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Ceremonia de fe

“Yo sano”: Edgardo Masuelli revela cómo se manifiesta su don al “soplar lo oscuro” en personas enfermas

Conocido como Pento por los oyentes de programas de radio locales, desde hace tres décadas convive con "cualidades no comunes en el resto de los fieles", como describe el padre Luis, quien intercedió para que pueda ejercer su carisma cada miércoles en la iglesia de Mendoza 1370 de Rosario


Edgardo Masuelli afirma que es un sanador. Pento, el humorista que supo estar en distintos programas de radio locales, tiene un carisma. Cuenta que ve a Jesús, a Santa Teresita, entre otros. Un Domingo de Pascuas de 1993 mientras rezaba un Padre Nuestro, como agradecimiento por haber salido de un grave cuadro depresivo, comenzó a tener regresiones a la vida de Jesús. “Comenzó a manifestarse en mí y luego comencé a darlo porque si no lo doy me hace mal”, comentó a modo de prólogo de la extensa charla que concedió a este medio.

Desde hace más de 13 años viaja todos los meses a Ceballos, una pequeña localidad en la provincia de La Pampa. Allí recibe a personas con problemas de salud y lo hace con la misión de sanar. También visita a enfermos en hospitales y sanatorios. Luego de mucho tiempo, ahora tiene un lugar en una iglesia de la ciudad de Rosario. Pento recibe todos los miércoles, desde las 19, a personas con problemas de salud en la parroquia Santa Rosa de Lima, en Mendoza 1370, entre Corrientes y Entre Ríos.

El Ciudadano se acercó a la iglesia para hablar con él y con el padre Luis, párroco de la institución. “Hablé con monseñor Eduardo Martín, le presenté este caso de Edgardo y le ofrecí este espacio aquí en la iglesia. Dios le ha dado un don. Se ha comprobado que personas que tenían una situación física después no la tuvieron. La Iglesia le llama a esto favores divinos”, destacó el sacerdote. Y luego añadió: “Él tiene cualidades no comunes en el resto de los fieles. Han sucedido cosas que no tienen una explicación natural”.

“No es fácil tener un don”, explica Masuelli a la hora de describir lo que le pasa desde aquel domingo de hace tres décadas, y de inmediato agrega: “Más que un don es un carisma. Yo tuve una situación límite a los 26 años. Yo lo veía más como un delirio hasta que empecé a pedir pruebas y que se manifestara. Gracias a Dios se empezó a manifestar”.

-¿Qué es un carisma?

-Podés tener el don de lengua, el de la palabra, el de sanación. Yo tengo regresiones a la vida de Jesús en tiempo y espacio. Yo tengo estigmas en el cuerpo. Le pedí a Jesús que se manifestara porque me siento superado por esto. Entonces le pedí y me marcó (Edgardo tiene tres marcas en su cuerpo que no tienen explicación científica). Esto me vino, me costó muchísimo asimilarlo. Lo doy y no voy a parar. A mí me han tratado de loco, pero no me importa. La fe del Señor me trajo hasta acá y voy a seguir.

-¿Qué hacés cuando recibís a una persona con un problema?

-La manifestación mía es soplar donde está el problema. Soplo donde hay algo oscuro. Es un soplido frío, diferente. Los tumores por ejemplo pueden ser como una ciruela y cuando yo soplo se pueden convertir en algo mucho más chico; incluso si la persona tiene mucha fe se puede hasta reducir a un líquido. Depende mucho de la fe que tenga la persona. Yo intercedo. Yo sano la parte espiritual como la corporal. También con el padre Luis hago liberaciones.

-¿Volvés a la época cuando Jesús fue crucificado?

-Tengo partes triunfantes de él y partes dolorosas.

-Recibís a la persona que tiene un problema de salud y ¿qué pasa? ¿Le pedís los exámenes médicos para saber qué tiene?

-Hay veces que logro ver qué tiene y otras veces no. A mí me gusta preguntar. Yo no hago futurología. Yo sano la parte enferma. Trabajamos junto con su fe. Cuando el que me viene a ver tiene mucha fe es todo más fácil. Cuando cuestionás es mucho más difícil.

