El ministro del Foreign Office para Asuntos de Exterior, Jeremy Browne, arribó a Chile para una visita de dos días que incluirá una reunión sobre el futuro de las Islas Malvinas con el presidente de Chile Sebastián Piñera, previo a la llegada de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al país trasandino.
La reunión de Browne con Piñera se convocó días antes de la llegada de Cristina, el 15 de marzo a Chile, y ocurre semanas antes del 30 aniversario por la Guerra de Malvinas (1982).
El ministro británico reiteró nuevamente la postura británica de negarse a negociar la soberanía de las islas del Atlántico Sur, y reiteró que Gran Bretaña defenderá el derecho de autodeterminación de los isleños.
En una entrevista con el periódico chileno El Mercurio, Browne se negó a responder acerca de si la disputa por las Malvinas es utilizada por el primer ministro británico, David Cameron, para encubrir problemas nacionales, como argumento el Gobierno.
«Creo que el ciudadano argentino medio quiere tener un buen trabajo y un buen salario para su familia. Si fuera argentino, una economía estable, baja inflación y la posibilidad de un empleo serían más importantes para mí que las Islas Malvinas, sitio que la mayoría de los argentinos no ha visitado y que no hace diferencia alguna a su vida», destacó el funcionario británico.
Browne criticó las medidas argentinas que dificultan a los kelpers acceder a productos básicos, entre ellas la decisión de obligar a barcos que naveguen entre puertos argentinos y las Malvinas a requerir una autorización especial.
«Esperemos que los pueblos de Chile, Brasil, Uruguay y otros países vean que no está bien que un país grande y poderoso (Argentina) establezca un bloqueo para reducir la calidad de vida de habitantes que viven en islas remotas», agregó.
El ministro británico dijo que aunque Londres no tiene intención de iniciar un conflicto militar con Argentina en el Atlántico Sur, «debe estar siempre preparado».
«Las Malvinas están defendidas propiamente y debemos defenderlas debido a la situación política creada por Argentina. No queremos iniciar una disputa militar en el Atlántico Sur, pero hemos aprendido que tenemos que estar siempre preparados, incluso si decimos ser pacíficos. Los habitantes de las Malvinas quieren vivir en paz y decidir su propio futuro. Aprendimos esto hace 30 años», destacó Browne.
Con respecto a Chile, Browne dijo que históricamente las relaciones bilaterales han sido fuertes a pesar del hecho que el gobierno de Piñera se sumó a la decisión del Mercosur de impedir que buques con bandera de Malvinas atracaran en puertos de la región.
«Gran Bretaña quiere una buena relación fluida con Chile a pesar de las Malvinas. No quiero que la gente piense que esta es la única razón por la que viajo a Santiago», afirmó el ministro. Sin embargo, admitió que las Malvinas «son un tema importante».
Browne tiene previsto reunirse además de con Piñera con el ministro de Exterior chileno, Alberto Moreno, con el jefe de la cartera de Finanzas, Felipe Larraín, de Economía, Pablo Longueira, como también participar de una ponencia en la Cámara de Comercio Chileno-Británica y visitar al Comité Olímpico de Chile.