Un sonido y una forma de hacer música y de escribir letras que transita cuatro décadas, la estructura basal de canciones que en el presente encontraron un eco, un punto de referencia y fuga en la enorme diversidad de las nuevas generaciones, y la figura eterna de ese largo viaje de placer que representa Federico Moura, que acompañará para siempre.
Virus, la icónica banda de rock y new wave de los hermanos Moura que se dio a conocer cuando arrancaba el 80, empezó lo que alguna vez será una despedida porque no es ahora, para eso falta. Se trata de un recorrido de algunas años por delante, quizás una gira interminable, llena de aplausos, en este continente y en otros, que este viernes los trae de regreso a Rosario para volver a cantar una larga lista de temas que son todos hits y que, por encima de todo, son la banda sonora resignificada con otra capacidad de escucha de los dorados años 80.
En esta nueva etapa tras la ausencia de algunos años, Virus presenta un nuevo concepto y dinámica, con cambios en su interpretación. Julio Moura, además de guitarrista, se presenta como cantante por primera vez a la par de su hermano Marcelo, cantante y tecladista, a lo que se suma el gran regreso de Mario Serra en batería. De este modo, el grupo renace reivindicando su historia y sus inmanentes canciones.
“Luna de miel en la mano”, “Wadu Wadu”, “El Probador”, “Pronta Entrega”, “Me puedo programar”, “Amor descartable”, “Imágenes paganas”, “Destino circular”, “Sin disfraz” y tantas otras sonarán este viernes en La Sala de las Artes, en el corazón de Pichincha, con una banda que completan Ariel Naon en bajo, Patricio Fontana en teclados y Agustín Ferro en guitarra.
Volver siempre
“En realidad, la palabra despedida suena un poco nostálgica y triste; no es una despedida concretamente lo que quisimos hacer. Frente a esta carrera que ya lleva 42 años, que fue y es hermosa, hacía mucho tiempo que no tocábamos y quisimos hacer un espectáculo con el cual podamos recorrer Argentina, el resto de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa. Van a ser varios años, no nos despedimos inmediatamente; tampoco es que vamos a estar tocando varios años, después vamos a parar y luego a volver con otra gira porque no nos cierran los números”, dijo con humor Marcelo Moura, creador de la banda junto con sus hermanos Julio y al siempre recordado Federico, quien murió en diciembre de 1988.
“Nos pareció una idea piola de agradecer tantos años de compañía de la gente, porque pasan los años, pasa el tiempo y muchos de nuestros fans tienen hoy 18 años, es algo increíble; este show también es para todos ellos que no nos han visto aún en vivo. Estamos muy felices, en un muy buen momento y como siempre estamos disfrutando de lo que hacemos: queremos recorrer todos los lugares que podamos con este nuevo show en el que yo canto, pero también va a cantar Julio y Federico también va a estar presente en una pantalla, gracias a los avances de la tecnología”, contó Marcelo que destacó que “más allá del estilo de música, no sé cuántos grupos pueden hacer un show de más de una hora y media con todos los temas conocidos por todos, cantados por todos; no suele ser algo común”.
Más allá de un sonido que sabe de contemporaneidad desde el primer día de la banda, hay algo en las letras de las canciones de Virus que en este tiempo se resignificó porque, precisamente, este tiempo de ampliación de derechos y de diversidades se volvió una caja de resonancia para clásicos como por ejemplo “Sin disfraz” o “Tomo lo que encuentro”, entre más.
“Nosotros siempre hemos apuntado al arte, siempre hemos sido muy amantes de lo que hacemos y muchas veces hemos jugado en contra de nuestros propios intereses pero, al mismo tiempo, siempre a favor de nuestras convicciones; por esto quizás nunca fuimos el grupo tan explosivamente popular pero sí, con el correr del tiempo las cosas van decantando y en el presente Virus es el grupo más escuchado de los de ésta década maravillosa que fueron los 80, seguimos vendiendo y nuestros temas se siguen reproduciendo miles de veces y todo eso está absolutamente ligado al contenido de la obra, porque nuestro objetivo siempre fue el arte, si eso después era exitoso o no ya era una consecuencia”, planteó Marcelo. Y profundizó: “Uno como artista es finito, tiene un tiempo de vida, pero la obra no lo es. Hoy podés conocer un artista porque lo ves todo el tiempo en la tele pero eso es efímero, en cambio seguimos escuchando Mozart porque lo que vale es su obra”.
