En el marco de los habeas corpus presentados a lo largo de estas últimas semanas donde tanto el Servicio de la Defensa Pública como abogados particulares denunciaron condiciones ilegales de aislamientos y torturas en requisas a reclusos de los pabellones 7 y 8 de la Unidad 11 de Piñero, se conocieron algunos de los testimonios sobre los tormentos a los que fueron sometidos. Si bien, los recursos para discutir estos temas fueron rechazados por la Justicia, los tormentos a los que fueron sometidos los internos fueron presentados ante la fiscal de Violencia Institucional Karina Bartocci, quien deberá investigar el accionar del personal del Servicio Penitenciario.
El último habeas corpus colectivo estuvo a cargo de la Defensa Pública y se trató en una audiencia de este miércoles ante el juez Rafael Coria. “Hubo dos motivos en discusión: uno fue el recurso de habeas corpus que presentó la Defensa Pública respecto de los reclusos de los pabellones 7 y 8 de Piñero, quienes estaban en aislamiento por mucha cantidad de tiempo. En esos pabellones luego, en días posteriores al 2 de marzo (por la balacera contra el colectivo que llevaba penitenciarios) se produce una requisa que se extiende a otros módulos. Por lo que el 8 de marzo ampliamos el recurso del 5 de ese mes mientras había muchas presentaciones de abogados particulares por presos que habían sufrido torturas, tormentos y malos tratos”, dijo el defensor Regional de Rosario Martín Riccardi en declaraciones al programa radial Trascendental de Lt8 para dar un panorama de la situación con la que se llegó a la audiencia.
Torturas en Piñero: “El juez, pese a las heridas constatadas en 154 personas, se negó a tratarlas”
“El juez rechazó el hábeas corpus al considerar que no había un agravamiento de las condiciones de detención. El límite legal de aislamiento es hasta de 15 días, en los pabellones 7 y 8 quedan encerrados sin posibilidad de ir al patio en celdas con tres personas pero observamos prácticas donde unos días antes de que se cumpla ese período, les abrían y luego los volvían a encerrar (engomar) aduciendo conflictos, lo que se considera abusivo y para discutir esa práctica fue el habeas corpus”.
En tanto, el otro punto central del recurso colectivo presentado era el método utilizado en las requisas. “El juez no nos permitió discutir las requisas porque ya había una denuncia presentada en la Fiscalía de Violencia Institucional del Ministerio Público de la Acusación (MPA). Lo que íbamos a plantear no eran los casos particulares sino el modo utilizado debido a que analizamos el protocolo y observamos que en las declaraciones tomadas de los reclusos no se estaba cumplimentado”, señaló el defensor Regional.
“Necesitamos un control judicial respecto de las prácticas de hacinamiento. En Piñero hay personas aisladas en celdas de dos por dos metros, durante quince días. Nadie exige que los presos estén en un hotel de cinco estrellas, sino condiciones dignas de detención. Vamos a apelar la medida judicial”, concluyó Riccardi.
Relatos del horror
El pabellón 7 aloja a 110 presos mientras que el 8 tiene 95 reclusos, de estas 205 personas, los profesionales del Instituto Médico Legal constataron lesiones en 154, según lo expresado por la defensora provincial Estrella Moreno Robinson en declaraciones radiales.
De modo general las denuncias que surgieron de los habeas corpus se centran en prácticas con picana eléctrica, bolsa en la cabeza (submarino seco), toalla en la cara y arrojarle agua para producir ahogamiento, lavandina para quemarlos, gas pimienta, golpizas en diferentes partes del cuerpo, vejámenes, golpes con cables pelados y arrastrarlos mientras estaban arrodillados. Muchos de estos internos también describieron los tormentos a abogados particulares que se plasmaron en cada una de las audiencias.
Otros presos lo contaron en primera persona y estos son algunos de ellos:
Uno contó que no se pudo comunicar con su familia por 12 días; que tras los golpes y torturas de ese sábado 2 de marzo a los que fue sometido los médicos le dijeron que eran lesiones leves, que no le permitieron leer su exposición cuando pidió denunciar lo sufrido y no le entregaron los elementos de limpieza como tampoco le devolvieron las pertenencias que le retiraron tras la requisa.
Otro recluso calificó la situación como trato inhumano y contó que hacía un año y medio que estaba en otro pabellón cuando le tiraron sus pocas cosas en un traslado. Que está incomunicado, no le pasaban su medicación y que también le habían retirado su paf. Además, refirió que la paliza fue inhumana, que le dolía todo el cuerpo para agregar que le tiraron gas pimienta y le pisaron los dedos de los pies. Concluyó con que lo obligaron a firmar su exposición donde decía que no tenía reclamos.
Una tercera declaración remarcó que “ellos saben dónde y cómo golpear”, la golpiza fue tremenda. Dijo que una de sus rodillas sigue inflamada y contó que lo despertaron a las piñas para que se peleara con el personal. Sin embargo aclaró que nunca le levantaría la mano a un uniformado. Coincidió en el uso del gas pimienta y sumó que le tiraron alcohol junto con baldazos de agua. Respecto del control médico, puntualizó que les dijeron que los moretones eran viejos y que no le dieron medicamentos tras los golpes. El recluso aclaró que “los inculpaban de un hecho que ni sabían porque no tenían televisión y estaban incomunicados desde hacía 12 días”. Esto en el marco de que el pabellón está lleno de gusanos y de que la comida que les entregan pasa horas tirada en el piso hasta que les llega.
Otro preso dijo que a raíz de los cachetazos que le propinaron, le supura el oído y que no recibió atención médica, que los médicos lo único que hicieron fue sacarle fotos.
El quinto testimonio agregó que el cigarrillo que estaba fumando se lo apagaron en el brazo, el cual también le quedó con moretones. Que hasta la médica le pegó cuando lo sacaron al patio y también cree que estaba presente una mujer con alguna autoridad, ya que llevaba traje y le decían doctora. “Todos se reían y nadie hacía nada”, describió.
El sexto explicó que habitan un lugar donde hay ratas, gusanos y olor a podrido. También que nunca le hicieron firmar las fotos de los médicos y que lo dejaron días sin atención tras la golpiza. Que cuando consiguió que lo vieran se le rieron y no le dieron nada para el dolor a pesar de que les había dicho que no podía dormir. Tampoco le entregaron abrigo, elementos de limpieza y aseo personal. Pidió poder hablar con su familia.
La última de las declaraciones coincidió con las anteriores donde denunciaron al personal penitenciario y médico. Y remarcó que la requisa del sábado 2 de marzo nunca sucedió en ningún lado. Resumió que terminó con moretones por todo el cuerpo y la cabeza. También insistió en que su familia hacía 12 días que no sabía nada de él y que le sacaron todos los alimentos junto con las pertenencias como ropa que le habían llevado. Señaló que el pabellón 7 es un basural y pidió elementos de limpieza como también que pueda comunicarse con su familia.