Tras su temporada estreno posterior a la pandemia, en mayo último, con funciones agotadas en el Galpón 15 de la Franja del Río y un fin de semana en el Centro Cultural QTP en junio, a pedido del público, Proyecto vestuarios, el díptico integrado por las obras “Vestuario de hombres” y “Vestuario de mujeres” escrito por Javier Daulte en 2010, con adaptación y dirección de Romina Tamburello y asistencia de Miranda Postiglione, regresa este fin de semana a la escena local y estará en cartel durante todo noviembre, ahora en los altos del Complejo Cultural Atlas, de Mitre al 600, donde también se venden las entradas.
Con la particularidad de ofrecer esta vez una obra por día, arrancando este viernes con el reestreno de “Vestuario de mujeres” y el sábado con el de “Vestuario de hombres”, para rotar luego y ofrecer funciones de “Vestuario de hombres” los restantes viernes del mes y los sábados de “Vestuario de mujeres”, se trata de un proyecto desarrollado de manera conjunta entre una gran cooperativa de teatristas rosarinos en coproducción con La Cigarra-Cooperativa de Trabajo Limitada / Diario El Ciudadano, con el auspicio del Ministerio de Cultura de la Provincia.
Más allá de la larga lista de debates que abrieron las obras en relación con una serie de problemáticas que en ellas se dirimen, como son la violencia en el deporte, el amateurismo como una especie de extraña “vocación nacional”, los rasgos fundantes de la argentinidad que muchas veces tiene costados peligrosos y particularmente los debates de género, entre ellos feminismos y nuevas masculinidades, ambas dejan en claro una premisa: la igualdad entre hombres y mujeres es un tema político o moral; las diferencias innatas son un tema científico, conceptos de Allan y Barbara Pease, de su libro El lenguaje del cuerpo, que Javier Daulte transcribe al comienzo de los textos publicados hace unos años por Corregidor.
“Proyecto vestuarios”: desnudar la violencia, los cuerpos, las nuevas masculinidades y el feminismo
Estrenadas en 2010 en la cartelera porteña, de una vigencia inusitada, potenciadas ahora a partir de los criterios de adaptación donde aparecen debates como el aborto, la separación entre Iglesia y Estado o la homofobia y lo heteronormado, se vuelven una caja de resonancia en el presente, frente a la violencia en el deporte y en todas sus formas, donde los géneros vuelven a estar en tensión, porque la tan ansiada igualdad entre estos dos y más tiene aún un final abierto y en constante debate y eso es algo que ambas obras ponen en un primer plano, y que, por momentos, dispara la risa en la platea y en otros una inevitable incomodidad.
“Proyecto vestuarios”, en Córdoba, en el Mercado de las Artes Escénicas y la Música de Argentina
Con las actuaciones de un seleccionado de actores y actrices locales integrado por Lala Brillos, Sofía Dibidino, Leila Esquivel, Belén López Medina, Macu Mascía, María Belén Ocampo, Vicky Olgado, Miranda Postiglione, Lorena Rey (“Vestuario de mujeres”), Germán Basta, Emiliano Dasso, Juan Nemirovsky, Mumo Oviedo, Mani Raimondi, Mauro Sabella, Juan Pablo Yévoli y David Zoela (“Vestuario de hombres”), las obras parten de una idea de comedia, para pasar a las instancias de una comedia dramática y apostarse finalmente en el drama.
“Vestuario de hombres” y “Vestuario de mujeres” son dos comedias dramáticas donde la intimidad desenmascara lo oculto en dos instancias: antes y después del partido. Un grupo de hombres y otro de mujeres que integran respectivos equipos de Lacrosse, un deporte poco conocido y practicado en la Argentina (podría ser cualquier otro) viajan a Hungría para una final mundial. El amateurismo estalla en el vestuario donde no sólo se desnudan los cuerpos sino también las miserias, rencores y contradicciones frente a lo diferente, a lo que no se quiere ver o confesar. Y donde perder o ganar es mucho más que llevarse una copa.
