Es necesario dejar de querer cambiar aquello que no podemos modificar: nuestro pasado ya ha sucedido. Es común detectar en nosotros la necesidad de ir hacia atrás con nuestra mente intentando cambiar lo sucedido, preguntándonos una y mil veces que hubiera sucedido si… Agobiando nuestra mente con diversas hipótesis acerca de situaciones vividas y sobre cómo podría ser nuestra vida diferente si hubiéramos actuado o hablado de un modo diferente a lo hecho, cómo sería hoy nuestra vida si… Al realizar esto desgastamos nuestra energía vital en algo que no es posible de modificar más que en nuestra mente. Lo cierto es que hemos procedido de determinado modo, hemos elegido algo que debemos aceptar, y eso es lo que nos llevó a nuestra situación actual de vida.
Si estamos disconformes con ella resulta en vano rememorar continuamente los hechos; resulta útil, más bien, tratar de modificar aquello que nos disgusta, ya sea que se trate de una actitud o una emoción negativa que nos bloquea. Tomar cartas en el asunto: cambiar, se trata de modificar aquello que nos resulta desagradable en nosotros, recordando siempre que con cada elección realizada crecemos un poco más. Así, es necesario aprender de nuestros errores, aceptándolos para luego poder modificarlos.
No sirve de nada castigarnos por habernos equivocado, lo cierto es que en su momento optamos por lo que creíamos lo mejor dadas las circunstancias. Querer modificar nuestro pasado desde la óptica de nuestro presente carece de sentido puesto que hoy vemos de diferente modo lo sucedido.
Recuerda: siempre estamos aprendiendo durante el trayecto de nuestras vidas. Debes permanecer centrado en el presente, aprecia todo lo logrado, deja de lado viejas actitudes que ya no se adaptan a tu situación actual de vida, aprende a trasmutar lo negativo centrándote en lo positivo de cada situación. Si en el presente eres consciente de lo que haces y de tus elecciones no habrá luego arrepentimiento, ya que has permanecido completamente centrado en el Hoy. Para ello debes aprender a ver desde la óptica del presente y no traer a tu mente acontecimientos similares de tu pasado como referencia.
La energía siempre fluye, nada es estático. Ten presente que nada es como ayer puesto que cambiamos permanentemente. La naturaleza nos da claros ejemplos de ello. Si observamos un río puede parecernos igual, pero sus aguas fluyen continuamente hacia el mar, aunque a simple vista parece el mismo río. En nuestra vida ocurre lo mismo: es necesario percibir los cambios que ocurren en nuestro interior. Tú ya no eres la misma persona, al igual que el río han fluido diversas situaciones en tu vida. Conéctate con la energía del cambio. La meditación te ayuda a aquietar tu mente, alejándote de los conflictos. Te permite permanecer centrado en el presente, en el Aquí y Ahora; tu mente se aquieta, alejándose de los conflictos del pasado, evita que fluctúe del pasado al futuro sin detenerse a apreciar tu presente.
Nuestra respiración es una excelente aliada para aportar calma y serenidad: cuando respiras de manera consciente puedes percibir la energía que ingresa a tu organismo y cómo cada célula de tu cuerpo renueva su energía con ella. Puedes aprender de ellos si te lo permites. Si eres consciente del momento presente y de lo que haces no cometerás de nuevo el mismo error. Aprende a fortalecerte dejando atrás tu pasado, fortalece tu energía vital centrándote en el Hoy. Si tu mente se satura pensando cómo sería tu vida si hubieras actuado diferente, no podrás ver desde una perspectiva diferente las cosas: impides que pueda surgir el aprendizaje y la creatividad en tu vida. Confía en ti mismo, en tus capacidades y dones, siéntete seguro y deja atrás el ayer.