El senador nacional Marcelo Lewandowski sabe que buena parte de la expectativa política en Santa Fe está centrada en saber cómo jugará él en 2023. Por eso sopesa cada palabra que suelta, sabiendo que todo puede cambiar en un segundo y que largar primero puede significar llegar cansado y golpeado al disco de llegada. Espera ver “el contexto del año que viene” para tomar una decisión sobre el rol que jugará, y suelta: “Yo voy a estar desde el lugar donde pueda resolver mayor cantidad de problemas”. Sobre los tiempos de la decisión, se retrotrae por un momento a su rol de periodista deportivo: “Se verá con el tiempo y sobre el sonido de la campana, como se dice en el boxeo”. También cruzó fuerte el intento opositor del frente de frentes: “Si el único objetivo de la oposición es ganarle al peronismo no sé cómo van a gobernar y con qué van a gobernar”.
—En apenas dos años y medio sumaste dos elecciones, te transformaste en un referente electoral del peronismo, y todos te miran de cara a la elección del año próximo. ¿Cómo llevás ese vértigo político?
—Por supuesto que uno lo asume con mucho compromiso, con mucha responsabilidad, y como todo virginiano nos cuesta disfrutar de las cosas que logramos o de las que podemos sentirnos satisfechos, y siempre estamos viendo más lo que falta y lo que no pudimos lograr. Es una vorágine muy grande donde uno trata siempre de estar pendiente de tantas cosas que faltan. Entonces, si se resolvió algo, vamos por lo que falta, y vamos por lo otro, y si salimos bien en esto ya estamos pensando en qué es lo que tenemos que seguir resolviendo. Es una vorágine muy grande a un ritmo que si no lo sabés manejar o controlar te lleva puesta también la salud.
—¿Qué hacés para sobrellevarlo mejor?
—Y la verdad que de mi salud me ocupo poco. Trato de buscar esos espacios, de tener algún respiro. Igualmente me cuesta desenchufarme. Me cuesta decir: vamos a respirar un poco, necesito oxigenar. En lo personal, aproveché en estas últimas semanas para hacer una serie de chequeos, ocuparme de la salud, para que la máquina esté bien. Pero realmente necesitaría un poco más de pausa para poder estar a pleno. No solamente con los problemas, sino que cuando uno tiene la cabeza más oxigenada indudablemente que el cuerpo funciona mejor. Pero bueno, son los equilibrios que en la vida hay que lograr.
—¿La coyuntura se va tragando la perspectiva más profunda y de largo plazo?
—Es un equilibrio. Y a veces la vorágine de un día que vos preparás te va llevando para otro lado. Trato de ordenar mi esquema de trabajo, donde pueda sentarme a estudiar, sentarme a analizar temas, hablar con asesores y personas que entiendan de los temas que vamos tratando, para ir resolviendo. Soy alguien que le gusta tener proyectos y le gusta entender de los distintos temas para ver a dónde tenemos que ir, y para eso hay que hablar con la gente que entiende en cada uno. Trato de equilibrar entre la urgencia, entre lo inmediato, y entre las cosas importantes que hay que saber, para ver cómo actuar en consecuencia. Ese ordenamiento con el tiempo lo he ido logrando. Si vos tomás solamente los casos que son urgentes, podés estar las 24 horas del día hablando sobre los temas del día a día. Pero trato de hacerme tiempo para poder estudiar y capacitarme en muchas otras cosas que hacen falta e ir dando el perfil que necesitamos para mi trabajo y para la región adonde vivo.
—¿Cuál es el tema que más te interesa estudiar y aprender?
—Todo lo que tiene que ver con la cuestión productiva, la cuestión energética, con todas las variantes que tenemos para implementar, para estudiar, para desarrollar, el tema de la basura, de cómo reciclamos la basura que producimos, el tema ambiental también es algo que me preocupa. Y por supuesto el tema de seguridad, vinculado a lo social, es algo que me quita el sueño para encontrar respuestas. Es un tema que abarca tanto, la seguridad depende de tantas cosas, que uno trata de encontrar respuestas para cada una de esas problemáticas. Y bueno, me junto, no con los que tienen un pensamiento único, sino con distintos sectores, para ver qué vuelta le encontramos a lo que más nos preocupa a todos. La variedad de temas es muy grande. Y muchas veces cuando te traen un tema y te lo explican, y vos ves la problemática y ves que hay herramientas para solucionarlo, me pongo encima y trato de encontrar respuestas. El tema educativo también es algo que me ocupa mucho tiempo, para encontrar respuestas para ver cómo podemos conducir a nuestros jóvenes, para que la escuela sea un atractivo y signifique posibilidad de aprender y tenga salida laboral, con las nuevas tecnologías.
—La crisis política actual permitió la aparición de posiciones extremas; ¿lo ves también como una posibilidad de reconvertirse y proponer algo nuevo?
