La madre acusada de haber asesinado a su hijo de 6 años ahogándolo en el jacuzzi de su casa en un country de la localidad bonaerense de San Vicente finalmente confesó la autoría del crimen y expuso: «Lo maté para cagar al padre».
Así lo expresó Adriana Cruz, cuando era trasladada por personal policial y abordada por periodistas de la emisora Telefé, a los cuales reconoció que fue ella quien mató al pequeño.
Esposada y acompañada por dos efectivos policiales, la mujer dijo a través de la ventanilla del patrullero: «Lo maté para cagar al padre», de quien se estaba separando desde hace un tiempo, antes de tomar la drástica decisión.
La mujer, para quienes los médicos recomendaron tratamiento psicológico por lo sucedido, está acusada de ser la autora material del crimen del menor, quien sin embargo, las pericias comprobaron que intentó evitar la agresión de su propia progenitora.
El juez de Garantías Juan Pablo Massi dispuso que Cruz sea confinada a prisión con asistencia psiquiátrica.
“Un hecho abominable de una persona despreciable”
El fiscal que investiga el homicidio calificó como «abominable» el hecho y consideró que fue cometido por una persona «despreciable, abyecta y aborrecible».
Si bien el fiscal de Presidente Perón Leandro Heredia se abstuvo de referirse puntualmente a la madre de la víctima, que está acusada del hecho, Adriana Cruz, expresó su parecer sobre el crimen de Martín Vázquez.
«Yo sin calificarla a ella, porque para hacerlo debería contar con una sentencia condenatoria, quisiera referirme a quien hizo esto, a quien produjo esta cruel matanza, como una persona absolutamente despreciable, abyecta, aborrecible», expresó el fiscal.
«Realmente el hecho en sí es absolutamente abominable», agregó el fiscal, al tiempo que calificó la escena del crimen como «dantesca» y «de película».
Sobre la acusada, Heredia dijo que tuvo contacto en ella ayer al momento de ir a indagarla al hospital donde está internada y que la notó con una actitud de desdén e indiferencia.
El fiscal dijo que el encuentro fue escueto y que estuvieron presentes junto a él el defensor oficial de la acusada Adriana Cruz y el secretario de la fiscalía.
«La imputada se negó a declarar haciendo uso de su derecho, prefirió callar, me trató con desdén, no digo con desprecio, pero con indiferencia, digamos. Se le explicó quien era yo, a que veníamos y le dio igual. No dijo absolutamente nada, firmó el acta y nos retiramos», detalló.
«A mi -agregó Heredia- no me llamó la atención su comportamiento, no fue una falta de respeto. La mujer yacía en su lecho, estaba atada a la cama porque es peligrosa para sí y para terceros. Estuve cinco minutos, firmó y me retiré, no tuve ningún tipo de dialogo».
El fiscal ratificó que «el estado en general de la persona acusada es de imputabilidad» y que de acuerdo a los preliminares y exámenes médicos psiquiátricos, estaba en sus cabales, sabía lo que hacía y pudo dirigir sus acciones a un determinado objetivo. Está imputada como una ciudadana común».
