“¿Quieren que entre a su casa y les rompa todo? No, no quieren eso así que dejen de romper las bolas”, fueron las amenazas que escuchó la familia Chandá de parte de uno de los integrantes de los Aquino, quien luego de abrir fuego contra su vivienda cerró con un “ya los balié una vez”. El saldo fue tres jóvenes heridos, dos graves.
El audio fue una de las pruebas incorporadas por el fiscal Nicolás Maglier en el juicio oral que terminó este martes cuando el tribunal condenó a Ernesto “Pico” Aquino, de 32 años, a ocho años de prisión mientras que a su sobrino Tomás, de 20, le recayó una pena de seis años por las dos tentativas de homicidios y una lesión grave cometidas en el marco de una gresca entre dos familias vecinas que se desató a la hora de la siesta del sábado 30 de julio de 2022 en el periférico barrio La Cañada en la ciudad de Vera, del norte provincial.
Voceros del Ministerio Público de la Acusación (MPA), informaron que la resolución de los jueces Sergio Olivera (presidente), Natalia Palud y Juan Martín Gauna Chapero, se conoció este martes en el marco del debate oral llevado a cabo en los Tribunales de Vera, distante a unos 500 kilómetros de Rosario.
Respecto a la calificación penal, tanto Ernesto como su sobrino Tomás Aquino fueron condenados por ser considerados coautores de dos tentativas de homicidio agravado y de lesiones graves, ambas calificadas por el uso de arma de fuego.
En su alegato de apertura, el fiscal Maglier reconstruyó que la balacera se cometió el sábado 30 de julio de 2022 alrededor de las 16 en la cuadra de Lavalle al 1000, de barrio La Cañada de dicha localidad que cuenta con poco más de 20.000 habitantes.
Los Chandá y Aquino habitan casas linderas y tenían problemas de vieja data que ya venían dirimiendo con encontronazos que dejaban a los vecinos de rehenes. “Es todo un desastre, hubo quema de casas, se mataron hasta los perros y ahora tiran los tiros por encima de otras casas y no les importa si agarran a otras personas o a alguna criatura”, se había quejado una habitante del barrio ese sábado.
El fiscal describió que los dos jóvenes, de entonces 20 y 22 años, que resultaron baleados estaban en la vereda y cuando vieron que salieron de sus casas a Ernesto y Tomás armados, se resguardaron en sus domicilios. “Con armas tipo rifles, los condenados dispararon en reiteradas oportunidades desde la vía pública hacia el domicilio en el que estaban los hombres a los que pretendían quitarles la vida”, aseguró Maglier para sumar las amenazas que fueron viralizadas por una persona que grabó cuando uno de los atacantes les gritaba que iban a entrar a sus viviendas.
Asimismo, expuso que “sin dejar de disparar, los agresores se dirigieron hacia el patio de la vivienda con el fin de interceptar a quienes se habían resguardado allí”.
El fiscal remarcó que dos de las víctimas que resultaron heridas “lograron sobrevivir gracias a la efectiva atención médica que recibieron”, en relación a la asistencia en su internación en el Hospital Reconquista.
Maglier sumó que no conforme con ello, minutos después tío y sobrino le dispararon a otro joven, de 25 años, quien sufrió una herida grave en uno de sus brazos.
Tomás fue apresado en ese momento por los policías y en la audiencia imputativa hizo el uso de la palabra para aclarar que disparó con el rifle modificado en un calibre 22, pero que el móvil del ataque surgió porque los Chandá lo habían baleado en un brazo.
En tanto, su tío Ernesto fue apresado cuando regresó de su salida transitoria a la Unidad Penal 10 de Santa Felicia en la que le faltaba cumplir 30 días de una pena anterior. Por esta situación, el Tribunal le dictó la reincidencia.
El fiscal Maglier, tras la lectura del veredicto, manifestó ante los medios de comunicación que está conforme con la condena dispuesta por el Tribunal, pero que con su equipo aguardarán “los fundamentos del fallo para saber por qué los magistrados resolvieron de la manera en la que lo hicieron” en relación a que la pena solicitada por la Fiscalía era mayor.