Willy Crook, el mayor exponente del funk de la Argentina, estará en Rosario para mostrar las canciones de su nuevo disco, titulado X, entre otras tantas, en una velada donde será escoltado por su banda Los Funky Torinos, y acompañado por su amiga, la gran cantante de soul Deborah Dixon.
Será una noche especial, anticipó el músico en un diálogo con El Ciudadano. “Voy con Débora Dixon porque como toco muy seguido en Rosario, quiero aportarle algo más al público que siempre me sigue y había dos opciones: llevar luchadoras ebrias sobre sardinas y hacer lanzamiento de enanos, o ir con una artista de esta calidad; Dixon es una diosa superior”, contó entre risas el saxofonista y guitarrista, integrante de bandas fundamentales del rock nacional como Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y Los Abuelos de la Nada, entre otras.
Este viernes, a partir de las 22, en McNamara (Tucumán 1016). Anticipadas en Amadeus (Córdoba 1369), Rad House (Balcarce 835) y Music Shop (Sarmiento 780)
En 2004, Crook editó Fuego amigo. Trece años pasaron hasta que la biblioteca se actualizó con canciones inéditas que el músico sacó a la luz en forma de un EP donde, contó, hace una suerte de “aperitivo” para lo que se viene por delante. El material contiene seis canciones donde conviven soul, funk, rhythm and blues y hasta un bolero.
—¿Por qué pasó tanto tiempo desde “Fuego amigo” hasta “X”?
—Pasaron cosas pero yo no tenía mucho que hacer. Me amparo en que no tenía nada que decir y por suerte no hablé. Estas canciones fueron rescatadas. Tenía muchas más pero hubieran sido de relleno, así que me plegué al movimiento del EP. De todas maneras, ahora, con la banda que voy para Rosario, unos degenerados eficientes malditos, estoy muy motivado y tengo prácticamente un disco entero para grabar antes de fin de año. Una etapa rústica pasó desde Fuego amigo a este momento. X es un aperitivo, porque no es que yo me debo a mi público, yo le debo a mi público y es una manera de hacer una consideración por todos los que siempre me van a ver.
—Cosas para decir seguro hubo ya que en 2011, de hecho, apareció el DVD “Live from Rulemania” con la colaboración de Gillespi…
—Es cierto. Pero con respecto a las letras, no era un gran momento de creatividad. Fue una etapa rústica bastante prolongada, pero también un ejercicio que no practiqué, que no me puse a escribir. Ahora me siento y escribo letras.
—Hablás de “X” como un “aperitivo” ¿Hacia dónde transitás?
—Hacia un inevitable nuevo comienzo, porque felizmente me agarró una sensación de que todo está por empezar. Si querés sacarte la lotería, tenés que comprarte el billete; todos quieren ir al cielo pero nadie se quiere morir, entonces el talento te sorprende trabajando, inevitablemente. Ahora es una etapa en la que me puse productivo y empezó a aparecer la inspiración. Van de la mano. Con Guillespi, pasa algo muy divertido y tenemos más cosas prometidas.
—¿Una nueva colaboración?
—Sí, vamos a hacer un disco, así que cuando le hagas una entrevista, hostígalo y preguntale: “¿Qué pasa con el disco que le prometiste a Crook?” (risas).
—Sos dueño de cierta reserva moral dentro del rock y del funk en la medida que tocaste con todos los que quisiste y definiste llegar a este momento haciendo música de forma autogestiva e independiente ¿A qué responde ese devenir de decisiones?
—Honestamente, a la ausencia total de ofertas de una compañía. Igual, no sé si los términos actuales me permitirían trabajar con alguien. En los tiempos en que trabajaba con compañías tenía absoluta libertad, y la última palabra en el formato y en lo artístico. Ahora, quizás las condiciones serían más apretadas, dado que la venta de discos es un motivo de llanto constante de los productores discográficos. Uso el dinero que gano en los shows para producir mis discos; es un buen círculo virtuoso.
—¿Todavía te sentís un artista under del funk?
—Digámoslo con todas las letras: un anacrónico. Vamos hacia la electrónica, inevitablemente. La toco muy a menudo y me gusta muchísimo. Si tenés el famoso “como que”, que no se sabe qué es pero unos lo tienen y otros no, no importa qué toques, si es con electrónica o con un charango en la tumba del Che Guevara. Ahí hay un sonido que me entusiasma muchísimo y en el estudio estoy manejando muchos sonidos digitales. Pienso que vamos hacia un lugar donde habrá músicos tocando y soportes electrónicos en disco. En vivo no, porque no me quiero supeditar a eso, ya es mucho y quiero hacer los últimos “tracción a sangre”.