Tras cuatro semanas de acampe en la Puerta del Sol de Madrid en un símbolo del malestar que reina en España ante el desempleo y la crisis, los jóvenes «indignados» abandonaron su puesto pero prometen que seguirán luchando.
La decisión de abandonar el kilómetro cero, que ya había sido anunciada, se ratificó finalmente tras un largo debate en asamblea en la media noche del ayer, aunque a título individual podrán quedarse las personas que lo decidan. A partir de ahora, los indignados planean reconvertir la acampada en una itinerante y trasladarla a los barrios de la capital.
Para hoy, el movimiento preparó un programa de fiesta de despedida, con teatro, performances, lectura de poemas y relatos sobre el 15-M.
El movimiento de los indignados irrumpió el 15 de mayo, en medio de la campaña electoral española, exigiendo un cambio del modelo político y social del país y descolocando a los partidos. En la primera semana, decenas de miles de personas se concentraron a diario en plazas emblemáticas de unas 150 ciudades españolas, en muchas de las cuales establecieron acampadas permanentes.
Desde entonces, la mayoría de los campamentos se fueron levantando. Ayer, día de la jura de posesión de los nuevos alcaldes, los indignados se concentraron ante los ayuntamientos de numerosas ciudades para protestar contra unos políticos que «no les representan».
