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“Vivimos en una sociedad que tiene nostalgia de la crueldad”

El director y maestro de teatro local habla del estreno de “La Orden del Dragón” y de la reposición de “Cirujas”, obras que se presentan dentro de un ciclo de verano y en el contexto de los 25 años de recorrido del Grupo Laboratorio de Teatro El Rayo Misterioso

Una vasta y rica producción teatral de un puñado de obras emblemáticas que marcaron un camino trazado a partir del cruce entre ética y estética, sumada a la férrea convicción, contra viento y marea, de que el único recorrido posible es siempre empujando el carro hacia adelante por más pesado que resulte, son las marcas más visibles de estos 25 años de recorrido del Grupo Laboratorio de Teatro El Rayo Misterioso, creado por el actor, dramaturgo, director y maestro local Aldo El-Jatib en 1994.

En diálogo permanente con el tiempo que le tocó transitar, en principio, en medio de los vaivenes de una joven democracia que convivía con las heridas abiertas de la última dictadura cívico-militar, en estos 25 años, el grupo militó sus espacios, editó sus propias publicaciones, organizó infinidad de ciclos y propuestas de formación, desarrolló el Encuentro Internacional de Grupos Experimenta de forma anual, llevó sus espectáculos por importantes festivales del mundo y logró cumplir, después de varias mudanzas y gestiones, con el viejo sueño de la sala propia. El Rayo funciona en la actualidad en una vieja casona reciclada con mucho esfuerzo, que está ubicada en el corazón de Pichincha, en Salta al 2900.

Es así como el presente año no será uno más para El-Jatib y su equipo artístico, dado que desarrollarán a lo largo del año una serie de actividades, para comenzar con un ciclo de verano que ofrece por estos días dos estrenos, uno de ellos a modo de reposición.

El primero, que se verá los jueves de enero es Cirujas, estrenado en 1995, ahora bajo la dirección de María de los Ángeles Oliver, y con las actuaciones de Yamil Barbero, Gianina Rodríguez, Camila Urruchua y Lara Abraham. El otro, que se conocerá este viernes, se titula La Orden del Dragón, y vuelve sin remilgos sobre los entretelones de la última dictadura, bajo la dirección de El-Jatib y con las actuaciones de María de los Ángeles Oliver, Ada Cottu, Victoria Guercetti, Iván Brodoloni, Sebastián Arriete y Exequiel Orteu.

Ambos trabajos responden a un tiempo. Por el lado de Cirujas, a lo perturbador que resulta pensar en el presente una realidad incontrastable de mediados de los años 90, con un país vaciado y con gran parte de la población viviendo por debajo de la línea de la pobreza, algo que el regreso de la política de mercado trajo en los últimos años como una de sus consecuencias más feroces. Y por el lado La Orden del Dragón, la reinstalación de la derecha vista en el presente desde las atrocidades de la última dictadura como una “espeluznante acción fantasmal a distancia”.

Entre la basura

Estrenado en 1995 en un espacio ubicado en la parte posterior de la ya desaparecida sala Vivencias de Mendoza al 1100, Cirujas, el primer y escalofriante espectáculo que El-Jatib dirigió al frente de El Rayo, marcó el pulso del devenir de un grupo cuya estética vinculada al teatro antropológico ofrecería en los años siguientes trabajos memorables como MUZ.

“Hicimos un preestreno de la obra en diciembre, y dado que esta versión la dirige María de los Ángeles Oliver tratando de recrear la puesta original, me sorprendió muchísimo la actualidad que tiene el material, porque contaba a mediados de los años 90 algo que también está sucediendo ahora; la gente en la calle, la pobreza, todo vuelve a pasar: son 25 años de una parábola que pareciera un viaje en el tiempo”, expresó El-Jatib a El Ciudadano acerca de este espectáculo que transita cierta oscuridad y que, entre otras cosas, reveló un lenguaje que el director profundizaría a lo largo de los años. Se trató de un camino estético elegido, estudiado y trabajado desde la potencia de las imágenes que abrió un camino inexistente en medio de la producción teatral local imperante.

Los monstruos asesinos

El espectáculo es, al mismo tiempo, una crítica a esta gente que nos está gobernando, que de alguna manera son los hijos y los nietos que nos han dejado las grandes dictaduras a lo largo de la historia del país

En un tiempo en el que la derecha vuelve a poner su pie con prepotencia en gran parte del planeta, no casualmente, El-Jatib junto a su grupo estrenará este viernes por la noche La Orden del Dragón, que toma como disparador la última dictadura cívico-militar.

“En 1976, Año Chino del Dragón, sucedió en Argentina una de las catástrofes más grandes de su historia. Un grupo de monstruos asesinos, militares, oligarcas, banqueros, terratenientes y empresarios, sumieron al país en la más cruel de las noches implementando una tecnología del infierno con espantos planificados”, escribió El-Jatib. Y completó: “En nombre de la «seguridad nacional» y «la salvación de la Patria» secuestraron y torturaron salvajemente a verdaderos inocentes. Los asesinaron, les robaban sus pertenencias y se apropiaron de sus niños”.

“El golpe cívico-militar de marzo del 76 fue una especie de emergente de toda la violencia que había vivido la Argentina a lo largo de su historia. Ese golpe de Estado fue el pico de esa violencia, donde operó toda esta gente, los militares junto con el apoyo de los banqueros, la aristocracia argentina, los terratenientes y la mayoría de los empresarios, algo que no hay que olvidar, porque detrás de aquellos uniformes pasaba algo en la sociedad de entonces que es muy parecido a lo que está sucediendo ahora aunque con otros métodos”, adelantó el creador.
“Algunos de los textos que aparecen en la obra –continuó– fueron extraídos de las declaraciones reales de algunos de los sobrevivientes; en el material hay una presentación directa de muchas de las aberraciones que se cometieron en aquellos años y que todavía hay gente que las pone en duda, porque no han alcanzado a tomar conciencia de la dimensión atroz de lo que pasó en el país”.

