumo musical, algo que a Muñoz le resultó interesante en tanto se le puede dar lugar a cada tema. “Es lo que se esta usando. Tiene que ver con muchas cosas que vengo analizando. Internet y todo lo que es difusión hoy apabulla. Hay tanta difusión y me paso con el disco Silencio y remolino (que actualmente está cumpliendo un año de su edición) que hace poco alguien me dijo: «Que buena está esa canción». Y pienso que recién la escuchó ahora, claro. La sensación que me queda flotando es la de presentar las canciones de a una, porque uno referencia a esa canción, cuenta sobre ella, se la escucha. Cuando mandás todo, ya nadie tiene el tiempo de escuchar un disco completo”, apuntó.

En el “despelote de horarios” que se dio por el aislamiento, Muñoz se puso a componer. “Soy aprovechadora de tiempos. Me encontré con la posibilidad de trabajar profundamente en la composición, en los arreglos, son otros tiempos. De repente me dije: «Voy a hacer un lanzamiento». Tengo planes de grabar un disco con temas íntegramente míos pero no tengo fechas porque con todo esto fue difícil grabar. Así que saque «Jamalina» y estoy recibiendo comentarios muy lindos. Y ya van marchando las otras canciones. Son tiempos que uno no puede ir manejando. Voy trabajando como una hormiguita. Cuando llegue el momento será”.

Madrugadas de mujeres

Esta conexión con las mujeres que Muñoz explica con los contactos hacía su infancia y hacía las nuevas generaciones también tienen que ver con su trabajo en relación con el Colectivo de Mujeres Músicas y Mujeres Tangueras de Rosario. “Me influyen mucho; me encanta estar en ambientes creativos donde sé que se proyectan cosas. Por ahí renegamos, no nos salen algunas cosas, pero me gusta estar en ese lugar donde me siento útil. En estos colectivos, primero, encontré la idea de sentirnos pares, de poder contarnos las mismas problemáticas, de poder ayudarnos. Después, en estas fechas tan difíciles, con las chicas del Colectivo de Mujeres Músicas estuvimos colaborando, participando con las ayudas que da el municipio para las que no tienen laburo o les bajó muchísimo el trabajo. Las necesidades sociales también estuvieron compartidas entre los colectivos. Otra de las cosas que vas descubriendo cuando estás en un colectivo son las colaboraciones: por ejemplo me llamaron de un programa de radio para que hiciera un micro las chicas de un colectivo de compositoras de Entre Ríos. Eso te da mucha energía y ganas de participar, de que las otras están yendo por los mismos lugares”, contó.

“Primero nos quedamos paralizadas”, reconoció Muñoz sobre el trabajo que venían realizando. “Se nos cortaron las actuaciones, las cosas que teníamos planificadas. Después dijimos, bueno, empecemos a hablar por zoom, a ver qué podemos armar. Utilizamos este tiempo para ir creando distintas proyecciones a futuro. Conectarnos con otros grupos y colectivos. Estuvimos trabajando un montón. Fue el tiempo de pre-producción, pensar un poco para donde vamos, qué hay que mejorar. Encontramos una vuelta para poder seguir trabajando”, analizo. Y al ser consultada por la suspensión de shows en vivo, reconoció: “Lo de los escenarios es un tema que no quiero ni tocar porque no tiene consuelo. Uno trabaja para eso, y ahora tenés que encontrarte en otras situaciones”.

Más allá de que para ella “el vivo es irreemplazable”, reconoció que las herramientas online “van a seguir” pero aseguró: “Tengo el gran anhelo que no se pierda el contacto humano, como artista y como espectadora quiero sentir. No es lo mismo. La presencia que lo virtual. Más allá de que hay cosas a las que pareciera que nos estamos acostumbrando. Aspiro y es un deseo a voces de todas mis colegas y toda la gente que esta en el arte a que se pueda retomar el contacto con el publico”.

Por ahora Muñoz está disfrutando de la presentación de “Jamalina”, un tema que tuvo muy buena repercusión entre colegas y público. “Se vienen otras exploraciones tímbricas. Estoy muy abierta a trabajar arreglos más grandes. Soy muy de la guitarra y la voz, y quizá algún invitado, pero estoy muy entusiasmada en armar arreglos más grandes, para ensambles. Estoy acá jugando, sacándome las ideas de los géneros. Soy curiosa, inquieta, suelo abrirme pero ahora lo siento más vivo cuando me pongo a componer. No tener prejuicios. Cuando uno empieza a jugar con los timbres, los estilos y los géneros, no hay límite. Por su puesto que me tira la música criolla, las raíces y mi predilección por las milongas que no hay con qué darle”, concluyó entre risas.

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