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De Plaza San Martín al Monumento, en Rosario también se hizo multitudinaria la Marcha del Orgullo Antifascista y Antirracista

"Ataques constantes a nuestros jubilades llevando adelante un verdadero gerontocidio, persecución hacia las organizaciones piqueteras, eliminación de los programas de ayuda alimentaria a comedores populares, despidos en los sitios de la Memoria, devaluación de los salarios y un crecimiento incesante de la pobreza", expresa el documento de los organizadores locales sobre las políticas, además de los discursos de odio, que produce el Gobierno de Javier Milei

Fotos: Juan José García

Miles de personas en Rosario se concentraron en la plaza San Martín (Dorrego y Santa Fe) desde donde marcharon hasta el Monumento Nacional a la Bandera bajo las consignas LGBTIQNB, Antifascista y Antirracista. La convocatoria se sumó al reclamo federal contra los discursos de odio, la persecución al colectivo LGTBIQ+ y el desfinanciamiento de políticas públicas de género y diversidad.

Desde temprano, como en otras numerosas ciudades de Argentina, en Rosario asomaba multitudinaria en la calurosa tarde de este sábado la “Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista”, centrada en el repudio al discurso discriminatorio y demonizante de la diversidad sexual pronunciado por el presidente Javier Milei en el Foro Económico Mundial de Davos, pero aglutinador de otros muchos reclamos contra las políticas públicas de la administración libertaria.

“La vida está en riesgo ¡Basta! Al clóset no volvemos nunca más”, es uno de los lemas centrales de la movida que, además, se replica en ciudades de otros países. Entre ellos, el Reino Unido, España y Alemania, con concentraciones significativas.

Foto: Juan José García

La marcha contó con el respaldo y el acompañamiento de organizaciones sindicales, como la CTA (la CGT libró a cada gremio la decisión de asistir o no), partidos políticos y organizaciones sociales, además de los colectivos de la diversidad sexual o los feministas. Y muchas personas que, sin referencias en las anteriores, decidieron sumarse ante los ataques del gobierno nacional a las minorías. Y no solo eso: a los sectores vulnerados de la población, como los jubilados.

En la ciudad, miles de personas en Rosario se concentraron en la plaza San Martín, en Dorrego y Santa Fe, frente a la sede de Gobernación, a partir de las 17. Pese a la gravedad de la situación, en la que el presidente Milei utilizó una reunión de alto nivel para denostar a personas, colectivos, instituciones, gobiernos, países y hasta al propio escenario desde donde hablaba, la la plaza San Martín parecía hasta tener más una impronta de fiesta que de protesta. Toda la plaza estaba salpicada de jóvenes sentados en rondas, mientras deambulaban en todas las direcciones personas solas, parejas, grupos recorriendo o en busca de sus organizaciones o conjuntos de pertenencia; a cada momento había abrazos, besos y saludos, mientras lenta y desprolijamente se iba acomodando la columna para marchar, con un orden de banderas. Prácticamente toda el arco político, sindical, social y más parecía estar presente, y en las distintas zonas se repartían pecheras identificatorias y se de desplegaban banderas de organizaciones que iban atrayendo a sus sus integrantes.

Desde allí comenzaron a marchar hasta el Monumento Nacional a la Bandera bajo las consignas LGBTIQNB, Antifascista y Antirracista.

Foto: Juan José García

En Rosario, se difundió un documento para la manifestación local. En el texto se explicita la diversidad de motivos que motivan la movilización, transversales en lo ideológico, lo social y la identidad de género: «El ataque de este gobierno no es sólo discusivo. Viene implementando un brutal ajuste hacia el conjunto de les trabajadores, les sectores populares, juventudes, medio ambiente, a la salud, la educación y la cultura. Despidos, reducción del presupuesto público, vaciamiento de la salud pública como lo estamos viendo ahora en el Hospital Bonaparte que constituye un enorme ataque a la salud mental o la eliminación de programas fundamentales para el VIH, pacientes oncológicos, diabéticos, entre otros».

Carta a Autoridades en la m… by Claudio de Moya

 

El comunicado, bajo el título «Carta a las autoridades», agrega en la enumeración: «Ataques constantes a nuestros jubilades llevando adelante un verdadero gerontocidio, persecución hacia las organizaciones piqueteras, eliminación de los programas de ayuda alimentaria a comedores populares, despidos en los sitios de la Memoria, devaluación de los salarios y un crecimiento incesante de la pobreza. Todo esto en complicidad con los distintos gobernadores como lo vemos acá con (Maximiliano) Pullaro, que ahora quiere meter presos a les docentes que se movilizaron contra la nefasta reforma previsional».

