Categorías: País

Elaboran un índice que mide la calidad del agua dulce a partir de la presencia de insectos acuáticos

Investigadores del Conicet y de la Universidad Nacional de Tucumán desarrollaron una técnica para monitorear el nivel de contaminación de ríos y arroyos a través de insectos que actúan como indicadores biológicos. El método es tan sencillo que permite a vecinos analizar el agua del lugar donde viven

 

Científicos del Instituto de Biodiversidad Neotropical de Tucumán elaboraron un índice de calidad del agua a partir de medir la presencia o no de ciertos insectos acuáticos, un proyecto del que participan también escuelas y comunidades que aprendieron la técnica.

Entre la multiplicidad de organismos que habitan los ríos y arroyos, hay insectos cuya presencia indica que el agua allí tiene buena calidad. Y por el contrario, desaparecen o es más difícil encontrarlos cuando el agua está contaminada.

Esta premisa llevó a investigadores del Instituto de Biodiversidad Neotropical (IBN), dependiente del Conicet y la Universidad Nacional de Tucumán, a elaborar un índice de calidad del agua, basado en la presencia o no de esos insectos.

Así nació el índice biótico de las Yungas (IBY-4) que refleja la diversidad biológica y se aplica para medir la calidad del agua dulce en esa región. Los insectos (algunos muy pequeños, de 4 o 5 milímetros), actúan como indicadores biológicos o “bioindicadores”.

Este es un método sencillo y de bajo costo, que permite a alumnos de escuelas, vecinos y cualquier persona con un mínimo entrenamiento previo, monitorear la calidad del agua del lugar donde vive.

 

 

“Se trata de cuatro tipos de insectos característicos de las Yungas (plecópteros, tricópteros, élmidos y megalópteros) muy sensibles a los cambios producidos en su ecosistema”, explicó a Télam Confiar Celina Reynaga, una de las investigadoras que elaboró el índice.

Y continuó: “Si se detectan tres o cuatro grupos de insectos, el agua tiene buena calidad. Y si se detecta uno, dos o ningún grupo, la calidad del agua es mala, o hay contaminación”.

La investigadora detalló que “esto incluye la presencia de sustancias orgánicas (como las provenientes de vertidos cloacales) que reducen el oxígeno disponible en el agua, necesario para la supervivencia de los organismos. Muchos agroquímicos también son tóxicos para los insectos acuáticos”.

Entre los efectos que estos últimos pueden causar, Reynaga describió: “Pueden afectar el sistema nervioso, la reproducción y otros procesos fisiológicos. La exposición directa a estos productos químicos puede provocar la muerte de los insectos o reducir su capacidad para reproducirse”.

Para facilitar el uso del IBY-4, Reynaga, junto a sus colegas Daniel Dos Santos, Carlos Molineri y Carola Basualdo, elaboraron una guía para calcular la calidad ambiental de los ríos según la cantidad de grupos de insectos detectados.

En los últimos años, unas 15 escuelas rurales participaron en los talleres de biodiversidad acuática organizados por el IBN, en colaboración con la Asociación Civil Hermanos de la Tierra y el Ministerio de Educación de Tucumán.

“Estas actividades simples se hacen con fines educativos, pero también científicos, porque mientras capacitamos, hacemos monitoreo”, comentó Reynaga.

“Los chicos, los padres y la comunidad educativa suelen involucrarse activamente con el proyecto, y así advierten que las causas de la contaminación son solucionables y se muestran muy involucrados en el cuidado de sus fuentes de agua”, señaló.

Y añadió: “Los factores que más afectan la seguridad hídrica son la aceleración de la urbanización, el incremento en las actividades industriales y el uso de fertilizantes y plaguicidas”.

El IBN lleva varios años implementando un programa de Educación Ambiental que incluye visitar las escuelas o recibir a alumnos en su instituto.

En ambos casos se experimenta en aulas a cielo abierto con un previo (y mínimo) entrenamiento que permite aprender a buscar los insectos acuáticos observables.

El trabajo se hace directamente en campo: se obtienen los insectos y se calcula el IBY-4 con la guía de una cartilla para hacer el cálculo de bioindicadores.

“El objetivo es que los alumnos y sus comunidades obtengan recursos que permitan identificar y solucionar problemas ambientales. Además se fomenta el interés en el cuidado y la mejora del ambiente”, concluyó la especialista.

 

*Gabriela Ensinck, de la Red Argentina de Periodismo Científico (Télam-Confiar)

Entradas recientes

Rosario se sube al mapa: acuerdo con Google y Waze para ordenar los cortes de tránsito

Una plataforma de acceso a información integral y en tiempo real para conocer cortes, desvíos,…

diciembre 5, 2025

Mundial 2026: Lionel Scaloni analizó el grupo que le tocó a Argentina y dijo «en principio tenemos que estar satisfechos»

"Conozco a los rivales. Austria y Argelia son rivales duros. No conocemos tanto a Jordania,…

diciembre 5, 2025

Tras el sorteo realizado en Washington, así quedaron los grupos del Mundial 2026

Este sábado, a partir de las 13 (horario argentino) se transmitirá en vivo a través…

diciembre 5, 2025

Le dan 20 años de cárcel por balaceras al azar, incluso a una escuela, que dejaron un muerto y un niño herido

El Tribunal de Primera Instancia homologó un procedimiento abreviado y dictó una pena de 20…

diciembre 5, 2025

Radiografía de Jordania, el tercer rival de Argentina en el Mundial 2026: la historia de una selección que hará su debut en el torneo

El combinado asiático aseguró su primera presencia en la máxima cita internacional tras golear a…

diciembre 5, 2025

Reforma laboral: ATE anunció un paro con movilización para el 9 de diciembre

“Se trata de una reforma pro mercado y la única finalidad que persigue el Gobierno…

diciembre 5, 2025