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Veteranos de Malvinas realizarán la segunda campaña arqueológica con fines terapéuticos

Lo harán en un antiguo fortín militar del siglo XIX, en donde a partir de una experiencia única en Latinoamérica los excombatientes se involucrarán directamente con objetos del pasado en pos de recibir aportes para su bienestar emocional y sentirse parte activa de la historia argentina
Veteranos de la Guerra de Malvinas iniciarán hoy la segunda campaña arqueológica con fines terapéuticos en un antiguo fortín militar del siglo XIX, ubicado en el partido bonaerense de Azul, donde a partir de una experiencia única en Latinoamérica y con sólo dos antecedentes mundiales los excombatientes se involucrarán directamente con objetos del pasado en pos de recibir aportes para su bienestar emocional y sentirse parte activa de nuestra historia.

«Esta experiencia me parece muy interesante. En el grupo tenemos muchas expectativas y entusiasmo con la actividad de búsqueda, las charlas y también con las cosas que podamos aprender», aseguró Gustavo Pedemonte, veterano que combatió en Monte Longdon, la batalla más cruenta de la guerra.

La iniciativa es organizada por el Equipo de Arqueología Memorias de Malvinas (EAMM), el Grupo de Estudios de Arqueología Histórica de Frontera (GEAHF), el Centro de Estudios de Arqueología y Antropología del Conflicto (CEAAC) y el Centro de Salud Mental «Veteranos de Malvinas» del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.

Con herramientas como el cucharín para raspar y excavar meticulosamente la tierra o el detector de metales para barrer el terreno, los veteranos realizarán durante los días 1, 2 y 3 de diciembre prácticas arqueológicas al aire libre, y aseguraron que generará efectos positivos en la salud mental.

Único en su tipo en Latinoamérica, el programa está inspirado en las experiencias que llevaron adelante sólo Estados Unidos e Inglaterra.

En nuestro país la iniciativa tuvo su primera campaña el año pasado, cuando un grupo de veteranos se trasladó hasta los campos donde se libró, en 1861, la batalla de Pavón, en el sur de la provincia de Santa Fe.

«El objetivo del proyecto es evaluar el potencial terapéutico de la práctica arqueológica en temas de salud mental. Una de las prácticas es el trabajo de campo, que implica ir a un territorio y compartir mucho tiempo, por lo que se genera un espacio de socialización muy amplio donde se puede charlar y sacar algunas de las piedritas que uno lleva en la mochila», explicó Carlos Landa, doctor en Arqueología y uno de los coordinadores del proyecto.

En esta nueva edición, la comitiva estará integrada por 14 personas, entre veteranos, investigadores y profesionales de salud mental que se alojarán en una estancia a unos 600 metros del Fortín Miñana, donde desarrolla sus investigaciones el arqueólogo Facundo Gómez Romero para comprender cómo era la vida en los emplazamientos militares durante el proceso de «la Conquista del Desierto».

«Es una propuesta bastante novedosa y nos parece que puede tener un buen camino terapéutico, sobre todo porque se basa en lo colectivo cuando la psicología suele estar más focalizada en lo individual», señaló la psicóloga Gisela Liliana Paly, del Centro de Salud Veteranos de Malvinas.

Para garantizar el funcionamiento adecuado de la experiencia, se seleccionó entre los interesados a un grupo de cuatro veteranos: Gustavo Pedemonte, Raúl Alfredo Torrecilla, Fernando Víctor Suárez y Pablo Conde.

Pedemonte también participó en la primera campaña desenterrando proyectiles y, como le gustó tanto la vivencia, les pidió a los investigadores que lo vuelvan a incorporar al equipo de este año para realizar un análisis comparativo de las dos ediciones.

«Sentí que me había hecho muy bien participar con otros veteranos. Era como ir más de 100 años para atrás y entender cómo otros, igual que yo, habían peleado por sus ideales», relató Pedemonte, de 61 años y oriundo de Corrientes.

A los pocos años de terminada la Guerra de Malvinas, Pedemonte recibió el retiro del Ejército por estrés postraumático.

Entre los aprendizajes que se llevó de la primera campaña arqueológica en los campos de la batalla de Pavón, Pedemonte aseguró que le sirvió para «entender que podemos recuperarnos y tener cierta terapia porque sabemos que hay otras personas que, en circunstancias como la nuestra, han pasado lo mismo».

«La tarea arqueológica, por ser relajante y tranquila, seguramente sirva como terapia», estimó, y agregó que la rutina durante el trabajo de campo que incluye tareas grupales es «muy parecido a lo que hace un soldado cuando llega a un campamento».

La idea de Malvinas como la última frontera
De cara a la nueva campaña, Pedemonte aseguró que se siente feliz y colmado de expectativas, y advirtió que esta edición será  diferente porque ya no trabajarán sobre los restos de un campo de batalla, sino en el fortín Miñana que estuvo ocupado entre 1859 y 1863 y formaba parte de la antigua línea de la frontera sur de Buenos Aires.

«Uno de los objetivos es aprender más sobre la vida de frontera del siglo XIX y vincularlos también con la historia de Malvinas, porque está también la idea de Malvinas como la última frontera», precisó Landa y apuntó que otra conexión que se puede pensar es la continuidad del conflicto no resuelto desde la guerra.

Sobre este punto, agregó que «son hechos que tienen más de 100 años de diferencia pero que no cambian en nuestro ser humano. Los soldados pelearon en contextos diferentes, pero con una logística particular que implica los mismos sentimientos de amistad y camaradería».

«Para mí es muy gratificante trabajar con veteranos y ver cómo la arqueología les es útil para expresar lo que han vivido y pueden conectar con un pasado lejano, pero a la vez no tan disímil», subrayó el investigador del Conicet.

Durante los tres días de la experiencia, la psicóloga Paly y su compañera María Constanza Lioni Tarsitano seguirán un protocolo de intervención y realizarán tests de ansiedad y depresión para tener datos cuantitativos más allá de la observación y los testimonios recogidos.

De su larga experiencia en la atención de excombatientes, Paly aseguró que le llamó la atención que cuando entrevistó a los participantes de la primera campaña refirieron que la experiencia les sirvió para tener recuerdos «mucho más amables» con los que podían convivir sin abrumarse.

Considerando estos primeros resultados favorables, la psicóloga remarcó la importancia de que este proyecto piloto se convierta en algún momento en una política pública.

En el mismo sentido, Pedemonte planteó que «ojalá la experiencia se pueda llevar adelante con otros veteranos y en mayor cantidad que los que vamos ahora».

«Me gustaría que todos puedan sentir lo mismo. Así como me hizo bien a mí y a mis compañeros, le puede hacer bien a la salud a un montón de veteranos», concluyó

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