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Villa Constitución rinde homenaje al Pichi, el histórico líder de la Unión Obrera Metalúrgica

Este sábado a las 16, la plaza central de la ciudad del sur santafesino será escenario para evocar a Alberto Piccinini, el legendario conductor de la UOM local. Allí también se presentará un libro sobre su vida, obra colectiva de la que participaron desde investigadores a militantes sindicales

Paulo Menotti

 

Especial para El Ciudadano

 

“A Pichi lo vemos como un modelo de dirigente sindical, por su combatividad en los conflictos. El conflicto de 1991 fue durísimo contra la empresa Acindar, que oponía una reacción muy fuerte. La UOM de Villa Constitución se caracterizó en esa época por su forma de resistir al neoliberalismo de Menem y de la Alianza”, sostuvo Victorio Paulón, histórico dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica regional, al recordar a su compañero Alberto Piccinini, quien será homenajeado este sábado en un acto que se hará a partir de las 16 en la plaza central de Villa Constitución. Allí mismo también se presentará el libro “Pichi. Homenaje a un luchador por la emancipación de lxs trabajadorxs. Alberto Piccinini en la memoria colectiva”, una producción plural elaborada entre investigadores, militantes sindicales y trabajadores sobre el legendario líder sindical.

En una entrevista con El Ciudadano, Paulón, autor del prólogo del libro, recordó la figura del Pichi, que se creó a sí mismo entre los obreros metalúrgicos a principios de los 70, cuando inició su militancia en la fábrica Acindar, y desde entonces confrontó con los empresarios, con la dictadura, y con la burocracia sindical. En la década del 80 logró recuperar el sindicato y desde allí también enfrentó el proceso de privatizaciones de los 90, que dejó sin trabajo a muchos obreros de esa ciudad.

El homenaje no coincide con el natalicio ni con el fallecimiento del cacique de la UOM –Piccinini nació en La Vanguardia, en el sur santafesino, el 7 de mayo de 1942 y murió el pasado 13 de mayo– pero se cumple un nuevo aniversario de la creación de la Coordinadora de Gremios, Comisiones Internas y Fábricas en Conflicto. Aquel entramado de dirigentes y gremios combativos surgió de un congreso en el Ingenio Bella Vista, en Tucumán, en septiembre de 1974, para hacerle frente a la Triple A y a la derecha golpista, y sus creadores, entre ellos el Pichi, terminarían siendo perseguidos, encarcelados, secuestrados y muchos asesinados poco después, con la dictadura ya instaurada.

 

Homenaje de todos

 

Al comenzar a explicar cómo surgió la idea de hacerle a Alberto Piccinini un libro, que es también un homenaje, Paulón señaló que fue una iniciativa colectiva. “Lo interesante es que surgió de un grupo de sindicatos de Buenos Aires que tienen dos características, porque son los que estuvieron a la vanguardia en la resistencia al macrismo. Son los compañeros del Subte, de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) de Capital Federal, del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) y de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), también de Capital Federal, entre otros que tomaron la iniciativa de escribir la historia del Pichi porque veían en ese sindicalismo el reflejo de lo que ellos están haciendo”, expresó Paulón.

Los primeros escritos pertenecen a los investigadores de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Andrea Andújar, Victoria Basualdo y Agustín Santella. Luego se fueron sumando “otros compañeros, como Zenón Sánchez, Francisco Sobrero –preso durante la última dictadura, contador de Acindar y militante de la lista Marrón– y también familiares, las hijas de las víctimas de la dictadura que compartían la visión del Pichi”, señaló el metalúrgico.

Alejandro “El Gitano” Ulloa, Ernesto “Chicharra” Rodríguez, Zenón Sánchez, Zoilo, Alicia Ruescas, Jorge Martín, Marcelo Cortés, Cristina Monterrubianesi, Juan Actis, Roxana Palacios, Marisa Chávez, Marisa Acuña, Claudia D’Errico, Julia Strada, Naldo Brunelli, Carlos “El Ruso” Gdansky, Francisco “Cabezón” Sobrero, Cacho Sosa, Mary Dal Dosso, Anselmo Luis Brambilla, Tato Dondero, Felipe Pigna, Alcira Argumedo, Antonio Cafiero y Roberto Baschetti quisieron formar parte del colectivo que realizó el libro y dejaron su testimonio, sus opiniones, sus escritos en homenaje a Piccinini.

“Salió este libro que además de un relato es un homenaje a lo que pasó en Villa Constitución. Está hecho sobre la figura de Piccinini pero, al mismo tiempo, reivindicando la memoria de cientos de compañeros que durante aquellos años sufrieron la represión, la cárcel, murieron, y que en estos últimos años los que quedaban también se fueron yendo. La idea era hacer un libro que sirviera para recordar esa historia pero también para dar respuesta a las necesidades que tiene el movimiento obrero en este momento. La idea de la autonomía, la idea de la resistencia”, subrayó Paulón.

 

Pichi, un modelo

 

“Pichi tenía por un lado la legitimidad de la representación, porque para esa generación la verdad estaba en la asamblea. Era la decisión de la mayoría de los compañeros lo que tenía valor, y bancarse las consecuencias. Eso fue lo que pasó con la represión, la cárcel y todo lo que pasó desde el año 1975 en adelante. También porque fue una de las pocas experiencias de un sindicato de los 70 que se recuperó y que siguió esa historia”, recordó Paulón.

La combativa seccional de la UOM se recuperó “por una decisión política de Piccinini junto con dos compañeros que fueron a parar los colectivos de carneros en la huelga de Acindar el 6 de diciembre de 1982”.

“Ése fue un paro convocado por la CGT liderada por Saúl Ubaldini y que la intervención en el sindicato de metalúrgicos de Villa Constitución había mandado a carnerear. Ese hecho, esa asamblea, esa decisión cerró una etapa donde los trabajadores que habían padecido muy fuertemente la dictadura en los lugares de trabajo. Porque el control que había en Acindar era brutal. Sumado a que había recambio de más del 50 por ciento del personal. Sin embargo, esa memoria de lucha estaba presente y la UOM de Villa Constitución fue uno de los primeros sindicatos recuperados con la democracia”, señaló Paulón.

 

Respetado por todos

 

“Lo respetaban porque no era tramposo en la negociación. Siempre hacíamos lo que decíamos que íbamos a hacer. La fábrica podía prever tranquilamente con nosotros cuándo iba a tener un conflicto y cuándo iba a tener un acuerdo. Y porque además era un tipo transparente”, señaló Paulón sobre Piccinini, quien era respetado por los empresarios y por los trabajadores. También recordó una anécdota que lo muestra como un modelo de dirigente sindical cuando, a fines de la década del 80, la gerencia lo quiso corromper afirmando que “todo hombre tiene un precio”, y que Pichi les dijo que su precio era “colectivo” y les terminó pidiendo que construyan un sanatorio para los trabajadores que es el actual Centro de Atención “6 de diciembre” que hizo la empresa a pedido de ese dirigente.

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