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Enfrentar cotidianamente a un gobierno que pretende reorganizar al país

”Reorganizar el país”, es la pretensión expresada por el gobierno de Milei y que retoma los objetivos de la dictadura de 1976, en base a un nuevo ordenamiento, que beneficie aún más a un puñado de empresarios y fondos especulativos nacionales y extranjeros y que sumerja en una pobreza inédita a las mayorías populares

Carlos Ghioldi – Secretario Gremial CTA (T) Regional Rosario / Comisión Gremial – Centro Cultural La Toma Rosario

”Reorganizar el país”, es la pretensión expresada por el gobierno de Milei y que retoma los objetivos de la dictadura de 1976, en base a un nuevo ordenamiento, que beneficie aún más a un puñado de empresarios y fondos especulativos nacionales y extranjeros y que sumerja en una pobreza inédita a las mayorías populares. Uno que termine con la “anomalía” de masas populares que supieron acceder a niveles de vida muy superiores a las del resto de los países de la región. Que termine con eso de acceder a sistemas universales de seguridad social, educación pública gratuita, universidades gratuitas y un sistema de obras sociales que permitieron el ascenso social de importantes sectores de trabajadores.

– “Queremos reformatear el país”, expresó el explotador Paolo Rocca ante un auditorio de sus ceos y alcahuetes.

– No sorprende que desde diciembre de 2023 se haya iniciado un proceso que corta con los años anteriores caracterizados por la búsqueda de “ajustes” o “sintonías finas” para ordenar el funcionamiento del sistema capitalista en el país que viene siendo sacudido por la inserción en un mercado mundial cada vez más conflictivo por disputas de hegemonías. Trata de imponer un cambio regresivo en varios aspectos centrales de la vida del pueblo. Para hacerlo no ha dudado en generar una escalada inflacionaria y posterior recesión descomunal, una transferencia de riquezas desde los sectores populares hacia un selecto núcleo de multimillonarios y suma cotidianamente millones de excluidos e indigentes. Impulsando los despidos masivos busca, dejar paralizados a miles de trabajadores, que inevitablemente deberemos pensar mejor nuestras acciones.

Podemos destacar que desde el poder económico y político se quiere:

1 – Avanzar en el desmantelamiento de las condiciones de seguridad social y legislación laboral protectora de los trabajadores.
Si bien desde la dictadura se ha dado un aumento paulatino de las condiciones precarias de trabajo, en los años 2004/2014 existió una expansión económica que, como resultado de acumulación de años de movilización popular y por la aplicación de otras políticas, dieron como resultante un avance en derechos y condiciones laborales beneficiosas para los trabajadores y el pueblo.

2- El gobierno declara como una aberración la justicia social y combate aquello de que “donde hay una necesidad, hay un derecho”. Conceptos incorporados por el pueblo trabajador dentro del sistema capitalista del país. La lucha del actual gobierno es tratar que la conciencia social sostenga un nuevo paradigma: “donde hay una necesidad debe haber una súplica y un comportamiento servil para implorar alguna ayuda”

De allí las políticas de desatender todo aquello que sea asistencia social construida a lo largo de décadas. De no gestionar los mecanismos de seguridad social o de control de las condiciones laborales. No es inoperancia o incapacidad. Es alevosía.

3- Le han declarado la guerra a todo tipo de organización popular y sindical del movimiento obrero. La máxima que los guía en la actual coyuntura es; “para los empresarios el mejor sindicato, es el sindicato que NO EXISTE”…

En esta “oleada liberal libertaria” se busca la total desarticulación del movimiento obrero no importando que tan “genuflexos” o “combativos” sean sus direcciones o los colectivos de trabajadores que los componen.

4- No se trata de un estado ausente. Es un estado cada vez más “presente” pero con fines de asistencia para un puñado de grandes corporaciones y multimillonarios. Además, se agranda de manera cualitativa aquello que se destina para reprimir al pueblo. Ampliando el aparato represivo y de vigilancia, direccionando contra las organizaciones populares y sindicales.

