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Y seguirá cantando al sol

La autora de “La reina Batata” y “Manuelita” dejó un legado artístico que  atravesó el tiempo y las generaciones.  María Elena Walsh, con compromiso y talento marcó un antes y un después en la  música infantil.

La cultura argentina perdió ayer, con el deceso de María Elena Walsh, a los 80 años, a una de sus figuras esenciales ya que sus textos y canciones aportaron dosis de talento, audacia, compromiso y belleza que alcanzaron a públicos de todas las edades y de varias generaciones.

La obra de esta poeta, escritora, cantautora, dramaturga y compositora nacida en la localidad bonaerense de Ramos Mejía el 1º de febrero de 1930, es un muestrario de consecuente construcción de una cultura popular sostenida en la calidad y en la innovación.

Esa premisa que signó sus creaciones alumbra desde un vigente cancionero con una vasta producción supuestamente orientada a los niños pero de una hechura tan cuidada y notable que excedió a la audiencia infantil.

“Manuelita”, “La vaca estudiosa”, “Canción de Titina”, “El Reino del Revés”, “La reina Batata”, “El twist del Mono Liso”, “En el país de Nomeacuerdo” y “La familia Polillal” son parte de un repertorio que logró que los chicos dejaran de ser los “parientes pobres” de la cultura y recibieran un legado artístico que ha atravesado el tiempo.

Esas canciones originalmente pensadas para los pequeños argentinos abrieron un mundo estético que modificó la escena de la música para niños en Iberoamérica y aún hoy son una referencia contra tanta burda ligereza que golpea a los pequeños convertidos en parte de la cadena de consumo.

Antes de alumbrar ese universo, los primeros palotes musicales los compartió en los 50 con su pareja Leda Valladares, 11 años mayor que ella, quien le enseñó canciones folclóricas de tradición oral del noroeste argentino para conformar un dúo que brilló en París y también llegó a la Argentina para abrir las puertas de unas raíces negadas y ninguneadas.

Ya familiarizada con ese discurso musical fue urdiendo un repertorio de tenor más adulto desde el que bosquejó su compromiso y en el que destacan, entre otros, “La cigarra”, “Zamba de Pepe”, “Los ejecutivos” y “Dame la mano y vamos ya”.

En paralelo se desplegó en su ámbito natural de la literatura publicando, entre otros, El reino del revés, Cuentopos de Gulubú, Hecho a mano, Juguemos en el mundo, Tutú Marambá, Canciones para mirar, Zoo Loco, Dailan Kifki y Novios de Antaño.

El influjo de esa obra llegó a los teatros de la mano de títulos inoxidables como Canciones para mirar y Doña Disparate y Bambuco que cada temporada se las ingenian para regresar a las salas y exhibir la vigencia de un discurso estético en el que florecen las palabras y las ideas.

En 1999 Manuelita la tortuga llegó al cine, en dibujos animados, de la mano de Manuel García Ferré, convirtiéndose en un éxito de taquilla y un homenaje al personaje más entrañable de la talentosa creadora.

La magnitud de ese trabajo profuso e incansable hizo que en 2008 Gerardo Sofovich dirigiera en su homenaje Varieté para María Elena, en la sala porteña del Tabarís.

Otro de los innumerables tributos, Cantamos a María Elena Walsh, quedó plasmado en un disco que grabaron artistas de la talla de José Luis Perales, Joan Manuel Serrat, Manuel Wirtz, Patricia Sosa, Los Pericos, Ana Belén, León Gieco, Víctor Heredia, Palito Ortega, Víctor Manuel, Juan Carlos Baglietto, Cuti y Roberto Carabajal, Teresa Parodi, Pedro Aznar y Lito Vitale.

María Elena Walsh falleció ayer por la mañana en el Sanatorio de la Trinidad después de una prolongada internación a causa de un cáncer óseo y sus restos serán velados entre las 17 y las 24 en Lavalle 1547, sede de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (Sadaic), y serán inhumados hoy desde las 11 en el Panteón que la entidad posee en el Cementerio de la Chacarita.

Recordada, amada y admirada

La conductora Pinky, los actores Pepe Soriano, Lydia Lamaison y Perla Santalla, y los cantantes Jairo y Sandra Mihanovich tuvieron palabras de afecto para María Elena Walsh, fallecida a los 80 años.

Lamaison, que encarnó a Doña Disparate en la primer puesta de Doña Disparate y Bambuco en Canal 7 afirmó ayer que tiene “un recuerdo fantástico de María Elena. Con su partida se perdió, además de una gran persona, una gran autora y una gran poeta. Es de esos seres que viven para siempre”.

