Es una de las costumbres Argentinas que no solo contribuyen al incremento de la boleta de electricidad, sino que también pueden generar accidentes domésticos
El avance de la tecnología muchas veces nos facilita la vida. Cada vez son más los artefactos eléctricos con los cuales convivimos pero, ¿Los usamos de la manera correcta?
De la mañana a la noche, el celular está gran cantidad de horas en nuestras manos y, a veces, no tomamos dimensión de lo que ello implica. Hay una publicidad que dice: “Cuando el teléfono estaba atado a un cable los humanos eran libres. Ahora, el teléfono está libre y el humano atado a él”. No es precisamente el teléfono del cual estamos hablando, pero sí, sirve la analogía para pensar si tanto consumo de dispositivos y electrodomésticos nos resuelven o vuelven más sencilla la vida.
Seguramente, cada uno tenga su opinión formada. Lo cierto es que vivimos como indica el teórico Néstor García Canclini inmersos en lo que él denomina “la sociedad del consumo”; lo cual no tiene nada de malo, pero nos invita a reflexionar si tales aparatos nos facilitan o no en nuestra cotidianidad.
Racionalizar el uso de la energía es clave para los tiempos que corren. Por eso, ser conscientes de que debemos ser responsables en su utilización nos va a permitir aprovecharlos más y correr menos riesgos.
Ahora bien, el mal uso de los mismos puede acarrearnos consecuencias. Dejar cargando el celular o el cargador solo conectado a la electricidad es un clásico, pero en esta oportunidad no hablamos de él.
Algunas vez se preguntaron cuál es el electrodoméstico que corre riesgo de prenderse fuego si lo usamos enchufado a 220 voltios durante mucho tiempo. ¡Adivinaron! Es la freidora de aire. Es otro usual y mal uso que además nos hace generar más energía que se verá reflejado en la boleta de luz a fin de mes.
Si seguimos las recomendaciones del manual, seguro, el riesgo será menor.
Sus prestaciones nos permiten, además de ganar tiempo, preparar recetas saludables en menor tiempo y consumiendo menos cantidades de aceite, lo cual ayuda y mucho a nuestra salud y así comer saludable.
Es sabido que si están enchufados pero no les damos uso siguen recibiendo energía en modo Stand By.
Además de lo expuesto, otro argumento que agradecerá el bolsillo es que si el uso de la freidora es el correcto, su periodo de uso será mayor.
Y si bien tienen un diseño adaptado para un uso por un periodo de tiempo relativamente corto, su cuidando detalles como no usarlo mucho tiempo conectado a la corriente eléctrica, no dejarlo enchufado cuando no se utiliza, resguardarlos de golpes y limpiarlos luego de cocinar, da margen a que su tiempo de vida útil se prolongue.
Haciendo un hábito de estas prácticas, las ganancias serán múltiples y menos los riesgos.
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