Recordar el principio, la antesala, el comienzo del amor, cuando el amor se terminó. Un “largo vuelo” por los distintos momentos de una pareja: la juventud, el encuentro, la crisis y la distancia; una metáfora de una nueva familia en estado de aniquilación (la disfuncionalidad dejó de ser tema) que, desde el teatro, se suma a la cartelera local. Se trata de Jet Lag, obra con dramaturgia y dirección de Romina Tamburello, una de las ganadoras del Concurso Municipal Cosecha Escénica 2014, que se conocerá este domingo, a partir de las 20.30, en el Cultural de Abajo (San Lorenzo y Entre Ríos), donde seguirá en cartel por los próximos meses.
“El Jet Lag es la descompensación física que tenemos los seres humanos por atravesar lugares con distintos usos horarios. Y esa sensación de los que alguna vez viajamos en avión y la sufrimos, es como entrar en un estado en el que uno se queda medio en pausa. Por eso, el título de la obra lleva como subtítulo «el amor en punto muerto». Esa idea recorre toda la obra: la de estar en punto muerto en un momento de la vida, de atravesar tiempos muertos; por eso decimos que Jet Lag es como un vuelo a través de esos distintos momentos que atraviesa toda pareja, desde ese primer encuentro y todas las crisis que atraviesan, el momento en el que llegan a formar una familia y tienen una hija, cuando toman distancia o cuando se reencuentran; todo sucede en una casa que de un momento a otro se transforma en un avión”, adelantó la dramaturga Romina Tamburello, quien debuta en la dirección con este trabajo, donde dirige a Camila Olivé, María Celia Ferrero, Juan Pablo Yevoli y Leila Esquivel, con producción, asistencia de dirección y técnica de Juan Pablo Biselli.
Integrante de la generación de teatristas rosarinos que rondan los 30 años, cuya caracterización más notable pasa por haber buscado un acercamiento con el público desde las cuestiones temáticas y de lenguaje al mismo tiempo que, desde la profesionalización, la misma franja etaria sumó factores de producción antes infrecuentes para la escena local, Tamburello estrenó en 2009 su primera obra como dramaturga, la recordada Mujeres de ojos negros, con la que dio origen al grupo homónimo, propuesta a la que luego siguieron Habitación 21, Lucía y yo (que formó parte del proyecto Cuatro Cuartetos y luego se escindió como obra autónoma) y una tarea como dramaturgista en el reciente y multitudinario proyecto Heroínas. Un raro desfiles de mujeres.
De todos modos, Jet Lag, montaje en el que la también actriz y autora de guiones para cine y tevé contó con la tutoría en dirección de Pablo Razuk, pareciera implicar un cambio en su carrera. “Yo pertenezco a una generación que, entiendo, quiere hablar de otras cosas, como por ejemplo del fin de la familia argentina tal como estaba concebida para el imaginario popular. Por eso, este espectáculo no propone para nada una idea romántica de la pareja y de la familia, porque en realidad, siguiendo la lógica que plantea la obra, es como un mismo viaje de gente pero que se toma distintos aviones. Sucede que, más allá de la transitada problemática de la familia disfuncional, eso que no funciona pasó a ser como un sello de las parejas de mi generación; es como esa sensación de estar acostumbrados a que todo salga mal. Pero además, esta obra la empecé a escribir en 2010, en el marco de un taller de dramaturgia con Romina Mazzadi Arro, y durante todo ese año que me llevó la escritura al mismo tiempo me divorcié. Creo que esa circunstancia fue la que de algún modo me hizo ver que no podía dirigirla nadie más que yo, más allá de los intentos que hice. Y entendí también que respecto de las cuestiones que son tan personales hay que hacerse cargo, incluso en el teatro, porque no hay otra manera de trabajarlas”.
En la obra hay una pareja, y una hija y una azafata como espectadoras de una vida que no les pertenece. “Jet Lag es una comedia negra acerca de un conjunto de gente que reclama atención sin saber si desean compañía”, sostuvo la directora, quien avala la idea de ciertas asimetrías que conviven en los vínculos de estos personajes. “Hay una cuestión que, en principio, es estética respecto de ciertas asimetrías, por las alturas de los personajes que es algo buscado y muy notorio, y otra que es una cuestión de estatus que se plantea todo el tiempo, y de momentos que van cambiando, de estados que van cambiando en los vínculos entre estos personajes”, completó Tamburello.
Finalmente, la actriz y directora habló del buen momento que atraviesa la producción independiente rosarina: “Hay un mundo nuevo con relación a la producción teatral independiente que está vinculado a la mayor cantidad de posibilidades que tenemos ahora, y eso es algo que también se da en el cine y en la televisión. Los subsidios y concursos que promueve el Estado nos han generado a los creadores la posibilidad concreta de visibilizarnos, de trabajar más profesionalmente, de poder ser los gestores concretos de nuestros propios proyectos. En lo personal, celebro la enorme producción teatral que hay en Rosario que, también, ha obligado en cierta forma a los medios a que tengamos un lugar y a que, finalmente, el público asista al teatro, porque de ese modo, también los teatristas nos vimos obligados, incluso hasta inconcientemente, a pensar para quién hacemos teatro y a quién queremos llegar con nuestras propuestas”.