Desde muy joven militó en la política barrial, fue gremialista estudiantil y con el tiempo se afilió al Partido Socialista, donde realizó toda su trayectoria política. También fue presidente de la Federación Universitaria de Rosario, Secretario de Promoción Social y concejal en tres oportunidades. En 2005 fue elegido presidente del Concejo Municipal, puesto que ocupa actualmente. Miguel Zamarini recibió en su despacho a El Hincha y dialogó sobre sus comienzos en la militancia, contó qué lugar ocupa la política en su vida y se refirió a su pasión por el fútbol y Newell’s.
“Cuando tenía 16 años empecé a participar en Villa Gobernador Gálvez en un grupo juvenil vinculado a la iglesia y trabajamos en lo social. Estuve en eso hasta que ingresé a la facultad de Económicas”, contó Zamarini sobre sus comienzos. Y agregó: “En 1971 arranqué la universidad y me dediqué al gremialismo estudiantil. En ese momento, se tomó la facultad y viví un mes en la biblioteca. Salía para ir a trabajar al mercado de productores y después volvía a dormir”.
“En mi casa siempre me decían que tenga cuidado donde estaba. Mi viejo apenas terminó la escuela primaria, pero comprendía mucho porque leía mucho el diario La Vanguardia. Mientras que mi abuelo era declarado radical yrigoyenista. En mi casa se hablaba mucho de compromiso”, afirmó Zamarini. Y remarcó: “Mi papá, que aún vive, tenía mucho compromiso con los obreros del Swift, donde trabajaba. La sociedad individualista la trajo los 90. Todo eso cambió hasta en la familia. Pero en mi casa era normal ayudar hacer cosas”.
“Después presidí el centro de estudiantes de Económicas, la Federación Universitaria de Rosario, durante la dictadura y como no era permitida la actividad nos debíamos mover clandestinamente”, recordó sobre su militancia.
Con respecto a su inicio en el Partido Socialista, que se produjo a los 19 años, Zamarini expresó: “La vocación de lo social siempre la tuve. Yo tenía mucha amistad con agrupaciones del peronismo. Sin embargo, me afilié al socialismo porque me hablaban de un partido nuevo y yo a Alfredo Palacios lo conocía porque fue un legislador comprometido con los trabajadores porque siempre defendió al laburante”.
En tanto, Zamarini describió: “Mi papá asumía que era peronista y se afilió al Partido Socialista Popular en 1974 cuando se murió Perón. En ese momento, me dice ‘acá se terminó el peronismo’. Mientras que mi mamá ya se había afiliado al partido para darme una mano”.
En cuanto al crecimiento del Partido Socialista en la década del 80, Miguel explicó que “tiene una gran satisfacción de ver el crecimiento porque fuimos protagonistas y no espectadores”.
Con respecto a la primera banca que tuvo el Socialismo en el Concejo, Zamarini afirmó: “Se trabajó mucho y en 1985 se consiguió una banca con Héctor Cavallero, quien después me llamó para ser secretario de Promoción Social”, contó. Y agregó: “Después Guillermo Estévez Boero tuvo un lugar en la Cámara de Diputados de la Nación, algo que desde la época de Palacios que el Socialismo no tenía”.
La militancia ocupó un lugar fundamental en su vida. Aunque durante su infancia también se dedicó a la práctica amateur de fútbol en los torneos intercolegiales en Villa Gobernador Gálvez, donde siempre jugó de arquero.
“De chico siempre me gustaba ir a la cancha a ver los partidos de Coronel Aguirre, Talleres y Sportivo Villa Diego. También conocí la vieja cancha de Sparta, Saladillo, Argentinos”, dijo.
Además, Zamarini contó cómo empezó su relación de “amor” con Newell’s. “La primera vez que fui a ver un partido oficial fue cuando Newell’s estaba en el descenso. Había un vecino y me llevaba a la cancha a ver a su sobrino, Juan Carlos Cariotti, quien jugó un par de partidos de delantero y se fue a San Lorenzo”, indicó. “Ahí nació la pasión por el equipo. Después consiguió al ascenso y tuvo grandes planteles hasta que llegó el juego con Central, que lo eliminó en la cancha de River con el tanto de Aldo Pedro Poy. Todo eso empezó a despertar una gran pasión”, manifestó. A partir de ahí, Newell’s ocupó un lugar cada fin de semana hasta que llegó el campeonato en el 90 y recordó: “En ese momento, mi hijo empezó a ir a la cancha y desde entonces no falté nunca más”. “Antes por un motivo u otro no era constante. Después vi de todo, equipos buenos, malos y regulares”, concluyó.
Zamarini íntimo
¿Un día preferido?
El sábado a la mañana, porque es un día para estar con la familia.
¿Una revista favorita?
Hay mucho material pero me gusta mucho la AMR Salud. Hay mucha información cultural.
¿Un lugar en el mundo?
Rosario
¿Qué programa de televisión consume?
Eso va cambiando. No puedo hablar de uno en particular. No puedo de dejar de ver automovilismo, Paso a Paso y Francella.
¿Una virtud?
Es difícil hablar de uno mismo. No me animo.
¿Un defecto?
Tengo muchos. El principal es no poder estar más tranquilo y sereno.
¿Un sueño?
Que los hijos vayan alcanzando todos sus objetivos.
¿Un libro?
“Ensayo sobre la ceguera” me marcó mucho. El otro: “El amor en los tiempos de cólera”. Me gustó por muchas razones por todo lo que describe.
¿Qué significa la política?
Es una responsabilidad y un compromiso. Todos nos iniciábamos con una gran militancia.
¿Alguna vez pensó en dejar la política?
Ni se me pasó por la cabeza. La familia siempre acompañó. Mis hijos, que vivieron ese proceso, me acompañaron y me bancan. No son militantes activos.
¿Si no hubiera participado en la política, cómo se imagina?
Un desastre. Yo adquirí una formación buena, y a través de la actividad política puede acceder a unos diversos conocimientos. La música, la política y el deporte son necesarios y están vinculados.