En el siniestro, poco antes de las 8 de este viernes, intervinieron un taxi y un vehículo particular en el que iban dos chicas rumbo a clases de facultad. Ese segundo rodado fue el que impactó contra la casilla del frente de un edificio. Por eso, se averió un caño de suministro. Bomberos Zapadores y una cuadrilla de la concesionaria de servicios trabajaron en el lugar. No hubo heridos
Un auto en el que iban dos chicas a la facultad y un taxi chocaron la mañana de este viernes en una esquina del centro con consecuencias impensadas: por el impacto, uno de los vehículos terminó estampado contra una cabina de Litoral Gas, lo que provocó la avería de un caño maestro y un gran escape. Bomberos y personal de la empresa de servicios acudieron pronto al lugar. Pese a lo impactante del siniestro, ninguno de los ocupantes de los rodados.
El episodio ocurrió minutos antes de las 8 en Urquiza y Santiago. Un taxi Toyota Etios que iba por la primer calle embistió a un Toyota Yaris que circulaba por la otra. El auto particular, tras el impacto, siguió de largo y terminó dando contra la casilla de gas sobre la fachada de un edificio. La carambola provocó daño en un caño de suministro y la consiguiente fuga, que generó alarma pese a que al tratarse de un espacio abierto los riesgos de explosión fueron menores.
Las versiones sobre el choque difieren. «Íbamos para la facultad. Yo estaba pasando porque tengo mano, pero el taxista no frenó y colisionó conmigo», relató la conductora del Yaris. Y contó como fue el segundo impacto: «Al chocar, no tuve control del auto y nos la dimos contra el edificio. Estamos bien, apenas escuchamos el ruido y el olor a gas procuramos salir lo más rápido posible, porque nunca se sabe si puede explotar o no», dijo la chica a un cronista de El Tres.
El taxista ofreció una descripción distinta. «Ella venía por Santiago. Pasó como una luz y como frené, ahí quedó el auto. Yo venía solo, tengo el tubo de gas lleno porque iba para la zona de la Terminal», señaló el chofer del Etios.
El hombre dijo que intentó frenar el escape de gas: «Cuando vi que salieron corriendo, fui hasta allá, apagué el auto y cerré las válvulas del edificio porque creí que lo dañado era el caño que iba al edificio». No era ahí la avería, explicó. «Cuando vi que no se cortaba el gas, me volví a mi auto y empecé a pedir que llamen a los bomberos», cerró su versión.
Tras los avisos, llegó hasta el lugar una dotación de Bomberos Zapadores, que cortó el suministro eléctrico, y una cuadrilla de Litoral Gas, además de personal policial para interrumpir el tránsito y permitir que los operarios de la concesionaria de servicios cortara el paso de gas para reparar el caño roto.
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