La conocida como isla del Pele, frente a las ciudades de San Lorenzo y Puerto General San Martín, era hasta este jueves la única que se mantenía a salvo de las llamas. Entonces perdió ese raro privilegio en medio de la devastación del humedal y hasta allí fue un grupo de voluntarios a contener las llamas, con escasa ayuda de las brigadas de Nación y la provincia de Santa Fe.
Una decena de voluntarios de la Brigada Punta de Flecha, de Granadero Baigorria, a puro coraje pero con elementos de seguridad y cuidado, se dedicaron a apagar el foco que amenazó al menos una vivienda, además de, como hizo en el resto del Delta, arrasar con la flora y fauna del lugar. Allí, incluso, una ONG ambientalista había iniciado una tarea de reforestación. Ahora, todo está en peligro.
“El Estado está ausente, tendría que estar en este momento. Si nosotros no estamos, acá se quema todo”, lamentó uno los voluntarios ante las cámaras del programa De 12 a 14 (El Tres).
El Estado se hizo presente con un avión hidrante, que le dejó la posta a un helicóptero, pero no fue suficiente. Los voluntarios, en tierra, cargaron con el trabajo arduo y constante.
“Ayer tuvimos la clara realidad de que con un hidrante y trabajando en conjunto, es la manera. Acá tendría que estar el Estado, se queman los brotes nuevos, se quema todo, es un desierto”, lamentó un brigadista.
Los ambientalistas insistieron en el pasivo ecológico que dejarán los incendios en el humedal del Paraná, que se extendieron desde febrero último desde el norte de Santa Fe hasta el norte de Buenos Aires, con innumerables focos frente Rosario y el cordón industrial, en territorios bajo jurisdicción de Entre Ríos. También apuntaron al origen intencional de muchas de las quemas, expandidas sin control, por las particulares condiciones de sequía y bajante del río. “Están queriendo limpiar tierras a costo de dos años de sequía y están rompiendo el ecosistema, dos años de economía para su bolsillo. Eso es una locura, porque esto va a tardar unos 20 años para recuperar todo lo que se está perdiendo”, dijeron.
El director del Instituto Nacional de Limnología, que depende del Conicet y de la Universidad Nacional del Litoral, tiene el mismo pronóstico: “Algunas regiones del Delta se recuperarán rápidamente, pero a otras les tomará 5, 10 o más años poder recuperarse”, evaluó Pablo Collins, doctor en Ciencias Naturales.
Foto Facebook de Pablo LosAliadoS