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Volver a Mariátegui para analizar y transformar la realidad social y educacional

Juan Pablo Casiello, autor del libro «El pensamiento de Mariátegui. Cambio social y educación en nuestra América», subrayó la importancia de volver a estudiar a Mariátegui y delineó los conceptos que deberían adoptarse para salir de la crisis educativa.

“Volver a Carlos María Mariátegui nos tiene que ayudar a encontrar algunas señales para dibujar los caminos de salida”, afirmó Juan Pablo Casiello, autor del libro «El pensamiento de Mariátegui. Cambio social y educación en nuestra América», fruto de su formación de posgrado en el que analiza el aporte pedagógico del intelectual latinoamericano que pensó alternativas al actual sistema capitalista a partir del estudio de las características propias, de la realidad social de América Latina. En una entrevista con El Ciudadano, Casiello subrayó la importancia de volver a estudiar a Mariátegui y delineó los conceptos que deberíamos adoptar para salir de la crisis educativa que atravesamos. Además, el secretario general de Amsafé expresó opiniones sobre los problemas del sistema educativo en nuestra provincia y destacó que las salidas están en aumentar los presupuestos, en darles un rol central a maestras y maestros en la sociedad, y en dar un debate con la comunidad para avizorar una mejor educación.

—¿Por qué estudiar a Mariátegui?

—Sin dudas vale la pena conocer el pensamiento de Mariátegui. Pasó casi un siglo de sus principales producciones, él murió en 1930, pero no tengo dudas de la plena actualidad de la buena parte de sus escritos. Yo partiría de destacar el método de Mariátegui, su forma de analizar la realidad, en la apuesta a transformarla. Podemos con justicia pensar que este intelectual peruano fue el primero en pensar un marxismo latinoamericano, en tomar los aportes fundamentales de Marx y de Engels, pero no en forma mecánica sino aplicándolas a una realidad que en muchos aspectos era, y es, diferente a la europea. A comienzos de los años 20, en una suerte de exilio acordado con las autoridades de su país, Mariátegui viajó a Europa y conoció de primera mano las vanguardias políticas impactadas por la Revolución de los Soviets en Rusia, y también las nuevas vanguardias artísticas y literarias. Todo ese bagaje lo usó en su vuelta al Perú para estudiar a fondo la realidad de su país. Entonces escribió su obra emblemática, «Siete ensayos para la interpretación de la realidad peruana». Eso le sirvió para pensar los caminos de transformación de una sociedad brutalmente injusta y desigual. En estos tiempos de crisis tan profunda como la que atravesamos, volver a Mariátegui nos tiene que ayudar a encontrar algunas señales para dibujar los caminos de salida.

—¿Qué conceptos de este intelectual se pueden aplicar en Argentina?

Creo que lo principal es poder tomar el concepto de lucha de clases y apostar a superar este sistema comprendiéndolo a fondo. Mariátegui polemizó con una izquierda mecánica y estalinista que centraba todo en la oposición burgueses contra proletarios, cuando las cuatro quintas partes de la sociedad peruana eran campesinos pertenecientes a los pueblos originarios que vivían de trabajar la tierra. Allí hizo un aporte fundamental que es el concepto de “elementos de socialismo práctico”. En la apuesta a superar el capitalismo, Mariátegui identificó en el pasado y en el presente de estas mayorías del Perú, formas de producción y distribución comunitarias que debían ser una base fundamental para construir el socialismo del futuro. En la relación con la naturaleza que nos proponen los pueblos originarios, en las formas alternativas de la economía popular, en los lazos societales que se construyen en tantos barrios y donde la escuela pública puede tener un lugar central, allí debemos identificar bases fundamentales para enfrentar la barbarie de este sistema individualista tan feroz y construir una sociedad alternativa.

—Si miramos con los ojos de Mariátegui, ¿qué problemas tenemos en la educación santafesina en el presente?

—Mariátegui analizó un sistema educativo en el Perú que era tremendamente atrasado y desigual. También estudió modelos educativos alternativos desarrollados en Francia, en Alemania, en el México de la Revolución y, por supuesto, en la Rusia soviética. Fue un apasionado de la Reforma Universitaria que surgió en la Argentina y que luego conmovió a las universidades de todo el continente. Creo que vale que nuestro sistema educativo actual es muy distinto del que analizó Mariátegui y, a la vez, que los problemas que él denunció siguen absolutamente vigentes: la falta de presupuesto, los planes de estudio alejados de la realidad, las malas condiciones de trabajo de la docencia con salarios de miseria, la desigualdad social que el sistema educativo en muchos casos potencia, los privilegios de la educación privada, el autoritarismo de las autoridades.

—¿Qué pensás de la gestión y de las propuestas educativas del actual gobierno provincial?

—Sin dudas soy muy crítico de la gestión actual. La situación de la educación es muy difícil. No se trata de un problema santafesino o argentino; sin dudas es un problema mundial. El tema es cómo hacemos para enfrentar esta situación. Creo que se trata de definir dos grandes líneas para empezar a encontrar el camino de salida: el primero es mejorar la inversión en educación, aumentar el presupuesto; esta es una condición elemental para que las escuelas estén en las condiciones debidas y con todos los recursos didácticos correspondientes y la docencia esté bien paga y no tenga que sumar dos o tres trabajos. La otra línea debe ser la de abrir un debate a fondo con el conjunto de la comunidad y en particular con quienes sostenemos todos los días la educación, para construir colectivamente las transformaciones necesarias. Lamentablemente en Santa Fe se elige el camino opuesto. Por un lado se recorta el presupuesto educativo y por otro se definen las políticas y las transformaciones de arriba para abajo en forma autoritaria y vertical. Insisto, la problemática es muy profunda y excede a esta gestión, pero no hay duda que en estos años la crisis se ha agravado. Mariátegui venía de un hogar pobre y tuvo problemas de salud desde muy chico. No alcanzó a terminar la primaria pero fue un apasionado del estudio y de la educación. En su apuesta por la transformación social le daba a la escuela pública y a las maestras y maestros, un lugar principal. Nos llamaba a estudiar, a organizarnos en sindicatos y partidos, a luchar junto a toda la comunidad educativa, a combatir cada injusticia, a comprometernos en la lucha por los cambios sociales necesarios. En su corta vida de apenas 35 años, nos dejó una producción escrita formidable. No tengo dudas de que vale la pena volver a ella.

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