Aprender a vivir la vida con optimismo es creer en ti mismo por encima de todo, es creer que la vida puede ser vivida sin dramatismos. Es poder elegir una óptica diferente para observar nuestra situación de vida; ello no significa que todo sea color de rosa sino que el optimismo me permite ver aun aquellas situaciones que resultan difíciles de vivir –la pérdida de un ser querido, una crisis laboral, una enfermedad– de un modo más íntegro. Esto permite llevar una sonrisa en la boca incluso en los momentos más desafiantes de nuestras vidas.
Implica poder ver el vaso medio lleno y no el vaso vacío. Nuestra mente por años ha sido acostumbrada, a través de la educación que hemos recibido, a centrarse en nuestras carencias y limitaciones, en lo que nos resulta negativo, sin darnos cuenta de que al hacerlo atraemos más de lo mismo.
Debemos ser conscientes de nuestro poder interior ya que el mismo nos permite avanzar transitando los caminos de la vida con fortaleza, valentía y confianza. Trata de permanecer equilibrados, que la crítica no nos derribe, por el contrario, podemos a través de ella fortalecernos aún más.
Cada día podemos optar por centrarnos en lo positivo de una situación o, por el contrario, centrarnos en lo negativo y ocuparnos sólo de lamentarnos y quejarnos por aquello que consideramos injusto. Aunque la queja puede ser lo primero que muchos toman como opción, ésta por sí misma no soluciona la situación que atravesamos, sólo es desde la acción que podemos hacer algo para remediarla.
Desde el momento que decido qué es mejor hacer que lamentarme me ubico por encima de la situación problemática. ¿Acaso quejarnos por todo aquello que no nos gusta soluciona en algo aquello que vemos como un problema? Lo único que genera la queja es energía negativa. Si decido cambiar la óptica con que observo la vida ésta cambiará automáticamente. En otras palabras, vivir con optimismo significa reemplazar el “no me gusta esto” por “¿cómo puedo hacer para mejorar esta situación?”. ¿Con qué herramientas cuento para solucionarla? Esto es ubicarse en una óptica optimista de ver la vida.
Esto implica, al mismo tiempo, alinearnos con la energía de la plenitud en lugar de la escasez, centrándonos en aquellas cualidades que ya poseemos. Ser optimista es animarnos a volver a intentarlo. El optimismo nos permite levantarnos aunque hayamos caído, lo intentas una y otra vez hasta lograrlo. ¡Vamos, ánimo! La tormenta ya pasó, sólo resta ir hacia adelante. Dejamos de lado nuestras carencias o limitaciones para enfocarnos en aquello que hemos logrado, nuestras virtudes son tenidas en cuenta por encima de nuestros defectos.
Para ello, puedes elaborar una lista de las cualidades que posees, trata de mirarte con gentileza, perdónate por no ser perfecto, después de todo eres un ser humano y no una máquina. Mantén contigo mismo un diálogo positivo: “Soy capaz, tengo las cualidades y herramientas para lograrlo”; “confío en mis propias capacidades de decidir sobre aquello que quiero en mi vida”. De este modo, la esperanza y el optimismo me nutren cada día permitiéndome sentirme una persona bendecida por ser quien soy.
Recuerda reservar un tiempo para ti mismo, en el cual puedas sentirte a gusto contigo mismo, valorando todas las acciones y decisiones tomadas en tu vida que son las que te han permitido llegar a este Aquí y Ahora, a este presente. Cree en la posibilidad de hacer tus sueños realidad, somos artífices de nuestras vidas y para que ésta sea grandiosa debes aprender a valorar cada uno de las pequeñas acciones y elecciones tomadas a diario sin importar los reveses sufridos, sino confiando en las oportunidades que cada día tenemos.
Nunca desistas, no importa la edad o las condiciones en las que estás, lo importante es seguir intentándolo. Vence tus miedos e inténtalo de nuevo, si no lo haces nunca sabrás de lo que eres capaz.
No te lamentes por aquello que no has podido realizar en el pasado, agradece la experiencia porque ello te permitió darte cuenta y realizar un cambio, desapegarte de tu negatividad y reemplazarla por esta energía positiva con la cual te vinculas con el optimismo. A veces nos molesta el hecho de no haber podido hacer lo que queríamos cuando queríamos, o del modo que quisiéramos; el optimismo es lo que nos permite darnos cuenta de que, aunque lo sucedido no lo puedes cambiar, no significa que no tengas nuevas posibilidades de intentarlo. Céntrate en aquello que quieres en tu vida y olvida lo que no quieres, lo que te resulta molesto, tu energía debe estar enfocada en tus objetivos, en tus cualidades no en aquello que te limita. Ser optimista es creer en ti mismo. Es soltar todas y cada una de las emociones negativas que nos condicionan para desapegarnos de ellas. Si te aferras a ellas el optimismo se ve afectado por la energía negativa de emociones como la rabia, el resentimiento, el rencor, la tristeza, el enojo, puesto que todas estas emociones nos impiden ser felices. El desapego es la clave, no debemos identificarnos con la emoción que nos causa algún malestar, simplemente debemos dejarla ir.
Como ejercicio a realizar podemos tomar aire aspirando profundamente, llevando el aire que ingresa por nuestro cuerpo hasta el Hara inferior (centro de energía localizado bajo nuestro ombligo) y cuando exhalamos, podemos realizarlo en tres tiempos, dejamos ir las emociones que nos provocan malestar; en la última exhalación al mismo tiempo abrimos las manos soltando hacia la tierra todo aquello que nos causa algún malestar, visualizando cómo esa energía es absorbida y disuelta en la energía de nuestra madre tierra.
Es conveniente tomarnos un tiempo para retornar al encuentro de nuestra calma y bienestar interior. Sentarnos a reflexionar sobre qué aspecto de nuestra vida nos molesta, buscar en nuestro interior la respuesta, llenarnos de energía renovada respirando calmada y conscientemente.
El mantenernos optimistas nos ayuda a transmutar las emociones que nos provoca malestar. El optimismo y la esperanza nos permiten seguir adelante confiando que el camino se abra para que lo podamos transitar libres de preocupaciones, con confianza y con fe, con voluntad y firmeza.
La energía de la abundancia está relacionada estrechamente con el optimismo, puesto que es imposible que la escasez, la sensación de carencias y de limitaciones puedan existir si somos optimistas. Todo esto no significa que estamos negando la existencia de problemas sino, por el contrario, el optimismo permite mantenernos abiertos a ver la situación que atravesamos desde diversos ángulos. Así, aceptas las dificultades para luego ver el modo adecuado de resolverlas. Cuando podemos hacer esto, en todo momento evitamos juzgarnos, tratamos de mantener nuestra autoestima, confianza y seguridad en nosotros mismos.
Vivimos de este modo, sin dramatismos que exacerban nuestras dificultades y logramos abrirnos a la llegada de nuevas oportunidades a nuestras vidas que permitan nuestro crecimiento, y la superación exitosa de lo vivido. Confías en tus capacidades de adaptación, en tu poder interior, en la Energía Universal de la cual nos nutrimos, que nos permiten seguir adelante viviendo la vida con optimismo.