Por: Guillermo Ferretti- Era la oportunidad de subirse al tren que tendrá destino de Promoción. Y después de tanto tiempo la aprovechó. Central se trajo de Mendoza tres puntos muy importantes al derrotar 1-0 a Independiente Rivadavia. Para así cortar una racha de cuatro partidos sin ganar fuera del Gigante y prenderse en la lucha por un lugar en la Promoción. Quedó a cuatro puntos de Atlético Tucumán.
El comienzo de la primera etapa fue tibio. Independiente manejaba mejor la pelota, pero carecía de profundidad para llegar al arco de Jorge Bava. La idea del local era clara. Tres defensores, cinco volantes y dos puntas. Para contrarrestar el esquema mendocino Palma diseño un 4-4-2 bien definido con la intención de presionar a Julio Mozzo, el conductor de la Lepra, y aprovechar cualquier error del rival.
De a poco, el Canalla fue equilibrando el juego. Con Federico Carrizo, lastimando en cada desborde por izquierda, como máximo exponente. De todas formas, faltaba algo más. El toque final. Aquel que permitiera poner a un jugador canalla mano a mano con el arquero Ayala.
Lo tuvo Fernando Coniglio, tras un centro de Carrizo, pero el delantero cabeceó muy débil a los 25. Central, a esa altura, era superior a su rival. Solo tenía que acertar un pase o terminar bien una acción para vulnerar la frágil defensa del local.
Sobre el final de la primera parte, el equipo de Palma tuvo la oportunidad de irse arriba en el marcador. El haitaino Aveska se llevó por delante a Medina y Maglio marcó penal. Pero la maldición desde los doce pasos se trasladó a Mendoza (había despilfarrado tres en el Gigante). Fue Méndez, y Ayala, levemente adelantado, le ahogó el grito al volante. Que de esta manera desperdició el cuarto penal consecutivo, todo un récord en la historia del Canalla.
El gol de Coniglio a los 18 de la segunda etapa despertó el partido, que venía en declive. Bava salió rápido con las manos, Zarif guapeó, corrió y asistió al juvenil delantero que se anticipó a Ayala y le dio un pase a la red.
Con la ventaja a favor, Central controló el partido. A veces defendió muy atrás. Pero nunca sufrió sobresaltos. Principalmente porque la Lepra es de los peores equipos del campeonato, jamás se le cayó una idea, y el Canalla demostró cierto grado de madurez en defensa.
Palma se fue feliz. Su equipo fue inteligente y sacó adelante un partido clave. De esos que demuestran que las ganas están. Solo resta confirmar todo lo bueno en los partidos siguientes.