-Presentaste una carpeta con testimonios para que la Iglesia estudie tu caso. Un testimonio que puedas contar…

-Había una mujer que ad honorem limpiaba esta parroquia. Me pidieron si podía ver a la hija que tenía un tumor. Fui a verla, tenía un tumor. En ese momento se manifestó el Espíritu Santo y a los pocos días no tenía más nada. Le vinieron a decir al padre Luis que no tenía más nada, y ahí él me quiso conocer. Y acá estoy. Un día vi a una chica que tenía un tumor en el mediastino, la cité en una gruta que hay en el Parque Independencia porque yo no tenía lugar, y luego de eso el tumor desapareció. Todo lo que sea oscuro estoy para luchar contra eso. También tengo testimonios de gente que tenía otras enfermedades y ya no la tiene.

-¿Cobrás la consulta?

-No, yo no cobro. Sí, cuando voy a La Pampa, me llevan comida y eso. Un día en Santiago del Estero un señor me quiso dar un auto a modo de agradecimiento porque se sanó un chico. Le dije que lo aceptaba, pero que iba a hacer una rifa para hacer un comedor en un lugar humilde de Santiago. Después que le dije lo que quería hacer con el auto no apareció más.

-¿Tenés miedo de que te digan que sos un chanta?

-Me lo han dicho. Pero el que dice eso no me interesa. Esa barrera la pasé hace mucho. Yo tengo esto y lo doy. Presenté una carpeta llena con testimonios a la curia para que evalúen mi caso y hoy estoy del lado de adentro de la iglesia.

Dar testimonio

A continuación publicamos tres de los testimonios que Edgardo Masuelli presentó ante el padre Luis, y éste al arzobispo de Rosario Eduardo Martín.

María Noel: “Conocí a Pento en 2018 cuando hacía poco que me habían diagnosticado a través de exámenes médicos un linfoma en el mediastino. Llegué a él por medio de una familia amiga que sabía lo que él hacía. Nos encontramos el domingo primero de abril que ese año coincidió con las Pascuas, en la gruta de la casa de Nazaret. Ahí me comentó lo que él hacía y lo que iba a pasar en ese momento. Sólo me pidió una guía para saber dónde se situaba el tumor; yo tenía una cicatriz en el lugar, porque hacía poco que me habían hecho una biopsia. Él lo que hizo fue soplarme y decir unas oraciones en voz baja, luego me dio unas recomendaciones. Luego me fui a mi casa y me sentí muy cansada, con una sensación de que algo me había atravesado el cuerpo. Me quedé dormida. Después nos volvimos a encontrar otras veces, pero ese día quedó marcado a nivel personal y familiar por la sensación de sanación que emanó. Me curó”.

Claudio (Los Cóndores, provincia de Córdoba): “Para una Semana Santa me fui a la Pampa. Ahí mi cuñada me dijo que fuésemos ver a un hombre que es sanador. Fuimos a ver a Pento. Cuando me vio me dijo: «Columna». Y yo le dije: sí. Él me dijo que Jesús me iba a cuidar; yo le dije que fui a un montón de lugares y que nadie me había curado. Me dijo que repita con él que no me iba a doler nunca más. Me sopló: sentí un frío muy grande. En ese instante yo sentí que el dolor había desaparecido. Hace ya 13 años de esto y nunca más me dolió la columna como él me dijo. Le estoy muy agradecido, ahora creo, yo antes no creía en todo esto”.

Mamá de Rodolfo: “Él tuvo un accidente con la moto. Tuvo fractura de cráneo. Estuvo 17 días en terapia intensiva y luego en terapia intermedia. Fuimos a buscar a Pento. Él le pasó la cruz, le rezó y al otro día mi hijo comenzó a caminar y a hablar. Los médicos nos habían dicho que iba a quedar con secuelas, pero hoy no tiene ninguna. Mi hijo estaba postrado y gracias a Pento él está bien. Hoy trabaja y tiene dos hijos”.

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