Los habitantes de la isla El Espinillo utilizan desde hace 40 años la bajada Génova, lindera con la guardería náutica erigida en el predio del club Rosario Central, a la altura donde la avenida del mismo nombre termina sobre el final del bulevar Avellaneda. Y hace mucho que le reclaman a la Municipalidad poner en condiciones el espacio, que se tornó peligroso por sucesivos desmoronamientos de viejos contrapisos y escaleras, además de no contar con iluminación. La Multisectorial por los Humedales (MH) organizó para este sábado una jornada solidaria para conseguir los materiales necesarios y avanzó en la reparación, en el marco de una actividad de difusión para, también, poner en en valor el espacio en la conciencia de los rosarinos y de quienes pasan por la ciudad.
Decenas de voluntarios acudieron a la convocatoria que la MH lanzó en conjunto con la Comunidad El Espinillo para este sábado partir de las 14 con estricto respeto por las medidas de seguridad sanitaria de distanciamiento y barbijos. El lugar donde se concentraron queda en Génova y el río, al lado de los característicos silos de la arenera, frente a la cancha de Rosario Central. Habían pedido colaboración de materiales de construicción como bolsas de cemento, tachos plásticos de 200 litros y varillas de hierro torsionado de 8 milímetros. Y recibieron un poco de cada cosa, lo suficiente para, después de un operativo de limpieza (sacaron 27 bolsas de consorcio llenas de residuos), fijar escombros y hacer una nueva carpeta las partes más dañadas de la pasarela hacia el río, además de asegurar los pontones flotantes con nuevos tanques. Incluso alcanzaron a reconstruir algunos de los escalones de acceso, sumamente deteriorados desde hace tiempo. Y mientras una parte de los voluntarios hacía el trabajo manual, otra parte hacía tareas de difusión invitando a conocer el sitio e informando que se trata de una de las dos únicas bajadas públicas con las que cuentan los habitantes de las islas, apenas un puñado de metros de los cerca de 18 kilómetros de ribera sobre el Paraná dentro de los límites de Rosario.
Los habitantes de El Espinillo utilizan la bajada Génova desde hace unas cuatro décadas. En un principio, llegaban y partían por la llamada bajada Neptuno, también en Arroyito, un acceso que terminó siendo parte del club Náutico Avellaneda. Se trasladaron al predio donde operaba la arenera Righetti, a la altura de calle José Ingenieros. De allí tuvieron que correrse, otra vez, cuando sus propietarios se lo vendieron a la misma institución deportiva. Se mudaron, junto con la arenera, al espacio en el que construyó sus nuevos silos, donde la calle Pedro Tuella desemboca en Avellaneda. Y hace poco más de 40 años recalaron unos metros más al norte, en la bajada Génova. Está al lado de la guardería náutica Botar, con la que comparten el ingreso al inicio de la avenida Carrasco, como se denomina hacia el norte (Centenario en la mano contraria).
El sitio está en pésimas condiciones. Sin luz, lo que dificulta la llegada o partida durante la noche, y con un acceso peligroso: una escalera desvencijada, un pontón ladeado y un camino de losa en buena parte desmoronada.
Salir y entrar de la canoa o la lancha implica hacerlo en el agua, y después sortear los obstáculos del terreno. Gabriel Callegri, uno de los referentes de la comunidad de El Espinillo, explicó que no es por comodidad que reclaman acondicionar el lugar. Un tío suyo, días antes de hablar con El Ciudadano en septiembre del año pasado, había sufrido un infarto cuando subía con dificultad por los traicioneros escalones que llevan hasta un camino igualmente deteriorado y, por último, a la salida por avenida Carrasco. Lo llevaron con una camioneta hasta el Hospital Alberdi, pero los médicos no pudieron salvarlo.
Bajada Génova, el peligroso ingreso a Rosario que la comunidad de isla El Espinillo pide regularizar
La importancia de contar con un acceso seguro a Rosario para los isleños se puso de nuevo en evidencia con la emergencia ambiental en el Delta, causada por el descontrol de las quemas en medio de una bajante histórica del río y la prolongada sequía a lo largo del año pasado. Muchos habitantes de las islas quedaron cercados por las llamas. No pocos perdieron sus viviendas. Los que viven en El Espinillo, en su mayoría dedicados a la pesca, son los que se movilizaron. Pero destacan que una bajada en condiciones beneficiará también a sus pares de la isla El Charigüé, con familias que viven de la ganadería sustentable, y de El Embudo, que en parte trabajan en el cuidado y mantenimiento de otras viviendas y en la reparación de taxis y fletes náuticos.
La vida, el trabajo y la dignidad
Poder cruzar a Rosario en 15 minutos y desembarcar con seguridad implica, en algunos casos, la posibilidad de salvar una vida en riesgo. Y también la de mantener un sinnúmero de oficios en las dos orillas.
«Desde la MH entendemos que el acceso a la ciudad, para estas familias, supone el acceso a insumos, alimentos y salud (entre otros), y que personas de todas las edades y condiciones deberían tener un espacio digno para amarrar en la costa. Creemos, además, que este espacio es un bien común. Es por esto que, tras 6 meses de solicitudes de avance y reclamos de la obra pública, este fin de semana estaremos realizando actividades para avanzar con lo que la gente necesita: un acceso medianamente digno (o no inseguro) a la ciudad», publicó el colectivo ambientalista en su cuenta de Facebook.
«Recién esta semana, y luego de sostener reuniones con el intendente Pablo Javkin y distintas Secretarías del municipio desde octubre hasta febrero, se realizó una obra de desmalezamiento y soldadura de una escalera para subir la barranca. Sin embargo, aún quedaba la obra fundamental de lo que fue el acuerdo de solución a corto plazo para mejorar las condiciones de acceso a la ciudad: el arreglo del muelle», puntualizó la MH.
“Este lugar de desembarco es para provecho de todas las comunidades isleñas de la zona. Solicitamos una pronta aprobación en el Concejo Municipal de un proyecto que adecue esta bajada a las necesidades de las comunidades. Solicitamos al señor intendente de Rosario y a todxs lxs concejales,responsabilidad y premura. Esta bajada es de vital importancia y dependemos de ella en casos de emergencias como la ocurrida hace muy poco. Solicitamos su pronta legalidad y adecuación. Gracias”, es parte del texto que los habitantes de El Espinillo habían hecho circular entre asociaciones y grupos relacionados con el río a mediados del año pasado.