Brasil, 2022. En una zona remota en el campo de San Paulo, una familia rural que vive junto a una fábrica de carbón acepta una propuesta para alojar a un extranjero misterioso. Así comienza Carbón, la nueva película de Carolina Markowicz que se podrá ver desde este jueves en las salas de cine rosarinas.
En el desarrollo del film, la familia mencionada se comienza a dar cuenta que su casa se empezó a convertir en un escondite, ya que el llamado huésped resulta ser un narcotraficante muy buscado. La madre, su marido y su hijo tendrán que aprender a compartir el mismo techo con este extraño, mientras mantienen las apariencias de una rutina campesina inalterada.
La película cuenta con un reparto integrado por Maeve Jinkings, César Bordón, Jean Costa, Camila Márdila, Romulo Braga, Stella Gallazi, Daniel Valenzuela, Pedro Wagner y Aline Marta bajo la dirección de Markowicz, la dirección de arte de Marines Mencio y la fotografía de Pepe Mendes.
“No hay un solo día en el que no piense en cómo estamos volviéndonos más y más inmunes al absurdo. En Brasil, escuchamos a nuestro presidente decir que preferiría tener un hijo muerto, que un hijo gay. Escuchamos al ejecutivo de la mayor compañía de seguros de salud diciendo que sus CEOs le ordenaron dejar morir a la gente durante la pandemia porque la muerte es el alta hospitalaria. Crecí en el interior de São Paulo (Brasil), en una ciudad bastante cercana a Joanópolis, donde se desarrolla la película. Allí experimenté todo lo que una pequeña ciudad conservadora podría ofrecer: personas cuidándose entre ellas, familias unidas sólo por el hecho de que la familia debe permanecer unida, matrimonios donde las parejas casi se odian (pero como es vergonzoso estar soltero, viven bajo el lema «¡mantengamos el statu quo!»). Y claro: puedes ser un asesino, pero por favor no seas gay”, contó Markowicz sobre las motivaciones de este drama satirico que fue realizado en coproducción entre Argentina y Brasil.
“Este ambiente bucólico pero a la vez lleno de acontecimientos me hizo una observadora de la naturaleza humana en su mejor y en su peor faceta. Y también, me volví admiradora de un áspero, duro y ácido sentido del humor, el cual ayuda a retratar los mayores desastres humanos e idiosincrasias de una manera bastante particular. Carbón es mi intento de entender cómo la violencia, la religión y la hipocresía han tomado el control de nuestras vidas y cuerpos de una manera que ya ni siquiera notamos”, agregó la también guionista del film.