Si se dibuja un cuadrado con cinta adhesiva de un color contrastante, es probable que el gato termine sentándose dentro de él. Pero, ¿por qué sucede esto?
El Triángulo de Kanizsa, una ilusión óptica descrita por primera vez en 1955 por el psicólogo italiano Gaetano Kanizsa, no solo fascina a los humanos, sino que también parece captar la atención de los gatos. Esta ilusión, que crea la percepción de un triángulo equilátero blanco donde no existe ninguno, ha sido relacionada con el comportamiento felino, especialmente con su afición por esconderse en cajas y espacios cerrados.
Cualquier dueño de gato sabe que estos animales adoran las cajas de cartón. Sin embargo, lo que quizás no sea tan conocido es que los gatos también se sienten atraídos por cuadrados dibujados en el suelo. Si se dibuja un cuadrado con cinta adhesiva de un color contrastante, es probable que el gato termine sentándose dentro de él. Pero, ¿por qué sucede esto?
Carlos Gutiérrez, veterinario y divulgador en el canal de YouTube Mascotas y familias felices, explica que los gatos buscan estructuras con formas cuadradas o rectangulares, como cajas de cartón o cestos de ropa sucia, porque les proporcionan una sensación de seguridad. Recientemente, un estudio exploró esta preferencia al presentar a los gatos contornos ilusorios de cuadrados, creados mediante círculos dispuestos en las esquinas de manera que, gracias al efecto óptico similar al del Triángulo de Kanizsa, el cerebro percibe un cuadrado completo.
El estudio mencionado por Gutiérrez demostró que los gatos no solo reaccionan a cuadrados físicos, sino también a estos contornos ilusorios. «Los gatos pueden imaginarse las paredes de esos contornos ilusorios, lo que les brinda una sensación de refugio y tranquilidad», señala el veterinario. Esta capacidad para percibir y responder a ilusiones ópticas sugiere que los felinos comparten con los humanos ciertas habilidades cognitivas relacionadas con la percepción visual.
El Triángulo de Kanizsa, que popularizó Gaetano Kanizsa en 1955, es un ejemplo clásico de cómo el cerebro humano (y, al parecer, también el felino) puede «completar» información visual que no está realmente presente. En el caso de los gatos, esta capacidad les permite sentirse seguros incluso en espacios que solo existen en su imaginación.
La fascinación de los gatos por las cajas y los cuadrados, ya sean reales o ilusorios, tiene una base científica. El contorno de Kanizsa no solo es una curiosidad visual para los humanos, sino que también revela cómo los gatos perciben y interactúan con su entorno. Así que, la próxima vez que veas a tu gato sentado dentro de un cuadrado dibujado en el suelo, sabrás que está disfrutando de su propio refugio imaginario.
Fuente: 20minutos.es
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