Cuerpos políticos
En Proyecto vestuarios, el tratamiento de la imagen en general y de los cuerpos en particular y su diálogo con el espacio escénico es uno de los puntos a destacar en el territorio de una propuesta estética que encierran ambos materiales cuyo recorrido arrancó a comienzos de 2019, con un primer estreno de sólo tres funciones en marzo de 2020, y donde todo transcurre en un mismo espacio escénico, creado por Lucas Comparetto (Artificio Rosario), con elementos o dispositivos escenográficos que remiten de inmediato a un vestuario real.
Los actores y actrices, en algún momento de ambas obras, muestran sus cuerpos, incluso desnudos, un hecho habitual en cualquier vestuario. La desnudez, corrida de todo erotismo y como un paisaje, busca romper con esa lógica de la desnudez como disparador del morbo en el espectador, más allá de su inevitable rol de “voyeur” que es inherente al teatro.
Por el contrario, tomando al cuerpo como un campo político, algo que también atraviesa la agenda del presente, la desnudez es la de los cuerpos reales, con sus marcas, falencias y dolores, como consecuencias de lo deportivo, dejando a la vista su fisiología y al mismo tiempo su patología.
“Los cuerpos desnudos en escena son cuerpo deportivos, reales; el ojo no está puesto en la desnudez como algo erótico, tampoco para despertar ningún morbo ni la curiosidad en el espectador, más allá de que sabemos que, en parte, eso es inevitable y nos hacemos cargo. Pero sería irreal que dentro de un vestuario, y en el contexto de lo que cuentan las obras, los personajes no estén desnudos en algún momento; la desnudes es una transición. Los cuerpos desnudos son parte de lo deportivo y del abordaje que proponen estas obras que por momentos son hiperrealistas”, expresó la directora Romina Tamburello.
Y finalmente planteó: “Trabajar la cuestión de la desnudez con ambos elencos, que es algo poco habitual en el teatro rosarino, fue un proceso muy interesante que partió de muchas charlas previas y luego, de poner en juego esta cuestión de algo muy privado que implica estar sin ropa en escena. Son obras que hablan de lo privado pero también de lo público, plantean ese contraste, hablan de eso que no se cuenta; estos personajes están en un vestuario pero en otro país, representando a la Argentina. Desde ese lugar de la intimidad es que se abordan los cuerpos desnudos en escena, pero al mismo tiempo se desnudan muchas otras cosas”.
Con elogiosas críticas en los principales diarios de la provincia, Roberto Schneider, de El Litoral de Santa Fe, expresó: “El montaje habla de nosotros; de los temas que nos preocupan, de la violencia que nos circunda y de la que también somos protagonistas. Proyecto vestuarios resulta excelente”.
A su tiempo, Pedro Squillaci, de La Capital de Rosario, destacó: “Proyecto vestuarios propone otra manera de hacer teatro independiente y cooperativo, con actores locales y con una obra que se corre de los formatos convencionales y apuesta a levantar la vara desde el riesgo y la creatividad”.
Finalmente, Juan Aguzzi, de El Ciudadano enfatizó: “Proyecto vestuarios es un teatro de vibración, de entrelazamientos emotivos; el espacio mismo adquiere la densidad necesaria para un ritual donde la intimidad alcanza su máxima tensión cuando son señalados los referentes, los enemigos, los fetiches y brotan naturalmente las intenciones, oscuras o amables, con marcado carácter de revelación”.
Lucha de cuerpos y tematización de géneros e identidades en una abrumadora experiencia escénica
Para agendar
Proyecto vestuarios ofrecerá funciones desde este viernes, los viernes y sábados de noviembre, a partir de las 21.30, en el Complejo Cultural Atlas, de Mitre 645. Reestrenos: viernes 4: “Vestuario de mujeres”; sábado 5, “Vestuario de hombres”. Resto de las funciones: viernes 11, 18 y 25, “Vestuario de hombres”. Sábados 12, 19 y 25 “Vestuario de mujeres”. Ambas obras son recomendadas para mayores de 16 años. Entradas en boletería del Atlas en horarios habituales https://ccatlas.org.ar/proyecto-vestuarios-4/. Reservas anticipadas: +54 9 3413 14-4624
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