La mueca de desazón de los hinchas leprosos tras el empate 0-0 ante Lanús fue inequívoca. Newell’s pretendía otra despedida, con una victoria, y la igualdad sonó a poco. Pero con el correr de los minutos los 32 puntos empezaron a parecer cada vez más grandes. La forma y el tiempo de obtención de esos puntos generó otra expectativa, inclusive de pelear el título, pero la realidad indica que la misión no era sencilla y llegar a la meta no deja de ser un gran mérito.
El partido final arrojó poco. Los primeros diez minutos fueron del Granate. A Newell’s le costó hacer pie y la visita explotó flaquezas.
Tras el sofocón inicial la Lepra encontró la pelota y estuvo cerca de anotar. Pablo Pérez, el más claro anoche y en todo el torneo, dejó a Urruti cara a cara con Marchesín, pero el remate del atacante encontró una gran respuesta del arquero visitante. Inmediatamente Muñoz ganó en velocidad y su tiro cruzado hizo lucir nuevamente al uno rival.
En el complemento, la Lepra encontró la inteligencia de Bernardi para hacer una pausa y el panorama se aclaró. Así, Pablo Pérez sacó un zapatazo tremendo que reventó el travesaño, pero enseguida respondió Goltz con un cabezazo y movió el larguero de Peratta.
En el final llegó el remate de Figueroa que encontró las uñas de Marchesín para ahogar el grito que privó a los de Martino de sumar de a tres.