En el escenario se ubican varios instrumentos; Victoria está sola. Mide sus movimientos milimétricamente y rota entre la guitarra, el cajón, los bombos, el triángulo. Valiéndose de una loopera, graba en vivo y superpone sus propias interpretaciones, las combina con su voz. Crea un clima, un momento. Reinterpreta clásicos y materiales nuevos de artistas populares.
Victoria Virgolini nació en Marcos Juárez pero es rosarina por adopción. Es percusionista y hace ya veinte años que trabaja como sesionista, participando de discos y presentaciones de prestigiosos artistas locales, nacionales e internacionales. De la mano de una serie de videos titulados Sesión Bosque, que ya están rotando en las redes sociales, lanzó su carrera solista, un formato original que da cuenta de sus habilidades como multiinstrumentista y vocalista. China Loop Set, tal el nombre del proyecto, tuvo su lanzamiento web, su gira por Europa y ahora se presenta en distintos espacios de la ciudad como ocurrirá esta noche, a partir de las 21, en El Oso Sala la Sopa (Suipacha 57).
Virgolini es conocida como China, y de ahí el nombre del proyecto. Inició su recorrida por los escenarios con tan sólo 13 años, y participó de festivales nacionales como Cosquín, Jesús María y Baradero. Después de terminada la secundaria, llegó a Rosario para estudiar Comunicación Social, aunque la música nunca se corrió del centro. Se preparó con maestros como Diego Pasqualis, Sebastián Urresti, Mariana Baraj y Juancho Perone; participó en discos de Madrigal, Damián Verdún, Gato Encerrado, Betiana Charny, Alejandro Lauphan y del prestigioso cantautor francés Benjamin Biolay.
Con todo ese bagaje, China Loop Set “aborda música argentina, sudamericana, más o menos folk”, según describió Virgolini.
“El de la música argentina es un camino que vengo transitando desde chica, no ciento por ciento autóctona sino más bien fusionada. Además, tengo influencia de artistas pop con los que vengo compartiendo”, analizó.
Con la premisa de buscar la simpleza, Virgolini, quien se identifica con la canción más allá de sus géneros, armó un repertorio que recorre composiciones de músicos como Ramón Ayala, Lisandro Aristimuño y Gustavo Cerati, entre otros. “Me encanta la música del Litoral, así que en un principio tomé dos clásicos que a nivel armonía son sencillos. Un tema de Aníbal Sampayo que se llama «Ky chororo», «Pan del agua» de Ramón Ayala; también clásicos del Cuchi Leguizamón y de artistas más nuevos que me marcaron y con los que me identifico, como Javiera Mena, que es una chilena que hace electropop. Tomé un tema de ella y lo hice candombe, uno de Daniel Drexler que lo hice guarambao, también hay un tema de Lisandro Aristimuño y otro de Gustavo Cerati”, adelantó la intérprete, sobre un repertorio al que también se suman “Zamba por vos”, también de Sampayo; “Doña Ubenza” de Chacho Echenique, y “La Cocinerita” de Leda Valladares.
“Los recursos son en algunos temas canto y percusión, en otros loopeo percusiones y canto con la guitarra; en otros temas, al revés”, describió sobre el formato que va moldeando de una presentación a otra. “Este es un proyecto que sigo amasando, pero para eso tengo que tocarlo”, aseguró, al tiempo que reconoció en su proyecto un carácter innovador: “Siento que es bastante nuevo; hay muchos artistas que resuelven solos arriba del escenario con varios elementos, pero lo hago en una búsqueda, en una exploración de las percusiones argentinas, porque no dejo de ser eso que siempre fui”.
“Mi maestro es (Juancho) Perone –afirmó– y mi búsqueda tiene que ver con eso desde que tenía 13 años. Ahora, 20 años después, siento que es bastante inédito introducir un elemento de grabación en vivo de instrumentos argentinos; con el solo hecho de hacer esto, de lo que no hay tanta experiencia a nivel local, siento que rompo el hielo en algo”.
“Pero nada de esto hubiese sido posible sin los que antes fueron abriendo caminos”, lanzó orgullosa, y describió: “No es que yo salgo de un repollo; soy parte de los años dos mil en los que surgen un montón de cantautores que fusionan las músicas argentinas; Lisandro (Aristimuño), por ejemplo, es un pibe que hizo sus canciones valiéndose de elementos de la música argentina. Todos estos años escuché a Lisandro pero no dejé de escuchar a Leda Valledares. Ahora, si nos remontamos a los 80 vemos de dónde vienen Juancho Perone, Iván Tarabelli, Claudio Bolzani, que son mis maestros. Ellos son los que meten la lógica loop en la música argentina. Revolucionaron la música sin ningún tipo de prejuicios. Ellos se sacaron los prejuicios y nosotros agarramos las cosas nuevas que había y le dimos un nuevo contexto”.