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Violó durante diez años a su hija y está condenado: seguirá sin ir preso

Sometida por su padre desde niña, la víctima logró contar lo que le pasaba tiempo después que terminaron los abusos. El acusado cumple un arresto domiciliario del que seguirá gozando hasta que quede firme la sentencia o se revea su prisión preventiva

«La persona que me mató me salvó”. Las palabras fueron dichas por la víctima en el marco de un juicio al referirse a un episodio dónde su propio padre abusador la rescató luego tras un intento de suicidio. Con esa frase, la joven tal vez resumió lo que soportó desde que tenía 7 años y hasta los 17, lapso en que fue ultrajada. La separación de sus papás puso un corte a los abusos sexuales, pero recién pudo contar lo ocurrido dos años después cuando fue a hacer un trámite y vio un cartel sobre violencia de género. La víctima denunció los hechos y el acosador terminó enjuiciado. En octubre de 2018 lo condenaron a 11 años de cárcel. Pero el hombre, chófer de taxi, cumple un arresto domiciliario del que seguirá gozando hasta que quede firme la sentencia o se revea su prisión preventiva.

La víctima quería proteger a su madre evitándole la noticia. Fueron 10 años de abusos que se incrementaron con el tiempo.

De pequeña, su agresor le mostraba películas pornográficas y la tocaba. Hasta que la alentó a mantener relaciones sexuales con su novio en su propia casa. Después de eso el abusador dio un paso más; comenzó a violarla. Y lo hizo hasta que tuvo 17 años.

Su madre trabajaba mucho. Y el tiempo que la mujer no estaba era aprovechado por este taxista para atacar sexualmente a su hija. Incluso esos abusos fueron mayores cuando la madre estuvo internada. En un momento el abuso era casi a diario.

La joven como su madre padecían el mandato patriarcal, relata el fallo. En la Justicia el ex novio de la chica contó lo que observaba en la familia. “Era todo reglamentado, parecía un régimen militar”, dijo.

En ese contexto, su madre consentía que la víctima obedezca al padre. Le hacía masajes como le pedía y le cocinaba, «apareciendo la niña como la señora de la casa», dice el fallo.

 

Pudo avanzar

Lo cierto es que con el tiempo la denuncia prosperó y el caso llego a juicio oral y público. Allí el taxista, de 59 años, terminó condenado a 11 años de cárcel por los delitos de «corrupción de menores agravado por el vínculo y abuso sexual con acceso carnal agravado» por tratarse de un descendiente y por cometerse contra una menor de 18 años.

El veredicto fue dictado por el tribunal compuesto por los jueces Silvia Castelli, Carlos Leiva y Mariano Alliau. Igual, mantuvieron la prisión domiciliaria que el taxista venía gozando.

El defensor del acusado apeló y la revisión quedó en manos de los camaristas Carolina Hernández, Rubén Acosta y Guillermo Llaudet, quienes confirmaron la decisión por dos votos a favor y una abstención.

Los jueces valoraron el testimonio de la víctima en toda su extensión, dónde brindo datos específicos y pormenores de la conducta de su padre. Los magistrados recordaron que son delitos que ocurren por fuera de las miradas de terceros y en ámbitos de intimidad y privacidad. «Difícilmente se cuente con testigos presenciales de los hechos», dijeron.

Los jueces agregaron que el padecimiento que sufrió la víctima durante su minoridad se produjo «en un entorno poco proclive a escuchar; siquiera a acompañar. La víctima habló de una infancia solitaria, una familia desunida, una niña invisible».

El tribunal tuvo en cuenta planteos de Unicef que hablan de condiciones precisas para que una adolescente pueda hablar. Y en el entorno familiar de la víctima aparecían naturalizadas las conductas abusivas. Además, los magistrados explicaron que «más cercanas sea la relación entre víctima y victimario más dudará la niña en develar el abuso». La joven tuvo intentos de suicidio, aislamiento, encierro, angustia profunda y depresión.

Para los jueces el hecho de que el agresor aparezca como un buen padre y abuelo de sus otras hijas no desacredita las conductas denunciadas por la joven. Y confirmaron la condena. Asimismo, mantuvieron el arresto domiciliario que venía cumpliendo al entender que el fallo no se encuentra firme y, en todo caso, la medida cautelar que cumple puede revisarse en primera instancia.

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