La investigación penal que tiene como protagonista a los ex jefes de la Policía Federal de la ciudad de Santa Fe Mariano Valdés e Higinio Bellaggio pasó a manos de la Justicia federal después de que se comprobara en un peritaje que un bolso, foco del conflicto que derivó en una balacera en medio de la autopista Rosario-Buenos Aires, tenía restos de metanfetamina y éxtasis. Si bien los análisis no pudieron determinar la cantidad de droga que había en su interior, la fiscal Natalia Benvenutto destacó que el hecho ocurrió el 9 de septiembre y el bolso fue secuestrado en la sede de la Policía Federal en la ciudad de Santa Fe cuando el uniformado fue detenido, el 20, mientras que el estudio se llevó adelante este viernes y aún había restos de esta droga de diseño. Lo que motivó que los fiscales provinciales giraran la investigación a la Justicia federal y sugirieran que lo tomara el fiscal federal de Santa Fe, Walter Rodríguez, quien ya lleva adelante la causa contra el ex jefe de la delegación Santa Fe, Marcelo Lepwalts, y otros subordinados por favorecer a un narco santafesino. Sobre los atacantes, la pesquisa sospecha que bien pudieron ser otros federales.
Si bien aún resta responder varios interrogantes, los investigadores adelantaron que ya se hicieron casi todos los peritajes, sólo falta una prueba 3D sobre la trayectoria de las balas incluso la que hirió a Valdés en el brazo derecho y las que éste disparó.
El otro eje de la investigación fueron los atacantes. Los fiscales indicaron en la conferencia de prensa de este viernes que lo que hay hasta el momento fue la identificación de una camioneta Volkswagen Amarok negra con vidrios polarizados que se observó en una estación de servicios de Ramallo.
En ese lugar, las cámaras tomaron que Valdés bajó del Ford Focus oficial y sin identificación, caminó hasta una zona de estacionacionamientos. Cuando Valdés retomó la marcha por la autopista hacia la capital provincial, los investigadores estiman que esta camioneta siguió el auto conducido por el comisario que llevaba como acompañante a una joven suboficial, Roxana González, que tenía ocho meses en la fuerza.
De la pesquisa surgió que Valdés conocía a sus interlocutores, tres de los cuales se bajaron de la camioneta que se estacionó detrás del auto de Valdés, a la altura del acceso a Villa Constitución y que el cuarteto charló entre la parte trasera del Focus y la trompa de la Amarok.
En su primera declaración el uniformado había dicho que paró el coche para cambiar la yerba del mate en un lugar de la autopista distinto de donde se produjo el hecho cerca del acceso a Pavón y, en ese marco, sufrió un intento de robo que repelió desde el interior. Esta teoría se desvaneció con el correr de los días. Y lo dejó tras las rejas junto con su segundo Higinio Bellaggio, a quien se lo acusó de adulterar la escena.
La Fiscalía reconstruyó que la conversación con los ocupantes de la chata, a quienes Valdés conocía, se volvió densa y aparecieron los tiros. Entonces el comisario se recluyó en el auto oficial y también disparó. Las vainas encontradas al costado de la cinta asfáltica correspondieron a una sola arma, mientras que las disparadas desde el interior del auto son de la pistola de Valdés, incluida la correspondiente al disparo que lo hirió en la ingle.
Roxana González, quien ahora entró al programa de testigo protegido después de sufrir varios aprietes –según surgió en la audiencia imputativa a sus jefes–, dijo que disparó pero no se encontraron vainas de su arma. La pericia dio positiva respecto de restos de pólvora en el caño de su pistola reglamentaria.
En tanto, el seguimiento de la Amarok arrojó que continuó su marcha hacia Rosario, ya que fue tomada por varias cámaras de seguridad. Se la vio traspasar una estación de servicios Shell que está en el medio de la autopista y luego el peaje de General Lagos, donde pasó sin detenerse, indicaron los pesquisas para agregar que solicitaron informes al respecto. Ahora la posta sobre este punto estará a cargo de la Justicia federal.
La charla
El otro dato que trascendió fue la charla que Valdés mantuvo con su antecesor, Marcelo Lepwalts, el cual enfrenta una investigación por connivencia con un narco de la capital provincial. Por esta causa, el Ministerio de Seguridad de la Nación removió a toda la cúpula regional de jefes en mayo pasado.
El viernes 20 de septiembre, un rato antes de que se produjera la detención de Valdés, los comisarios mantuvieron una conversación telefónica que trascendió públicamente, donde se demuestra un trato frecuente y un vínculo de confianza, explicaron desde la Fiscalía.
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Ese día se produjo un allanamiento en la sede de la Policía Federal en Santa Fe donde secuestraron el bolso y unas ropas. En el lugar estaba Valdés, ya pasado a disponibilidad; también requisaron su vehículo.
Ese bolso fue sometido a una pericia que realizó el personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) este viernes y dio positivo para metanfetamina. En tanto, en un pantalón los peritajes arrojaron residuos de anfetamina y éxtasis.
El jefe en San Nicolás
También trascendió por fuentes relacionadas a la causa la presencia del jefe de la Federal delegación San Nicolás, el subcomisario Rolando Ábalos, que luego fue pasado a disponibilidad y tiene un sumario administrativo del Ministerio de Seguridad de la Nación, ya que estaba en el lugar sin ninguna justificación junto al oficial Marcos Andrés Medina, de la Delegación Santa Fe, y el oficial Víctor Domenech, de la División Inteligencia Criminal de Santa Fe capital, los cuales corrieron la misma suerte.
La investigación determinó que la chata que conduce este jefe de San Nicolás es de otro color que la de los agresores y salió de su casa recién a las 21.40, es decir con posterioridad al ataque; por ello los voceros indicaron que desde la acusación decidieron no tomar ninguna medida aún; una versión indicaba que quienes se tirotearon con Valdés también pudieron ser policías.
De acuerdo con las fuentes, este viernes el subcomisario se presentó a la Fiscalía a declarar pero la medida no se llevó a cabo gracias al resultado de la pericia sobre el bolso, que terminó con el giro de la investigación a la Justicia federal.
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