5- Asistimos a una modificación del régimen democrático burgués instaurado en 1983. No sabemos aún hasta dónde llegarán. Pero está claro que se busca hacer desaparecer el derecho a protestar, a organizarse, a movilizarse y reclamar. Tal como fue anunciado por Milei, quieren eliminar el artículo 14 bis de la Constitución en su totalidad… ¡¡¡Y lo están haciendo!!!

La convocatoria a elecciones cada dos años se mantendría, aunque se escuchan voces que bregan por un “control” mayor sobre los resultados del proceso… Del mismo modo se trata de limitar la existencia del propio parlamento. Más allá de esta tentación totalitaria, el autoritario gobierno ha procedido a liquidar por decreto las libertades democráticas del movimiento obrero y popular.

6- El gobierno tiene la fortaleza que le da el apoyo de un puñado de empresas y fondos especulativos que están literalmente “saqueando” los bolsillos del pueblo, de los jubilados, de los trabajadores, las arcas del estado y repartiéndose los recursos naturales del país.

Obviamente, no ocurre esto sin enfrentamientos internos, fricciones… pero para que quede claro… El problema no es el robo, sino el reparto. Los sectores empresariales parcialmente enojados, lo están porque alguno roba más que ellos… no porque estén en contra de esas acciones.

Las características parasitarias y de rapiña de los capitalistas hegemónicos en el país están fuera de discusión y quedan expuestos en cada línea de sus DNU, o proyectos de ley.

Es una tendencia natural del sistema la concentración del capital. La falta absoluta de escrúpulos o respeto a sus propias normativas es determinante para que saquen ventajas unos sobre otros.

Lo que decimos no es una cuestión especulativa o teórica. Es una constatación fáctica y una tendencia “natural” en la actual etapa del capitalismo en su fase imperialista.

7-El otro apoyo del gobierno está dentro del propio movimiento obrero y popular. Amplios sectores del pueblo trabajador votaron y aún acompañan a este gobierno en su prédica contra los sindicatos, los zurdos, los piqueteros, los “planeros”, los peronistas-kirchneristas, los negros, en definitiva, contra toda organización colectiva. Ganados desde hace años por un individualismo miserable y despreciable, tienen la estúpida esperanza de que una vez despedidos, reprimidos y expulsados miles de estos sujetos , “las cosas andarán mejor para ellos”.

Su lamentable cretinismo les impide deducir que ellos también se hundirán irremediablemente en la mugre de una sociedad de excluidos y miserables que nos espera…

Son despreciables, pero son trabajadores y compañeros del movimiento popular ganados por años y años de propaganda y agitación desde las usinas mediáticas del sistema.

8- Todo lo expuesto, que es apenas una pequeña parte de lo que vivimos, demuestra de manera contundente que transitamos una etapa de ofensiva de las patronales y los sectores hegemónicos del poder económico.

Por lo tanto, se impone desarrollar políticas que promuevan la unidad de acción defensiva de parte del movimiento obrero y popular. Cuanto más amplia sea esa unidad de acción más eficaz será la posibilidad de enfrentarla.

9 – A favor de los trabajadores y el pueblo encontramos que, desde el primer momento, un amplio sector de la población ha salido a movilizarse. Empujada por un importante sector de trabajadores conscientes de la enorme gravedad del momento se han efectuado movilizaciones y acciones de millones de personas en la calle.Estas han golpeado y lastimado al gobierno haciéndolo retrasar o posponer (pero no resignar) algunos de sus objetivos. Incluyendo una postergación de sus más reaccionarias pretensiones de reivindicación de la dictadura, aspectos de su política antisindical, o el arancelamiento universitario, entre otros.

Y esas enormes movilizaciones (27/12, 24/1, 24 de marzo o la marcha universitaria, paro general del 9/6…) han surgido de confluencias muy amplias desde diversas conducciones y organizaciones que involucraron a la CGT, el movimiento sindical, los rectores de las universidades, los organismos de DDHH y sectores partidarios desde el peronismo, el radicalismo, la centroizquierda hasta la izquierda.

