El fuerte terremoto que sacudió el noroeste de China en la madrugada de ayer se cobró la vida de 617 personas, mientras que se estima que más de 300 todavía permanecen debajo de los escombros y se registran 9100 heridos, según informó hoy la agencia de noticias estatal Xinhuá.
Los suministros de ayuda con alimentos, agua potable y equipamiento médico están llegando a la región afectada, informó en forma telefónica un portavoz del gobierno provincial de Qinghai, reportó la agencia alemana DPA.
El temblor de magnitud 6,9 en la escala de Richter tuvo su epicentro en la prefectura de Yushu, en la provincia de Qinghai.
El terremoto arrasó 80 por ciento de la ciudad de Jiegu, sede administrativa de la prefectura de Yushu, donde unas 15.000 viviendas quedaron destruidas, informó la agencia Xinhuá.
Decenas de miles de personas que habían perdido sus viviendas permanecieron a la intemperie donde reinaban bajas temperaturas en la madrugada del jueves.
Si bien miles de rescatistas y personal sanitario fueron movilizados desde las provincias vecinas, la ayuda para la región devastada por el terremoto comenzó a efectivizarse de a poco.
Miles de tiendas de campaña así como decenas de miles de frazadas y abrigos fueron dispuestos para las víctimas del terremoto.
El viceprimer ministro chino, Hui Liangyu, llegó el miércoles por la noche a la región afectada para coordinar los trabajos de rescate, informó Xinhuá. Las brigadas de socorro con la ayuda de perros iniciaron las búsquedas de personas sepultadas.