La Lepra lejos estuvo de la producción esperada ante los suplentes de Riestra, sin embargo consiguió lo que fue a buscar a Paraná: 1-0 y pasaje a la próxima instancia del certamen, donde espera por Estudiantes o los santiagueños de Central Córdoba. El único gol de la jornada lo marcó Guillermo May
Ganar siempre dibuja una sonrisa. Mucho más si la victoria sirve para pasar de fase en una Copa Argentina que hoy aparece como el mayor incentivo para Newell’s. Y si bien el 1 a 0 frente a los suplentes de Riestra suena a poco, la validez del triunfo no se discute, aunque en el rubro rendimiento hubo cierto desencanto.
La ausencia de Banega y Ramírez en la formación titular fue toda una sorpresa. Larriera optó por no exigir a Ever, que viene con algún retraso desde lo físico, y también mandó al banco al Colo. Y como toda decisión tuvo sus riesgos, porque si no funcionaban los cambios, los cuestionamientos iban directo al DT.
El esquema parece estar definido. Un dibujo 4-1-3-2 que esta vez tuvo al juvenil Tirado por izquierda en su estreno como titular. Y aquel elogio posterior a Platense de Larriera hacia el pibe tuvo sustento, ya que jugó con mucho orden táctico y gran criterio al pasar el balón.
Desde el desarrollo el partido lo puso rápido a Newell’s como protagonista. El guiño de Fabbiani al poner un equipo de suplentes era una ventaja inicial que se veía en la postura, aunque había que ratificar esa mayor jerarquía en la red.
Tal vez ese ímpetu hizo jugar a la Lepra algo apurado, aunque quedó claro del inicio que los pases largos a la carrera de cualquier rápido rojinegro iban a dolerle a una defensa de Riestra que jugaba muy adelante.
Así casi anota Panchito González, en una corrida que se terminó con un patadón. Justamente esa es un argumento de Riestra, el juego físico al límite y más. Y sin VAR, Penel permitió más de lo debido.
Hubo un rato de sufrimiento, luego de un mal despeje de Méndez, parado de último hombre en córner a favor. José Méndez se fue mano a mano con Hoyos con tiempo y espacio. Pero se asustó, Cedrés lo cuerpeó como pudo y Hoyos con una doble tapada hizo el resto.
Para evitar otro susto, Méndez enmendó su error y metió una subida a pura potencia que se fue al córner. Y el centro, entre empujones y manotazos, encontró la cabeza de Martino, una reacción lenta e insegura del arquero Dobboletta, y la arremetida de May para puntear el balón y poner el 1 a 0. Y de paso darle cierto crédito a la decisión de Larriera, aunque nadie duda que el titular indiscutido es Ramírez.
No hacía falta sufrir, pero Newell’s se empecinó en dejar el partido vivo. Ni siquiera los ingresos de Banega, Ramírez y Aguirre pudieron atentar con el escaso 1 a 0.
Por suerte para Larriera, Hoyos estuvo siempre atento y seguro para desactivar algunos forzados intentos de Riestra. Y el pitazo de Penel fue un alivio por pasar una prueba donde había mucho más para perder que ganar, en especial por la escasa calidad del rival.
Y fue victoria. Para que la Copa Argentina siga siendo un incentivo que en épocas de pocas motivaciones deportivas, pasa a ser un mojón que ilumina un camino con pocas luces.
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