Y profundizó: “Vivimos en una sociedad que tiene nostalgia de la crueldad, y también parece tener nostalgia de las injusticias; hay gente a la que parece que le encanta una gestión como la que tenemos ahora, donde se planifican ilícitos y persecuciones, donde mucho de todo eso está basado en la mentira. Hay gente y medios de comunicación con discursos que parecen de Goebbels, por esta afirmación suya que sostiene que «una mentira repetida mil veces se vuelve verdad». Yo me pregunto todos los días hasta cuándo les van a creer, hasta cuándo van a mentir, cuándo nos vamos a despertar y salir a la calle, porque muchos sentimos una impotencia muy grande. Nosotros, por suerte, tenemos al teatro que nos permite expresarnos”.

Invitados a una nueva gira europea que llevarán adelante entre octubre y noviembre por España y Francia, luego del reconocimiento recibido a lo largo de los años, pero en particular, a partir de su espectáculo anterior, El fabuloso mundo de la tía Betty, el director completó: “El dragón es el gran destructor y la orden, es porque se trató de un plan, una secta, un conjunto de personas que se reúnen y deciden derechizar todo con represión, injusticia social y la desaparición, tortura y muerte de personas, algo que ahora no está pasando porque desde su óptica no les conviene o está «pasado de moda», más allá de que ahora utilizan otros métodos como la persecución ideológica, una serie de injusticias y el traslado de dinero a las grandes corporaciones, que no casualmente es lo mismo que hizo en el país la dictadura”.

Y cerró respecto de las metáforas que encierra la nueva propuesta: “El espectáculo es, al mismo tiempo, una crítica a esta gente que nos está gobernando, que de alguna manera son los hijos y los nietos que nos han dejado las grandes dictaduras a lo largo de la historia del país”.

Poética del absurdo

Pareciera que aquellos que no conocen su historia están, como dice la frase, condenados a repetirla, pero además pareciera que vemos sólo lo que supuestamente avanza pero no lo que retrocede; creo que en esa síntesis está un poco el planteo de mi teatro

La repetición que es propia del teatro del absurdo es una marca en la producción teatral de El Rayo Misterioso desde sus comienzos, algo que más allá de las cuestiones poéticas tuvo siempre su correlato en lo político y social donde la repetición de lo atroz se ha vuelto moneda corriente. “En mi trabajo hay una línea estética pero claramente la repetición tiene que ver con estos fenómenos que vuelven a pasarnos; para nosotros es una forma de trabajar, que tiene una búsqueda y un compromiso actoral desarrollado de manera paralela con la preocupación de que el actor tenga una técnica que le permita desarrollar esa poética con precisión y de este modo tenga un mayor poder de comunicación. Hay algunas escenas, algunas imágenes que se repiten a lo largo de los años y las obras. Tanto en el campo de lo familiar como en los social y lo político, la repetición de esas escenas tiene que ver con esas situaciones que se repiten, porque de ese modo estamos haciendo nuestra propia lectura de la realidad. Si sos honesto y ponés tu propia realidad en escena, eso es algo que se va a proyectar en el espectador; es un poco esto que decía Tolstoi: «Pinta tu aldea y pintarás el mundo»”, evaluó el creador.

“Pareciera que aquellos que no conocen su historia están, como dice la frase, condenados a repetirla, pero además pareciera que vemos sólo lo que supuestamente avanza pero no lo que retrocede; creo que en esa síntesis está un poco el planteo de mi teatro”, consideró.

Y respecto de la conflictividad socio-política que atraviesa el país completó: “Hay una problemática psicológica colectiva donde pareciera que hay una especie de regodeo por la repetición, que es esto que se instala y que nos lleva a estar mal porque supuestamente no podemos estar completamente bien, y por eso este odio a la administración anterior, esa bronca por los cambios que hubo, donde un portero, cualquier trabajador, el albañil de al lado de mi casa se iba de vacaciones o se compraba un auto; es un odio que se repite hacia aquello que está bien, hacia la posibilidad de avanzar, y en eso recae esta pavada de la que tanto se habla, esta supuesta «grieta» que es algo que existió siempre, porque para mí la sociedad está dividida en dos: un sector que no tiene sensibilidad para con los demás y otra gente que está preocupada por el bienestar colectivo, porque sus hijos tengan un futuro. Yo soy de los que piensan que habría que hacer algo urgente con esto que nos está pasando con el país”, analizó.

Cultura en crisis

Autogestionados ciento por ciento en sus primeros años hasta la irrupción hace dos décadas del Instituto Nacional del Teatro que en su momento fue uno de los pilares para la adquisición de la sala propia pero que en la actualidad atraviesa un momento de gran conflictividad, El-Jatib analizó finalmente respecto de este tema: “Lo que está ocurriendo con el país en general tiene su réplica en el campo de la cultura en particular. Hay que imaginarse que si les quitan las pensiones a las personas discapacitadas o recortan las jubilaciones, como no nos van a recortar los subsidios a los artistas que supuestamente somos «unos vagos que no sirven para nada». En este momento, desde el INT hay actitudes autoritarias, casi fascistas, que no permiten, por ejemplo, que funcione el Consejo de Dirección; hay una serie de acusaciones injustas, de pedir papeles que no existen, hay una clara persecución en ese sentido”.

Para agendar

La obra teatral Cirujas se podrá ver en El Rayo, de salta 2991, los jueves de enero a las 21. Por su parte, La Orden del Dragón se conocerá este viernes, en ese mismo horario, y se mantendrá en cartel todos los viernes de enero, febrero y marzo

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