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Bonafini admitió las cuentas en el exterior, pero dice que están cerradas hace cinco años

La titular de Madres dijo que se usaban para "recibir transferencias por convenios para capacitaciones en derechos humanos con municipios y organismos" y que el dinero era de premios o aportes "compañeros" desde 1984. Dijo que desde la salida de Schoklender vive "un tsunami" y comparó la situación con la caída de las cenizas volcánicas en el Sur: "Ya van a crecer las mejores cerezas".

La titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, admitió la existencia de cuentas bancarias en bancos europeos a nombre de la entidad y de otras compañeras de la asociación, pero aseguró que fueron cerradas hace cinco años. También reconoció la imprenta de la fundación alguna vez fue contratada para hacer afiches y volantes para la campaña electoral de candidatos kirchneristas.

En diálogo con Radio Continental, Bonafini aclaró que Madres tuvo una cuenta en la Caja Asturiana, en España, a nombre también de la vicepresidenta Mercedes Meroño y explicó que se utilizaba «para recibir transferencias por convenios para capacitaciones en derechos humanos con municipios y organismos», además de recibir dinero en efectivo en concepto de premios por su tarea en la defensa de los derechos humanos.

Según dijo Bonafini, la asociación llegó a tener hasta 20 grupos de contribuyentes como «intendentes, alcaldes, entidades y compañeros» que colaboraban con la Universidad y otras actividades de las Madres, que inclusive depositaban 10.000 dólares por mes, de las localidades españolas de Gijón, Oviedo, Asturias, pero también de Australia y otros países. Para desligarse de la embestida judicial que lanzó sobre su entidad Sergio Schoklender, dio como ejemplo que en estos momentos en Italia un grupo de militantes por los DDHH prepara una caravana que llegará a la Argentina en 2012 y que «todos traen dinero, aunque sea un poco».

Bonafini también aclaró que las cuentas bancarias europeas no son nuevas, y precisó que llegaron a tener «400.000 dólares en los años 84 y 85, con lo que se financiaban los gastos de la actividad de Madres».

Ámbito Financiero reveló que desde que el miércoles pasado Schoklender asumió su propia defensa, dio inicio a un contraataque judicial orientado a involucrar a Bonafini en supuestas irregularidades en el manejo de fondos públicos. Schoklender dejó instalado lo que en Tribunales calificaron como «el misterio de la caja número 9». Se refirió así a documentación que dejó en el despacho del juez federal Norberto Oyarbide con información en la que da cuenta de supuestos fondos depositados por Bonafini en España. Si bien Schoklender había entregado ocho cajas con papeles al fiscal Jorge Di Lello, se presume que una novena estaría en manos del juez, con información supuestamente incriminatoria para Bonafini. Por ese motivo, Oyarbide mandó exhortos a España para indagar sobre al menos dos bancos.

Por otra parte, Bonafini manifestó que en la agrupación que encabeza están «tranquilas» y confiadas en que «esto ya va a pasar» al referirse a las últimas denuncias presentadas en Tribunales por Schoklender. «Ahora sólo se nombra a Sergio y Pablo (los hermanos Schoklender), pero hay mucha gente que nos traicionó», agregó.

La titular de la entidad negó que desde las Madres se haya financiado la campaña política del kirchnerismo, pero reconoció que se pudieron haber hecho «afiches o volantes como en cualquier imprenta, pero no que nosotros le financiamos la campaña». Bonafini dijo que la imprenta «estaba a nombre de Pablo, que nos la había `afanado´, no sabíamos que se hacía».

Además, rechazó luego las denuncias de Schoklender contra su hija María Alejandra, a la que involucró en operaciones inmobiliarias. «Mi hija y yo estamos tranquilas porque por más que nos quieran ensuciar, mi hija tiene una sola casa y la compró por lo que vale», sostuvo.

Sobre la denuncia de Schoklender remarcó que «hay muchas contradicciones en todo lo que él dice, que nos quedamos nosotros con dos millones de euros y resulta que los autos y los aviones los tenía él».

Antes de terminar el diálogo, Bonafini afirmó que Schoklender «no merece respuesta» y que hacía estas aclaraciones para que la ciudadanía supiera cómo fueron las cosas.

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