—Por empezar, yo creo que nada puede construirse o cambiar que no sea desde la política. Cuando algunos la consideran una mala palabra o meten en la bolsa a todos, o dicen “todo es lo mismo”, bueno, puede que con el correr del tiempo no hayamos podido recuperar un nivel de vida digno, con perspectiva, con crecimiento, con todo lo que conlleva lo que pretendemos para una vida, las mínimas condiciones, y que hoy no lo estemos logrando, se estigmatiza y se dice: “La política es toda una porquería”. Bueno, yo no soy de los que creen eso, todo lo contrario. Sí, por supuesto, que como en todo ámbito de la vida están los mejores, los peores, los que hacen las cosas bien, los que hacen las cosas mal, y eso es una realidad. Pero no coincido con eso de que todos sean lo mismo, y he recorrido dentro de este mundo de la política personas que hacen las cosas realmente muy bien y otros que no. Bueno, hay que rescatar aquellos valores y aquellas personas que están comprometidas, que no les da lo mismo que una cosa se solucione o no. Que no les da lo mismo atender que no atender. Que no les da lo mismo ocupar un cargo y saber que están para resolver los problemas a la gente. Entonces, yo sigo apostando por que los cambios se van a dar desde la política. Acá no va a venir un iluminado a decirnos que va a resolver todo, son eslóganes, son modas, pero por supuesto que hay un cambio muy concreto. Leí una encuesta donde dice que el 70 por ciento de la gente no se siente representada por ninguno de los partidos. Son números que deben preocupar y hacer entender. Y también estamos viendo que de pronto el ciudadano no vota puntualmente a un partido. Hay un sector de la población ideológicamente comprometida, y que no cambia. Pero hay un sector de la población muy grande que vota de acuerdo a las circunstancias, al momento y a las personas que representan las ideas de ese momento. Esto es muy cambiante y así como te eligen un día, al poco tiempo, si los defraudaste, te dejan de lado.
—Yendo a lo electoral de la provincia, madura la propuesta del frente de frentes; ¿cómo imaginás el escenario electoral?
—Me parece que falta mucho, más allá de que los tiempos de la política pareciera que están a la vuelta de la esquina. Pero yo digo que en la realidad que vive Argentina hoy, hablar de lo que puede pasar el año que viene… Me da la sensación de que todavía tiene que correr mucha agua bajo el puente. Yo creo que si la oposición se junta porque hay que ganarle al peronismo, y su único objetivo es el triunfo al peronismo, no sé realmente cómo van a gobernar y con qué van a gobernar. Yo adhiero más a la propuesta que tenga que ver con unir a aquellos que piensan parecido y que tienen medianamente las mismas convicciones, los mismos valores, los mismos ideales, yo adhiero a eso. Yo creo que estamos en un momento de Argentina en el que hay que unir consensos y hay que buscar alternativas; donde, por supuesto, que no se va a pensar el ciento por ciento igual, pero que haya más coincidencias que disidencias a la hora de poder llevar a la práctica esas ideas y cómo gobernar. Es muy lindo cuando vos sumás votos y ganás, pero después hay que gobernar. Y cuando no te gusta nada de lo que hace el ministro, o el ministro no puede hacer nada porque el intendente o el gobernador, o el presidente no lo deja, o le controla todo, o no le firma nada… Bueno, todas esas cosas van en detrimento de la gobernabilidad. Y una decadencia en la gobernabilidad es un problema que termina teniendo la gente.
—¿Pensás que el peronismo puede ir a una confluencia más amplia que la que tiene hoy?
—Yo creo que no hay nada que descartar en la política, pero primero deberá el FdT ordenar la cuestión interna y después ver cómo son el resto de las alternativas. Como falta tanto, y como hay muchas cosas por resolver, también expreso y también digo que uno no puede descartar absolutamente nada. Y deberemos ver el contexto del año que viene para ver cómo se avanza en la cuestión electoral. Puede sonar a discurso armado, pero con los problemas que tenemos, y la situación que se vive en la calle, pensar en la contienda electoral del 2023 me parece muy lejano. Entiendo los apuros, aparecen las encuestas, es el trabajo de quienes las hacen, habrá gente que tiene que definir su futuro electoral también. Pero yo quiero tratar de entender el momento que está viviendo Argentina para por lo menos esperar un poco para hablar de las elecciones del año que viene. No es un discurso, sino una realidad de lo que veo en la calle.
—También es cierto que frente a una crisis que se prolonga hay necesidad de ver señales de una salida.
—Claro que sí. Tratamos de trabajar en esto, tratamos de dar una mirada y a cada problema ver qué podemos aportar desde nuestro sector. Qué podemos aportar nosotros desde nuestra mirada, desde nuestro lugar, a cambiar esa realidad. O las leyes que tratamos de trabajar, o las mismas ideas que llevamos a distintos puntos de ejecución. Bueno, algunas se escuchan, otras no se escuchan, y sigue la vida, pero haciendo lo que nosotros tenemos que hacer desde nuestro lugar. A veces con mayor éxito, y a veces con menos éxito.
—¿Cuáles son las escuchadas y cuáles son las no escuchadas?