10 – Ese camino, demuestra la posibilidad de golpear con efectividad los feroces planes del gobierno y del puñado de empresarios que lo dirigen. Construir pacientemente esas acciones de masas, incidir y facilitar que se desarrollen es parte del desafío de la actual etapa de la lucha popular. No es tiempo de sectarismos, ni de hegemonismos que obstruyan la posibilidad de confluencia de sectores agredidos por las actuales políticas. Tampoco basta con poner el cuerpo para luchar, o declamar “planes de lucha” y agitar paros por tiempo indefinido, que no se sustentan en el sentimiento mayoritario de nuestros compañeros y compañeras… hace falta construir acciones de masas que hagan trastabillar los ataques gubernamentales. Es tiempo de unidad de acción y movilización.

11- Desde la conducción política del ministro Francos, el gobierno ha procedido a retrasar algunos objetivos y busca dividir el frente de oposición social expresado en las calles. Obviamente, ha encontrado y encontrará disposición de parte de muchos dirigentes y organizaciones para intentar conciliar con estas políticas.

Sabiendo que esta actitud es indignante (además de torpe), no consideramos productivo detenerse en denunciar o vociferar nuestro enojo por ella. No lo recomendamos porque no sirve para movilizar a nadie y porque estamos seguros que con esta política de destrucción contra las organizaciones del pueblo trabajador muchos de los que intenten conciliar también están condenados. Es posible que varios capituladores, muten en combativos por la propia agresión gubernamental.

Lo importante serán las propuestas de unidad para movilizar y rechazar una a una las agresiones. Rodear de amplia y masiva solidaridad cada conflicto o reclamo para que se sostenga en el tiempo y gane apoyos masivos.

Y ello implica esforzarnos en unir atrás de cada tema muchas organizaciones y personas de muy diversas ideas o pertenencias para que acompañen y desarrollen la mayor movilización posible en cada caso y en cada instancia. No solo los que comparten nuestras ideas. Cuando más distinto piensen, pero acordemos en un punto de movilización común, mejor será.

No hacerlo así facilita la tarea represiva y la posibilidad de derrotar al movimiento obrero y popular.
Debemos ser agentes activos de la acción sistemática de movilización para entorpecer y desbaratar las agresiones contra el pueblo trabajador y los sectores populares. Y eso obliga a una paciente tarea de unir diversidades y buscar puntos mínimos para desarrollar la movilización.

12- Por otro lado, debemos desplegar la más amplia campaña permanente de discusión, propaganda y agitación sobre el conjunto de nuestros compañeros y compañeras, en fábricas, establecimientos, escuelas, barrios, casa por casa, persona a persona con todos los medios posibles, a fines de esmerilar, discutir, desestabilizar, y anular la capacidad de acción reaccionaria entre las filas del movimiento obrero y popular de parte de las patronales, el gobierno y las usinas mediáticas que les responden.

13- Consideramos que es momento de llevar adelante estas tareas y tratar de coordinar la mayor cantidad de voluntades para enfrentar una a una y de conjunto estas políticas. Esto implica aplicar la lógica que rige al conflicto sindical y social. No la lógica de construcción de alternativas políticas.

No decimos que no se debe construir un programa y una alternativa que se postule para reemplazar a este gobierno y si se quiere a este sistema. Decimos que no se debe anteponer ni mezclar las lógicas que de cada tarea se desprenden.

Enfrentar al gobierno cotidianamente implica buscar desesperadamente la unidad para movilizar por mínimo que sea. Para coordinar y tratar de juntar voluntades por ese punto de lucha específico.

La construcción de una alternativa política implica discutir y debatir otras políticas y otras orientaciones. Implica delimitarse y elaborar un programa alternativo.

Es un debate necesario pero que no debe anteponerse a la unidad de acción que el momento impone como desafío.

Hoy entendemos que la prioridad es desarrollar la movilización y complicar el ataque despiadado contra el pueblo. Y para esos fines tenemos que organizar toda nuestra actividad.

14- Por último, pero no menos importante. Sugerimos desarrollar todo tipo de tareas y acciones prácticas tendientes a desarrollar nuestras actividades teniendo en cuenta la liquidación y el ataque a las libertades democráticas del pueblo. Deberemos actuar de acuerdo a un nuevo régimen político que no nos permitirá movernos como lo hicimos hasta el 10 de diciembre de 2023. Sus implicancias concretas y la forma de accionar sorteando este nuevo régimen de libertades democráticas condicionadas y restringidas son una tarea fundamental y prioritaria.

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