El Movimiento Giros reunió ayer por la tarde en su Central Rebelde –Avellaneda al 1200– a los representantes de las publicaciones independientes Crisis y ¿Todo piola? para debatir sobre “los nuevos lenguajes emergentes en los territorios urbanos”. La charla contó con la presencia de Mario Santucho –hijo del fundador del Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP) e integrante de la revista Crisis– y Camilo Blajaquis, escritor de La venganza del cordero atado, ex presidiario y figura mediática a partir de su origen marginado en el barrio Carlos Gardel en Buenos Aires más representante de la revista ¿Todo piola? junto a Martín Céspedes y Gabriel Storino. El encuentro versó sobre la constitución de las publicaciones unidas por su génesis –posterior a la crisis económica y social del 2001 en Argentina– y temáticas ligadas separarse de los discursos mediáticos hegemónicos.
En el caso de Crisis, que en su próximo número cumplirá un año, Santucho explicó: “Luego de la explosión social no veíamos capacidad de interpelar de una forma poderosa los discursos setentistas, que perdieron filo. Había que exponerlos a una nueva situación sin idealizar ni dogmatizar”. De acuerdo con el representante de Crisis, el peso histórico de la marca que había creado la revista –referente de análisis político y social durante el principio de la década del 70– fue resignificado no como una presión para igualar la calidad de dicha elaboración sino “como piso para generar las nuevas formas de ver la realidad”. Por ello, la publicación, insistió Santucho, conjuga periodistas sin espacio en sus trabajos para expresarse libremente y críticos de la cultura cuya tarea “debería estar ligada a desmenuzar la potencia de los medios virtuales en los circuitos de la política”. En el caso del último número de la revista bimestral, titulada “Malas raíces”, se abunda sobre la especulación inmobiliaria en Rosario desde la pluma de Ezequiel Gatto.
“Es una revista que empezó cuando estaba en la cárcel. Somos cada vez más los que nos cabe –sic– ¿Todo piola? como nuevo lenguaje de una generación descartada, asesinada, marginada”, se presentó César Gonzalez, alias Camilo Blajaquis. Para el escritor, la publicación que se genera desde el barrio bonaerense Carlos Gardel, de donde es oriundo, es estrictamente de arte, emparentada a disputar un espacio de la representación real de lo que significa la vida en una villa de emergencia. “Estamos lejos de la pose de El Puntero. Ser villero es mucho más que comerse las «eses», es estar condenado a la ignorancia”, precisó ante la atenta mirada de estudiantes, militantes y académicos. Por eso, el último número de la revista posee escritos y dibujos elaborados por los “pibes” de Carlos Gardel, en relación al concepto de consumo.
Abierta la instancia de preguntas, los representantes de las publicaciones contestaron sobre psicología, la problemática de la droga, el contexto mediático dicotómico –“Y como sobre él se encuentran grietas comunicacionales que pueden aprovecharse”, calificó Santucho– y las “opciones electorales” para las presidencial de este año. Un párrafo aparte dedicó González sobre el efecto Pro en Rosario. “No puedo creer que un barrio tan politizado como Ludueña haya votado por Del Sel. Lo mismo ocurrió en Buenos Aires. Ya no se trata de ideología sino de marketing. El que tiene el mejor slogan gana”, disparó el escritor. De acuerdo a los representantes de ¿Todo piola?, que desde hace varios números acompaña sus lanzamientos con videos –cual trailer de un film–, están gestando una producción cinematográfica.