—Bueno, a ver, hay obras que se han realizado. Por ejemplo, algo muy concreto, lo de la cascada del arroyo Saladillo, es algo muy concreto, que jodí desde el primer momento que llegué. Porque sabía que era una necesidad, después de años de postergación, y era un problema muy serio en el que estamos todavía, hasta que se terminan las obras. Una cantidad de obras en escuelas y en jardines de infantes que distintos sectores necesitaban, y eso se fue concretando también. Rutas en algunos pueblos que estaban postergadas, y que había que sacarlas y salieron. Bueno, todas esas se pudieron concretar. Después hay otras: desde la senaduría provincial, en el tema deportivo hicimos cosas muy interesantes, y se podrían haber replicado, y lamentablemente no se llegó, algunas se hicieron y otras faltan por hacer. Pero son ideas, uno tampoco es que tiene toda la verdad y puede que vos llevés una idea y al otro no le parezca buena. Me parece que también lo de la conectividad ha sido un tema en el que hemos trabajado y se está avanzando y mucho. Y esa sí es una medida que Santa Fe necesita, una conectividad mediante fibra óptica o mediante algún otro instrumento, pero en síntesis que toda la provincia esté conectada. Y se está trabajando en ello. Creo que eso fue un hecho que trabajamos desde el primer momento. Hemos aportado algunas propuestas sobre seguridad que no han tenido éxito todavía, en cuanto a plasmarla en leyes. En fin, algunas se dan, otras no. Y lo mismo pasa con Nación, uno no sólo legisla, sino que también hace gestiones para resolver los problemas que te van planteando los distintos sectores. Puede ser una fábrica, una ONG, un colegio, un club, bueno, uno trabaja no solamente legislativamente sino para gestionar.
—Hoy sos un elector importante del peronismo. Hay quienes te imaginan como candidato a gobernador y otros como candidato a intendente. Está claro que no es tiempo de definiciones, pero ¿cómo vivís esta expectativa en derredor tuyo y hay algún tiempo para tomar la decisión?
—No estoy pensando electoralmente. Soy un agradecido de que desde el primer momento que pasé a ocupar este lugar he tenido el respaldo de los ciudadanos, fundamentalmente del departamento Rosario. Que me hayan acompañado en todas las elecciones en las que estuve, que las encuestas me muestren también en ese lugar. Pero insisto en que quiero respetar los tiempos, y los tiempos hablan de que la gente no está pensando en las elecciones, la gente está pensando cómo salimos de esto, cómo salimos de los problemas que tenemos. Y mi cabeza está ocupada en eso. El tiempo lo irá dando el correr de los meses, y yo tengo mandato hasta 2027. Así que no estoy en una situación donde tenga que estar decidiendo ya qué es lo que va a hacer. Yo voy a estar desde el lugar donde pueda resolver mayor cantidad de problemas y a disposición de lo que pueda ser un entendimiento y un avance para poder cambiar la realidad. A mí lo que me preocupa es poder cambiar la realidad donde vivimos. Eso es lo que me angustia, lo que me preocupa, lo que me lleva a estar con la cabeza a full en todos estos temas. Si hay alguna chance de otra cosa se verá con el tiempo y sobre el sonido de la campana, como se dice en el boxeo.
—Vos pertenecés al sector de María Eugenia Bielsa; ¿cómo está tu diálogo con ella?, ¿podría jugar electoralmente en 2023?
—Por supuesto que la relación es muy buena con María Eugenia y yo digo siempre que una persona intelectual, capaz, honesta, siempre es bienvenido que pueda participar, siempre es bienvenido que pueda ocupar un lugar, pero eso depende pura y exclusivamente de María Eugenia. Por supuesto que uno cuando piensa en una persona de su integridad moral e intelectual, ojalá haya muchas como ella. Por supuesto que depende de ella, pero será bienvenida si quiere participar activamente en alguna definición electoral. Por supuesto que pondría muy contento a mucha gente que la respalda y la votaría.
—¿Cómo viviste los cruces dentro del Frente de Todos y esta incipiente paz?; algo frágil por lo que parece.
—Es indispensable. Es necesario, porque no hay plan económico, plan social, plan de industria, no hay ningún plan que pueda funcionar si desde la política no hay confianza. Entonces, me parece que la confianza que se genere a partir, por lo menos, de un entendimiento dentro del frente gobernante, es indispensable para todo lo que se lleva adelante. Para mí es fundamental y hoy necesitamos que todo lo bueno que se está haciendo no se tire por la borda, por lo que está pasando por otro lado. Entonces, cuando vos decís hay producción, las fábricas pueden seguir incorporando personal, estamos bajando el índice de desocupación… Ahora, en el mientras tanto, la inflación borra cualquier convenio salarial, tenemos una masa de trabajadores que a pesar de tener un empleo registrado está peleando mano a mano con la línea de la pobreza, cuando el trabajo no es un ordenador social como fue habitualmente. Bueno, esas son las cosas que hay que corregir. Por supuesto que es mucho más fácil corregirlo cuando hay producción y trabajo que cuando realmente las fábricas se están cerrando. Hoy tenemos esta paradoja en Argentina: que hay trabajo, pero hay pobreza. O hay imposibilidad de mucha gente de comprar lo básico. Esas son las cuestiones a corregir y no hay forma de corregirlo si no es con un plan económico, y además con apoyo político a ese plan económico, para que tenga sustento.