El Vía Crucis que se desarrollaba en la zona de Villa Palito, en la Matanza, y del que
participaban cientos de jóvenes, tuvo que interrumpirse debido a una persecución de policías a ladrones.
El hecho se produjo este viernes por la noche, aunque tomó trascendencia esta tarde cuando el obispo de San Justo, Eduardo García, emitió un comunicado al respecto: «Las noticias duran un día, pero las realidades permanecen. La inseguridad y la muerte bailan una danza macabra en nuestros barrios», expresó el religioso.
Asimismo, recordó que «Inauguramos el año con la noticia de la masacre en la tosquera, el fusilamiento en San Petersburgo de varios jóvenes, el reparto de armas como regalo de Reyes.
Inseguridad, corrupción, narcotráfico y robo express conforman la realidad cotidiana, conviviendo con escenas que estrujan la mirada y el alma».
«La Semana Santa no podía estar al margen de esta situación. La procesión de Ramos en los monoblocks de la Tablada debió ser abortada por un tiroteo a plena luz del día. Anoche, el Vía Crucis en Villa Palito organizado por adolescentes se vio interrumpido por una persecución policial a pocos metros del lugar donde estaba reunida la comunidad», recordó el obispo.
En medio de la celebración se escucharon las sirenas de los móviles policiales y también detonaciones, lo que causó el desbande de los presentes ya que los vehículos pasaron muy cerca de los feligreses. El hecho causó temor entre los vecinos, aunque no dejó víctimas.
Los tres delincuentes se trasladaban en un auto Nissan Versa, que habían robado en la Ciudad de Buenos Aires, dos de ellos lograron escapar, mientras que fue arrestado Andrés Villarroel
Yáñez, de 49 años, y de nacionalidad chilena.
«Las acciones esporádicas no alcanzan», aseveró el obispo García, y añadió que «el aprendizaje del robo se diseminó por muchos lugares» de La Matanza.
Al respecto, sostuvo que «No se trata de una decisión de seguridad que se limite solamente a agregar más efectivos policiales, se necesita una decisión política abarcativa fuerte y
sostenida en el tiempo, donde las acciones no se dilaten por una burocracia social, policial y judicial empastada».
«La comunidad sufre un nuevo calvario con nuevos Herodes que buscan su propio interés, unidos a nuevos Pilatos que miran para un costado y se lavan las manos», puntualizó.