El “desentusiasmo” confeso de Carlos Reutemann para 2011 colmó ya la paciencia de varios delfines peronistas, filo peronistas y neo peronistas.
Cazador de tiburones, Eduardo Duhalde olfateó la sangre y salió a mostrarse como la única opción en el PJ disidente capaz de canalizar el rechazo electoral al matrimonio Kirchner.
La discreción y equilibrio que hasta hace poco eran un valor agregado en la estampa de Reutemann comenzó ahora a ser leído como una preocupante desidia política en medio del agitado escenario institucional de la Argentina. El senador santafesino prácticamente abandonó la proa del reclamo rural, donde Hermes Binner se posicionó con el jefe de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, como potencial candidato a gobernador, y estuvo ausente en toda la polémica por el uso de las reservas del Banco Central. Para colmo, su ex aliada incondicional, Roxana Latorre, se muestra cada vez más zigzagueante en el Senado, alternando apoyos al kirchnerismo con confesiones perturbadoras para el ex piloto: “Si Reutemann fuera candidato a presidente, seguramente lo estaría votando”.
Más allá del especialísimo caso Latorre, las viudas de Reutemann iniciaron un paulatino pero contundente éxodo hacia el duhaldismo. El entrerriano Jorge Busti es un ejemplo paradigmático. Desde la polémica Resolución 125 por las retenciones móviles abandonó las filas del kirchnerismo y se encolumnó detrás de Reutemann. Fue uno de los principales impulsores de su candidatura presidencial y creyó en la promesa del ex gobernador de Santa Fe sobre un eventual lanzamiento para 2011 en el inicio de las sesiones ordinarias del Congreso. Pero Latorre, el imprevisible Carlos Menem –alma máter de Lole como criatura política– y algún otro senador pendulante privaron a la oposición de convertirse en la nueva mayoría de la Cámara Alta. Ante ese escenario pantanoso, donde Reutemann no puede afirmarse como jefe del PJ anti K, el “desentusiasmo” se apoderó del ex piloto de Fórmula 1. Y también de sus adeptos.
Busti reflotó su vínculo con Duhalde y lo considera por ahora su principal opción para 2011. La semana pasada el ex gobernador de Entre Ríos cenó con un duhaldista ilustre Alberto Iribarne, ex Ministro de Justicia de la Nación. En una cantina vasca, y acompañado por su esposa diputada Cristina Cremer, Busti elogió la convicción de la campaña duhaldista y tendió un manto de dudas sobre el proyecto reutemista.
Este efecto dominó del PJ disidente alcanzó también al neoperonista Francisco De Narváez, quien se mostró esta semana con Busti dialogando sobre la situación política y social del país y del peronismo federal como alternativa de cambio.
La aspiradora duhaldista alcanza también a legisladores porteños de Unión PRO como el sindicalista de azar Daniel Amoroso y Cristian Ritondo, alineados con la CGT Azul y Blanca de Luis Barrionuevo, uno de los principales auspiciantes del proyecto presidencial del caudillo bonaerense.
El jefe de gobierno de la Capital Federal también reorientó su estrategia hacia Lomas de Zamora y ante el coqueteo del colombiano De Narváez con una aventura presidencial ya gestiona un encuentro a solas con Duhalde. El alcalde empresario busca frenar la avanzada de su socio de Unión PRO quien amenaza con eclipsar su filo peronista candidatura 2011 y por eso acude a las artes del ex presidente, quien todavía se mofa de ser el gran elector del PJ disidente.
En ese pelotón de dirigentes huérfanos de un liderazgo abarcativo se inscriben también el chubutense Mario das Neves y el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, uno de los pilares del eje agroperonista que Reutemann lideraba hasta hace poco junto a Busti.