El huevo de la serpiente

“Marcha Federal Antifascista ¡No temblamos, luchamos!”, fue una de las consignas que se alzó en las calles de Rosario este sábado 1° de febrero. La multitudinaria marcha, que tuvo su correlato en diferentes puntos del país, se organizó en repudio al discurso de Milei en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, donde ante un auditorio en el que se integran, entre otros, los principales CEOs del planeta, en lugar de hablar de economía y finanzas, apuntó como ariete contra los colectivos diversos, contra las políticas de cuidado al ambiente, contra el aborto, contra casi todo. Por caso, retomó la fake news sobre la boxeadora argelina Imane Khelif al mencionar, sin nombrarla, que “un hombre se disfraza de mujer y mata a su rival en un ring de boxeo”, mezclando y equiparando el episodio con un pedido de traslado de prisión del Guille Cantero, líder de Los Monos al que exageró a la enésima –“un preso alega ser mujer y termina violando a cuanta mujer se le cruce por delante en la prisión”, dijo– para terminar señalando al mismo Foro de Davos, desde cuyo atril estaba exponiendo. Es que en forma ambigua arrancó: “Desde estos foros se promueve la agenda LGBT, queriendo imponernos que las mujeres son hombres y los hombres son mujeres sólo si así se autoperciben”.

En prehistórico negacionismo, Milei leyó un discurso en el que apareció “el caso de dos americanos homosexuales que, enarbolando la bandera de la diversidad sexual, y fueron condenados a cien años de prisión por abusar y filmar a sus hijos adoptivos durante más de dos años”, situación que atribuyó a “la nefasta ideología de género”, para desafiar: “Quiero ser claro que cuando digo abusos no es un eufemismo, porque en sus versiones más extremas la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil. Son pedófilos, por lo tanto quiero saber quién avala esos comportamientos”.

El rapto de incoherencias incluyó “escandalosos experimentos que hoy se realizan en nombre de esta ideología criminal”, que según él “serán condenados y comparados con aquellos ocurridos durante las épocas más oscuras” de la historia. Y acusó por ello a todo el mundo: “Cubriendo esta multitud de prácticas abyectas está el eterno victimismo siempre dispuesto a disparar acusaciones de homofobia o transfobia y otros inventos cuyo único propósito es intentar callar a quienes denuncian este escándalo del que las autoridades nacionales e internacionales son cómplices”.

En la particular pieza retórica de Milei también cobraron quienes formaron movimientos por derechos civiles de las comunidades afroamericanas y otras minorías y se identificaron con la palabra “woke”, que significa “despierto” y reividindican otros colectivos. El presidente los desprecia: “En nuestras empresas, instituciones públicas y casas de estudios el mérito fue dejado de lado por la doctrina de la diversidad, que implica un retroceso hacia los sistemas nobiliarios de antaño. Se inventan cupos para cuántas minoría se le ocurra a los políticos, que lo único que hacen es atentar contra la excelencia de esas instituciones. El wokismo también ha distorsionado la causa de la inmigración: la libre circulación de bienes y personas están en los fundamentos del liberalismo, lo sabemos bien; Argentina y los Estados Unidos y muchos otros países se hicieron grandes por aquellos inmigrantes que dejaron sus tierras de origen en busca de nuevas oportunidades».

Su discurso también negó entidad a los asesinatos de mujeres y personas trans en contextos de violencia de género: «El feminismo radical es una distorsión del concepto de igualdad y aún en su versión más benévola es redundante, ya que la igualdad ante la ley ya existe en Occidente. Todo lo demás es búsqueda de privilegios, que es lo que el feminismo radical realmente pretende, poniendo a una mitad de la población en contra de la otra cuando deberían estar del mismo lado. Llegamos, incluso, al punto de normalizar que muchos países supuestamente civilizados si uno mata a la mujer se llama femicidio, y eso conlleva una pena más grave que si uno mata a un hombre solo por el sexo de la víctima. Legalizando, de hecho, que la vida de una mujer vale más que la de un hombre, enarbolando la bandera de la brecha salarial de género, pero cuando uno mira los datos es evidente que no hay desigualdad para una misma tarea, sino que la mayoría de los hombres tienden a profesiones mejor pagas que la mayoría de las mujeres”.

En la andanada culpó a mujeres por no quejarse “de que la mayoría de los presos son hombres, ni que la mayoría de los plomeros son hombres” y, tergiversó: “Ni que la mayoría de las víctimas de robo o asesinato son hombres”. Y sumó al mejunje a “la mayoría de las personas que murieron en guerras”, afirmación que denuncia total ignorancia sobre la historia mundial y de cualquier continente o país.

Con todo, la temeraria retórica del jefe del Estado también generó situaciones desopilantes, como el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, intentando decir que Milei no había dicho lo que dijo, o que cuando amenazó en la red X a los «zurdos hijos de puta», sosteniendo en plural que se los iba a ir a buscar hasta «el último rincón», no se refería a una cacería sino a la intención de encontrarlos «para debatir».

Era demasiado tarde para ensayar un golpe de timón –además tan surrealista– del estilo de «control de daños» frente a semejante caterva de insultos, y así se lo hicieron saber al gobierno nacional en su propio terreno, las redes sociales, y en la calle, en todo el país e incluso en no pocas ciudades del exterior.