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Wes Anderson ofrece todos sus artilugios en «La crónica francesa», que llega este jueves a los cines

El décimo largometraje del aclamado director es un homenaje al oficio del periodismo escrito en forma de antología. El film está protagonizada por Bill Murray, Owen Wilson, Adrien Brody y Edward Norton al frente de un destacado elenco de grandes figuras del cine

Un homenaje al oficio del periodismo escrito en forma de antología y el inmenso despliegue de toda su destreza sobre las imágenes y la narrativa cinematográficas son los atractivos que el aclamado cineasta Wes Anderson ofrece en La crónica francesa, el décimo largometraje de su trayectoria que se estrena este jueves en salas de cine, incluso en las de Rosario. Su desembarco en salas locales ocurrirá a poco más de cuatro meses de tener un estreno mundial en el Festival de Cine de Cannes en julio pasado.

«Intentá que suene como si lo hubieras escrito así, a propósito», le dice Bill Murray en pantalla a algún redactor, repitiendo su mantra como editor en jefe de la revista fundada en Kansas que lleva el mismo nombre del título, con sede en la pequeña y ficticia ciudad francesa de Ennui-sur-Blasé en algún período indefinido de mediados del siglo XX.

En la redacción, un ambiente encuadrado cual casita de muñecas, entre las tantas marcas distintivas del realizador que se reúnen en esta ocasión, del mismo modo que en las historias que se cuentan, circulan curiosos personajes interpretados por un elenco coral que también sigue la tradición. Aparecen como en pasarela viejos y no tan viejos conocidos como el mencionado Bill Murray, junto a  Owen Wilson, Jason Schwartzman, Tilda Swinton, Adrien Brody, Frances McDormand, Saoirse Ronan y Edward Norton.

Y además de contar con cameos de otros habitués de sus películas como Willem Dafoe, la nómina se completa con figuras que con esta producción dieron su primer paso en el mundo Anderson: Timothée Chalamet, Benicio del Toro, Stephen Park, Jeffrey Wright y la argelino-francesa Lyna Khoudri son parte de la atractiva lista de nombres.

Desde la pictórica estética a la que tiene acostumbradas a las audiencias y con sus recurrentes actores y actrices, La crónica francesa desarrolla un guión animado con un ritmo anclado en una narración dividida en capítulos, y un tono que por momentos roza lo onírico y mezcla lo exagerado, lo emocional y un característico y familiar humor apático.

La propuesta comienza cuando la sorpresiva muerte del personaje encarnado por Murray, Arthur Howitzer Jr., pone en marcha la última tirada de la publicación. A modo de despedida, una composición con tres de las mejores crónicas de archivo sobre la vida en Ennui-sur-Blasé y un obituario final.

Tras una descripción del pueblo a cargo del periodista Herbsaint Sazerac (Wilson), la selección comienza con el notable segmento «La obra maestra del hormigón», un relato sobre la vida de Moses Rosenthaler (Del Toro), un pintor criminal encerrado en una prisión psiquiátrica, y sus particulares vínculos con Simone (Léa Seydoux), una guardia cárcel, y con el despiadado e interesado corredor de arte Julien Cadazio (Brody).

A la apertura le sigue «Revisiones de un manifiesto», centrado en Lucinda Krementz (McDormand, la última ganadora del Oscar a mejor actriz), una ensayista retraída y obsesiva que termina más involucrada de lo que esperaba entre las bases de una masiva huelga estudiantil liderada por los jóvenes Zeffirelli (Chalamet) y Juliette (Khoudri) durante los levantamientos de mayo del 68.

Por último, «El comedor privado del comisionado de policía» cierra con una bienvenida cuota de entretenimiento y aventura la trilogía de capítulos con el repaso de un artículo de la pluma del crítico culinario Roebuck Wright (Wright) sobre su fortuita participación en un episodio de puro suspenso protagonizado por el teniente Nescaffier (Park), un chef de comisaría devenido en héroe durante un alborotado secuestro.

Se trata de una historia que se desenvuelve a través de todas las características que el director de Los excéntricos Tenenbaum (2001) y Vida acuática (2004) cultivó desde sus inicios en el rubro a mediados de los 90. Insistente pero cumplidor, sus métodos ya le valieron siete nominaciones a los premios Oscar de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood y el máximo Globo de Oro por El gran hotel Budapest (2014). De hecho, en esta nueva entrega, Anderson pone todos esos efectivos métodos en funcionamiento y en simultáneo para lograr otra gran película.

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