A lo largo de 2025 continuarán las renovaciones que tienen como objetivo sostener políticas públicas de este tipo en un contexto nacional contrario, abrir nuevas líneas de trabajo y apuntar cada vez a más públicos
Por Candela Ramírez
De todas la definiciones que comparte Lucas Massuco una tiene una doble función: dar cuenta de cómo persisten en el presente los efectos de las políticas criminales del Estado entre 1976 y 1983 y trabajar para combatir esos efectos. “Buscamos desarmar las herencias del genocidio”, dice el director del Museo de la Memoria.
Es diciembre de 2024 pero Massuco habla como si ya fuera 2025: es que los proyectos para renovar el Museo ubicado en la esquina de Moreno y Córdoba ya están andando. El 24 de marzo de 2026 se cumplirán 50 años desde el inicio del último golpe que dieron los militares en Argentina, el más feroz, el que planificó y ejecutó un exterminio contra parte de su población.
La historia reciente pasa a ser historia en mayúsculas, como dicen los estudiosos de la materia, y para eso el Museo de la Memoria de la ciudad se prepara para intervenir todos sus pisos, renovar sus propuestas y buscar que cada vez más rosarinos conozcan el lugar donde funcionó el Comando II Cuerpo del Ejército.
“El museo busca generar conciencia y memoria respecto del pasado reciente pero también busca desarmar lo que hizo el genocidio, cómo intentó destruir los lazos. Tratamos de desarmar las herencias del genocidio como el egoísmo, la despolitización, la mercantilización de los vínculos”, cuenta Massuco.
Con las obras pretenden que “que más personas puedan sentirse parte y abrir nuevas líneas de trabajo en torno a los procesos de memoria”.
“Estamos pensando a la memoria en un sentido transformador, la memoria como proceso vivo, que no se paraliza, que no se sintetiza de una forma de una vez y para siempre sino que siempre hay que buscar formas visuales, comunicacionales, estrategias de nombrar y alcanzar a nuevos públicos”, agrega.
Massuco explica algo que han tenido presente las diferentes gestiones que pasaron por el Museo: hacer lugar para abarcar a todos los derechos humanos que tienen que ver con la actualidad, “que son un complemento a la memoria y a los derechos de la historia reciente”.
Un puente en trabajo permanente
“El puente pasado-futuro no es automático, se construye”, refiere el director del Museo.
Para eso, en este año y medio que queda hasta marzo de 2026 avanzarán con las siguientes refacciones que comunicaron de forma textual:
Sobre el último punto, Massuco apunta: “Nos interesa pensar esa generación de niñas y niños que vivió un genocidio en esa época de la vida y de crianza, cuando se empiezan a formar como personas. Y por otro lado, pensar cómo fueron en este tiempo las políticas sobre niñez, qué enfoques hubo, si tuvieron o no voz. Y ahora justamente pensar qué infancia estamos pensando para el futuro: cuáles ciudadanos estamos formando”.
Otro de los objetivos es trabajar en la transmisión de saberes de forma menos tradicional e ir hacia “la creación de experiencias, sentidos y evocaciones”. Que archivo y arte contemporáneo vayan de la mano para potenciar “la transmisión del mensaje sobre el genocidio ocurrido en Argentina, contribuyendo a un verdadero Nunca Más”. A ello se abocará especialmente un piso dedicado a la Guerra de Malvinas.
Al mismo tiempo, el Museo busca reforzar su lugar como espacio de resguardo de archivos: la idea es conformar una mediateca donde se puedan consultar documentos, bibliografía, documentales, archivos orales, entre otras piezas.
Una agenda contra la corriente
La apuesta -de esta institución que responde al gobierno local- se da en un contexto de desmantelamiento nacional de políticas públicas de la Memoria además de un cuestionamiento inédito en 41 años de democracia de parte tanto del presidente como de la vicepresidenta de la Nación.
“Este año y esta época nos obliga a repensarnos, a diseñar los dispositivos e interpretar los miedos y deseos de las distintas generaciones y también queremos traer a ese público que aún no vino al museo”, plantea Massuco y sigue: “Siempre con apuesta de que los derechos humanos son los principales pilares que queremos transmitir porque son los de la democracia. Educar y concientizar siempre con la pregunta y no con afirmación de la certeza, preguntando y escuchando todas las preguntas que vengan al museo”.
Además, desde el Museo informaron que “durante el 2024 se trabajó con el propósito de movilizar diferentes públicos a través de una agenda cultural amplia y diversa que incluyera a docentes, estudiantes, infancias, artistas y a todos los visitantes” y que en 2025 el objetivo es reforzar esta agenda, sumar nuevos públicos y conectar con la agenda de derechos del presente.
En relación al 2023, el número de visitas creció en más de un diez por ciento y tienen otro dato alentador: los fines de semana aumentó la cantidad de visitantes producto del turismo interno argentino.
“El contexto global es de acechanza al paradigma de derechos humanos, a la idea de permanente expansión de los derechos. La agenda local está en peligro pero es mundial, el peligro está ahí. Con apoyo del gobierno local, tenemos este proyecto de reforma y crecimiento del museo”, concluye Massuco.
El Museo de la Memoria de Rosario forma parte de la Coalición Internacional de Sitios de Memoria y también de la Red Latinoamericana. Además, colabora con el Instituto Auschwitz para la Prevención del Genocidio y las Atrocidades Masivas (que tiene sede en Polonia y trabaja desde 2008).
Museo de la Memoria | Córdoba 2019 | Abierto de miércoles a domingos y feriados de 9 a 15.
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