A la vida hay que hacerle el amor
El músico habló también acerca de aquél momento creativo y tan innovador que fueron los 80 y de la conciencia de ruptura que generaría con el tiempo la propuesta de Virus. “Sabíamos que estábamos haciendo algo corrido de lo que se escuchaba porque nos lo hicieron saber a la piñas: nuestra aparición fue vista como la de un grupo banal, superficial; sobre todo si tenemos en cuenta que aparecimos en el período de la dictadura militar y nosotros cantábamos cosas como «a la vida hay que hacerle el amor» o «hay que salir del agujero interior», pero todo era mucho más profundo de lo que creían: tenemos un hermano asesinado por la dictadura militar y sentíamos que la forma de manifestarnos era no la de ir a tirar piedras sino desde otro enfoque, desde querer la vida y defenderla, poner por delante lo que sí y no lo que no”, planteó.
Y cuestionó: “Vivimos viendo lo que está mal, que es mucho, pero no se valora a una enorme cantidad de gente que hace cosas maravillosas, gente muy talentosa que no aparece; los primeros planos de los medios los ocupa generalmente la gente que ha arruinado este país durante tantos años”.
Como un eco de cuarenta años de modernidad, como la propuesta artística que no sólo marcó a una generación sino que rompió con ciertas lógicas preestablecidas en el mundo de la música, extremadamente machista, y cuando la idea de una potencial deconstrucción de todo eso no era ni siquiera imaginada, Virus llegó para decir algunas cosas importantes: “Considero que Virus fue un cambio y por eso hablo de la profundidad de las cosas más que de lo exitoso de las cosas. Nosotros fuimos pioneros en la defensa de los derechos y las libertades personales. Recuerdo perfectamente a nuestro hermano Federico en la compañía discográfica firmando un contrato, y estos señores pidiéndole que por favor no se supiera que él era homosexual, en un momento en el que ser homosexual era ser un asesino serial. En ese momento, Federico los mandó al diablo, y de vuelta a casa compuso «Sin disfraz» que es una canción que habla de la homosexualidad; pero también fuimos el único grupo que en la dictadura se negó a actuar para los militares, con consecuencias tremendas. Por eso digo que muchas veces actuamos en contra de nuestros intereses: nos significó desaparecer de las radios, ser amenazados de muerte por la misma gente que había matado a nuestro hermano”.
Y de regreso a la deconstrucción del machismo en la industria de la música, planteó: “Más que una cuestión de forma tiene que ser una cuestión de fondo; uno siempre es lo que hace y no lo que dice. No importa tanto cómo uno se declare, si es a favor o en contra de tal o cual cosa. Lo verdaderamente importante es cómo uno actúa en la vida y nosotros hemos sido criados, afortunadamente, en una familia con una mentalidad muy abierta y en un clima de amor, códigos y ética, y eso es lo que ha marcado la carrera de Virus desde que empezó hasta al día de hoy y hasta el último día en el que toquemos”.
Este comienzo del último tramo del recorrido de la banda está acompañado por más música: un disco tributo del cual participaron artistas de distintas generaciones que a lo largo de su recorrido y su presente se sintieron influenciados por la emblemática banda platense. Se trata de Viaje de placer, que ya cuenta con dos partes, donde “Me puedo programar” fue interpretada por Rayos Láser, “Imágenes paganas” por Bruno Albano y “Polvos de una relación” por Potra. También aparece “Amores perpetuos” por los chilenos Javiera Mena y Alejandro Paz y “Dame una señal” por Moreno Veloso y Nacho Rodríguez, ambos brasileños. Pero hay más: en la segunda edición Ibiza Pareo hace “Encuentro en el río”, Massacre “El Probador”, Leo García “Pecados para dos”, Superido “Tomo lo que encuentro” y Uma “Sin disfraz”.
En ese recorrido de cruces generacionales, en el show de este viernes en Rosario, como ya pasó en el Quilmes Rock con “Luna de miel en la mano”, estará Benito Cerati en el escenario, quien además se presenta este sábado en la Lavardén. “Es muy fuerte lo que pasa; nosotros con Soda Stereo tenemos una historia muy fuerte porque nuestro hermano Federico les produjo el primer disco, los llevamos a nuestra agencia e hicimos varios años de giras juntos: abría Soda y cerraba Virus. También participamos unos en los trabajos de otros. Gustavo hizo guitarras en «Imágenes paganas», hay una amistad de toda una vida. Y Benito no sólo es un cantante fantástico sino que además es un chico divino, y cuando compartimos el Quilmes se nos movió el piso por todo lo que significa para nosotros su padre (Gustavo Cerati), esa historia, hay una cosa casi paternal con él. Cuando lo abrazo a él, siento que es un poco su padre el que lo está abrazando”, dijo Marcelo finalmente.
Para agendar
Virus se presenta este viernes en Rosario, en la Sala de las Artes (Suipacha y Güemes) y este sábado en Tribus de la ciudad de Santa Fe. Las entradas para el show local, que dará comienzo a las 21, se venden en Amadeus (Córdoba 1369 local 9) o a través de la plataforma https://entradaplay.com/detalle/VIRUS-EN-LA-SALA-DE-LAS-ARTES/