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Walter Operto, diez años navegando

El periodista, dramaturgo y director teatral local  habla del ciclo “Las 7 noches de La Nave”, que lleva adelante en el centro cultural que cumple su primera década.  Hasta el domingo, habrá festejo con una función diaria, en el espacio de San Lorenzo al 1300.

Foto de Marcelo Manera
Foto de Marcelo Manera

Por Miguel Passarini

“Y la nave va…”. Aquel recordado título que el genial Federico Fellini rodó a comienzos de los años 80  viene como anillo al dedo para pensar en una década de trabajo ininterrumpido de La Nave, el Centro Cultural de San Lorenzo 1383 que lleva adelante el periodista, dramaturgo y director teatral local Walter Operto, que durante esta semana propone el ciclo Las 7 noches de La Nave (7 días, 7 obras).
Así, con una función de El fantasma de la vergüenza, con dramaturgia y dirección de Gloria Piñero, La Nave comenzó el lunes por la noche con los festejos de su primera década de vida, un tiempo en el que su mentor ha superado una serie de inconvenientes (entre otros, económicos) para poder instalar un espacio en el que se prioriza al teatro de arte con cierto compromiso político.
“Es un festejo con funciones de teatro, y para nosotros, los que fundamos La Nave, el evento supone un agasajo a los grupos de teatro de Rosario que nos ayudan a mantener las temporadas, porque mantener un teatro abierto en Rosario casi durante todo el año no es algo sencillo, solos con nuestro grupo no lo podríamos hacer. Por suerte contamos con el apoyo, la confianza y el talento de mucha gente del teatro local que elige ofrecer sus espectáculos en La Nave”, adelantó Operto a El Ciudadano acerca del espacio que, en forma primaria, abrió sus puertas en 2002 en los altos de una vieja casona de Pellegrini casi Presidente Roca, para luego, en 2006, desembarcar en la por entonces sala La Bancaria.
“De algún modo –continuó Operto–, desde la sala queremos devolverle el apoyo ofrecido a este centro cultural de parte de directores, vestuaristas, escenógrafos, técnicos y especialmente a los actores, que son los que nos ayudan a dar forma a cada una de las temporadas teatrales”.
Con relación a aquello que en 2002 vislumbraba como futuro y proyección de este espacio que hoy ocupa un lugar histórico como el de La Bancaria, el director expresó: “De algún modo,  fue una elección de vida, y ese deseo de la sala propia estuvo siempre. Desde los 15 o 16 años, cuando por primera vez tuve la sensación de que al mundo había que pensarlo, y que para eso existía el arte, el cine, el teatro, la poesía, la literatura, yo elegí vivir de este modo, y compartí ese espacio junto con el periodismo, que fue junto con el teatro una de las patas con las que comencé mi camino y lo sigo haciendo. Y a La Nave la pensé en un momento muy particular que comenzaba a vivir el teatro independiente del país, hacía poco que estaba la ley nacional del Teatro y algo estaba comenzando a cambiar, más allá de que era un momento duro a nivel económico. Esa política de Estado, dirigida a fortalecer y desarrollar un arte como el teatro a través del Instituto Nacional del Teatro (INT), fue una decisión que generó una enorme producción que necesitó de nuevos espacios, y muchos teatreros nos arriesgamos a crear nuestras propias salas. Fue un fenómeno que se generó en la mayoría de las ciudades del país”.
En 2006, y luego de la firma de un convenio de colaboración cultural con la Asociación Bancaria de Rosario, La Nave se trasladó a su actual espacio de San Lorenzo 1383. “La Asociación Bancaria es una entidad a la que le estaré siempre agradecido porque desde un comienzo, cuando les acerqué el proyecto de este centro cultural, ellos nos dieron su apoyo, vislumbraron eso que les contábamos que queríamos hacer, siendo que ellos nos estaban dando un espacio para el teatro de arte cuando perfectamente podrían haber destinado la sala a un teatro con fines más comerciales”, describió.
En diciembre de 2002, en los comienzos del proyecto en los  altos de Pellegrini y Presidente Roca, la sala abría su programación con la emblemática La Bicicleta, escrita y dirigida por el propio Operto. Fue así que el teatro de corte político, junto con versiones de clásicos, y otro de  temáticas relacionadas con problemas sociales, coparon la programación del espacio que hizo de ese sello una marca. “En mi caso, esa también fue una elección de vida. Cuando decidí acercarme al lenguaje artístico había una opción, que tenía que ver con pensar que el teatro, más allá del mero entretenimiento, debía tener otros objetivos más profundos, y ese fue el camino elegido”, concluyó Operto.

Las obras

La atractiva programación de Las 7 noches de La Nave (7 días, 7 obras), en todos los casos con entradas a 25 pesos, agrupa obras presentadas en la sala durante la presente temporada y otras invitadas.
Tras las funciones de El fantasma de la vergüenza (lunes) y Un simio oscuro (anoche), el ciclo continuará esta noche, siempre a las 21, con la presentación de Maté a un tipo, de Daniel Dalmaroni, con dirección de Walter Operto, quien mañana ofrecerá una función de Esa mujer llamada Evita, pieza que integra dos textos de autoras argentinas contemporáneas: “Eva, a secas”, de María Rosa Pfeiffer, y “Las costureritas de Eva”, de Adriana Tursi.
La programación seguirá el viernes con la obra Porque soy así, del director entrerriano Rubén Clavenzani; el sábado con El secuestro de Isabelita, del Daniel Dalmaroni (también director), para cerrar el domingo, a las 20, con Las hijas del Rey Lear, versión libre del clásico Rey Lear, de Shakespeare, con dirección de Ricardo Arias.

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