Newell’s está fundido. No tiene mucho sentido buscar culpas, que Hernán Villalba hace rato que debía ser titular, es un simple detalle. Pero aquel tremendo esfuerzo en el final del ciclo de Gerardo Martino, jugando torneo local y Copa Libertadores, terminó con las reservas de un plantel de edad avanzada. Vale repasar que casi no hubo descanso, un cambio de preparador físico, lo que lleva un tiempo prudencial de adaptación. Y tampoco pudieron hacer la pretemporada como corresponde.
Hoy el equipo se muestra cansado. Trata de hacer la suya, pero no aguanta los partidos. Así dejó pasar la chance de ganarle en Rosario a Godoy Cruz, San Lorenzo y ahora Arsenal. Las tres veces estuvo en ventaja y en todas terminó empatando. Además, no hay un trabajo táctico defensivo importante. No se entiende la soledad con que contó Mariano Echeverría, uno de los mejores cabeceadores del fútbol argentino, para marcar el empate. Un detalle que Víctor López y Gabriel Heinze nunca previeron. Pero eso es nada más que un dato. Con el corazón en la mano, fue hasta el final, pero no pudo. El tema es que Newell’s está fundido.