La hazaña del checo Lukas Rosol, que eliminó al español Rafael Nadal en segunda ronda de Wimbledon, finalizó este sábado después de que el número 100 del mundo perdiera con el alemán Philipp Kohlschreiber en tres sets por 6-2, 6-3 y 7-6 (8).
Rosol había sido protagonista el jueves de una de las mayores sorpresas de los últimos años tras vencer a Nadal, finalista en las últimas cinco ediciones, en la pista central ante un público totalmente fascinado por el tenis insolente y valiente que desplegó ante el ganador de 11 torneos del Grand Slam.
Ante Kohlschreiber, un tenista más consistente de lo que indica su ranking (puesto 30 del mundo) y que también venció a Nadal hace dos semanas en la hierba del torneo de Halle, Rosol cometió el triple de errores forzados que su rival, 17 por 15, y no tuvo ningún punto para romperle el saque.
«Tenía un plan de juego para vencerlo. Cuando golpeaba duro, intentaba cortar la bola y mantenerla corta. A él no le gusta mucho correr hacia delante en la pista», señaló Kohlschreiber, quien se enfrentará al estadounidense Brian Baker en sus primeros cuartos de final en el Grand Slam británico.
«Él no dejó mucho a la casualidad, fue demasiado bueno para mí», declaró brevemente Rosol, cuya epopeya se quedó finalmente en la heroicidad de un día mágico.