Mientras que Sandra Mihanovich la definió como “alguien que todos queremos mucho porque nos toca en todas nuestras edades. Era alguien extraordinaria. Tenía una forma de ser que daba la sensación de que ella lo sabía todo. Está vigente porque la sentimos y la cantamos, está ahí todo el tiempo”.

Por su parte Pinky, conductora de Buenos días Pinky por Canal 7 y para el que la Walsh escribía guiones, dijo estar “desolada”. “Éramos amigas entrañables, es alguien que he amado, tiene una importancia trascendental en mi carrera y en mi comunicación con la gente”, añadió la conductora y actual diputada.

El actor Pepe Soriano, que trabajó en una de las puestas de Doña Disparate y Bambuco, consideró que “María Elena le regaló al país una obra maravillosa. La muerte es una consecuencia de la vida, ella nos deja la alegría de su obra. Mientras esté en nuestra memoria, seguirá viva”, manifestó.

El cantautor Jairo dijo que la muerte de María Elena Walsh lo “entristece profundamente” y sostuvo que la artista será “irremplazable e inolvidable”.

“Es una de las personas que más influencia tuvo en mi vida de artista”, subrayó Jairo, ya que compartieron autoría de varias canciones como “El valle y el volcán”, “Queda tan lejos” o “Angelito mexicano”.

Perla Santalla, que encarnó varias veces a Doña Disparate y trabajó en Juguemos en el mundo, consideró que “era inteligente, era única, era un ser especial. Era una gran poeta también para adultos”.

Canciones que marcaron la infancia

Sin duda Walsh fijó un parámetro altísimo en materia de canciones infantiles a partir de títulos como “El Reino del revés”, “Manuelita”, pero también de temática adulta con fuerte compromiso social como “La Cigarra”, “Serenata para la tierra de uno” y “Canción de cuna para gobernante”.

La genial carrera discográfica de María Elena Walsh se inició de la mano de una notable del folclore como Leda Valladares con quien inició un vínculo artístico y afectivo en 1951.

En 1952, ambas viajaron a París, donde interpretaban canciones folclóricas de la zona andina como bagualas, vidalas y carnavalitos y así llegaron a actuar en el cabaret Crazy Horse.

Allí grabaron sus primeros álbumes Chants d’Argentine (1954) y Sous le ciel de l’Argentine (1955), con clásicos como Dos palomitas y Huachi tori, pero también con temas de Atahualpa Yupanqui, de Jaime Dávalos, Rafael Rossi y Rolando Valladares.

De regreso en la Argentina en 1956, Leda y María Elena realizaron una extensa gira por el Noroeste argentino, en una experiencia que se plasmó en los álbumes Entre valles y quebradas vol 1 y Entre valles y quebradas vol 2, ambos de 1957.

En 1958 lanzaron su álbum Canciones del tiempo de Maricastaña, que incluye canciones como “El Tururururú” (que la culpa la tienes tú), “En qué nos parecemos” o el “Romance del enamorado y la Muerte”.

Su discografía solista, tanto infantil como para adultos, va desde Canciones de Tutú Marambá, Canciones para mí, Canciones para mirar, El país de Nomeacuerdo, El país de la Navidad, Cuentopos, Juguemos en el mundo y De puño y letra, entre otros.

María Elena y la dimensión de su lucidez crítica

“El legado de María Elena Walsh es el talento y su compromiso político”, dijo ayer la filósofa y escritora Raquel Gianella, autora de los libros La vida que nombro (poemas) y Miradas encendidas, quien no dudó en expresar su inmenso dolor ante la pérdida de quien considera como colega y “una gran amiga”.

“María Elena es una de esas personas a las que no es necesario que las alcance la muerte para poder dimensionar su figura, ella lo logró en vida con una singular y prolífica obra que atravesó muchas generaciones y fue capaz de cuestionar un momento histórico”, afirmó Gianella sobre la creadora del libro El país jardín de infantes.

Asimismo, quien actualmente integra el comité académico del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón, destacó que ese compromiso “está reflejado en su obra literaria con una visión crítica y muy lúcida hacia todos los argentinos –tanto ciudadanos como gobernantes– y en su fuerte oposición a la dictadura”.

“Sin duda su obra perdurará en el tiempo y seguirá atravesando generaciones como lo hizo hasta ahora”, concluyó Gianella sobre la creadora de personajes infantiles entrañables como la Mona Jacinta y Manuelita la tortuga.

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