“Tengo 18 años. Trabajo y vivo con mi papá. Me despierto desorientada y con el short y la bombacha bajos. Mi papá está saliendo de mi pieza. Me pasó hace dos años. Lo cuento porque por suerte pude hablar”, escribió @camilacastoldi en Twitter. “Tengo 16 años. Mi novio quiere que solo me hable con él. Un día me pegó una trompada. Lo dejé. Durante meses me fue a buscar a mi casa y al colegio. El día que me vio con otro chico, me dejó llena de moretones. Lo cuento ahora porque en ese momento nadie me creyó”, contó @SolRGarnica en Twitter. Como Camila y Sol miles de mujeres contaron situaciones de abuso o violencia a través de las redes sociales con el hashtag Cuéntalo. La iniciativa la impulsó una periodista española en repudio al fallo de La Manada y se convirtió en tendencia mundial y unas 300 mil usuarias en Argentina se sumaron. La semana pasada militantes de la Campora leían las publicaciones de Cuéntalo, encontraron testimonios de usuarias de Rosario y se preocuparon. Desde la banca que ocupa en el Concejo Municipal, Marina Magnani presentó un proyecto de decreto para que la Defensoría de Niñas, Niños y Adolescentes de Santa Fe contacte a las usuarias y ofrezca asistencia legal y psicológica. También quieren que haya espacios en las escuelas y clubes para hablar con los chicos y chicas, y animarlos a denunciar situaciones de abuso. También propone que el Teléfono Verde tenga una app y sea más amigable para las chicas. “Según datos de organizaciones de mujeres, sólo un 3 por ciento formaliza la denuncia. Las mujeres apelaron a las redes porque no encontraron donde expresarlo. Los entornos familiares no son contenedores, los sociales no responden y el Estado es inaccesible. Los organismos oficiales tienen que responder por una situación que la sociedad comenta”, explicó Magnani, a El Ciudadano.
Viral
A fines de abril, miles de chicas usaron las redes sociales para contar historias de abuso y violencia en primera persona, en nombre de amigas, familiares o víctimas de femicidio con el hashtag Cuéntalo. Todo empezó cuando la periodista española Cristina Fallarás posteó el Cuentalo en repudio al fallo que condenó por abuso y no por violación a “La Manada”, nombre que la prensa europea le dio a cinco hombres que atacaron a una chica de 18 años durante las fiestas de San Fermín en 2016. Fue tendencia en Twitter y Argentina más de 300 mil chicas que se animaron a contar historias. “El Cuéntalo ocupó un espacio que las instituciones no están abarcando. Si las chicas se sienten más cómodas denunciando en Twitter que en una Fiscalía es porque no están claros los canales de acceso a los derechos. El principal freno es que se trata de situaciones difíciles de probar”, opinó la concejal del bloque Unidad Ciudadana.
Otro factor por el que las mujeres no denuncian es el desconocimiento. “Muchas chicas que sufrieron abuso siendo menores de edad piensan que el delito prescribió. No conocen que a partir de la ley Piazza (establece que el plazo de prescripción de un delito contra la integridad sexual de un menor de edad empieza a regir desde que la persona lo denuncia) pueden denunciar igual”, agregó. El proyecto de Magnani apunta a que las instituciones estatales que trabajan con las víctimas de violencia de género y con niños y adolescentes, actúen de oficio y se contacten con las que denunciaron por Twitter para darles herramientas, asesoramiento legal y contención psicológica. “En el Cuéntalo hay relatos leves y graves. El Estado debe hacer un filtro para identificar las situaciones graves, verificar si los perfiles de Twitter son reales y contactarse por la misma red con las víctimas a través de la Secretaría de Género y la Defensoría de Niñas, Niños y Adolescentes. Una situación con impacto mediático debe tener impacto institucional”, explicó.
Más fácil
La concejala propuso además crear una aplicación para teléfono celular de las organizaciones estatales que facilite la denuncia de chicas y adolescentes. También apunta a que en las escuelas y en los clubes haya espacios para que los chicos, chicas y adolescentes puedan contar sus experiencias y conocer sus derechos. “Muchos abusos ocurren en ámbitos escolares o institucionales. Provienen de menores de edad a quienes no se aplica la ley penal. El Estado, a través del Ministerio de Educación provincial o nacional, debe generar espacios para hablar o denunciar el abuso dentro de las escuelas o clubes”, señaló la edila y pidió que la provincia adhiera a la Ley de Educación Sexual Integral (ESI). “Es necesaria para que los chicos puedan hablar de sexualidad, conocer sus derechos e identificar los límites. Muchas veces la agresión sexual se da por intimidación y con violencia psicológica. La ESI enseña a decir que no”, concluyó.