—¿Esa confusión puede deberse a que el último gobierno peronista no representó los valores tradicionales del peronismo?
—El de Alberto era un gobierno de coalición, donde estaba también Cristina y Massa, y había muchos sectores del peronismo. Alberto creyó que era el fiel representante de todos los que lo habían votado y muchos lo votamos por los demás compañeros que formaban parte de este proyecto político. Esperábamos que no haga lo que él quiera, sino lo que representaban todos los compañeros que habían militado esa campaña. Queríamos un gobierno peronista, no queríamos un gobierno socialdemócrata. Queríamos un gobierno que efectivamente lleve las banderas de Perón, Evita, Néstor y Cristina y que haga políticas públicas que nos representen. Yo estaba incluso más enojada antes con el gobierno de Alberto, porque pienso que fue un muy mal gobierno, pero ahora cuando veo el de Milei pienso que siempre se puede estar peor. A pesar de lo malo que fue, no le hizo daño a los laburantes, no hizo cosas en contra de la clase trabajadora ni en contra de la clase media. Quizás le faltó hacer cosas a favor de la clase media, de los que menos tienen, de la industria, del campo. Yo veo que este gobierno está haciendo políticas deliberadamente en contra de la clase media. El DNU 70, que es un DNU que desregula toda la economía, va directamente al corazón de la clase media, ni hablar de los sectores más vulnerables, porque desregula el precio de los alimentos, de las prepagas, de los colegios privados, de Internet, de los servicios básicos que usamos todos los días los argentinos.
Ser peronista es otra cosa y hay muchos que llegaron al gobierno diciendo una cosa y después hicieron otra. Como Menem, que llegó con un programa político peronista y terminó siendo el Conan en ese momento de Álvaro Alsogaray, la mascota del poder del momento. El peronismo no puede ser la mascota del poder de nadie. Tenemos que ser los que representamos los intereses de la clase trabajadora y, sobre todo, la defensa de la industria argentina y de nuestro campo. Nosotros no somos enemigos del campo, al contrario, si al campo le va bien nos va bien a todos. Tenemos que volver a tener discursos que interpelen al campo o que hablen sobre la seguridad, porque el peronismo hace mucho que no da discusiones sobre qué modelo de seguridad quiere tener. Se ha alejado de algunos sectores, pero creo que ha sido involuntariamente, porque nunca estuvimos ni discutiendo ni perjudicándolos, sino que simplemente tuvimos momentos de desencuentro en los que nos costó retomar el diálogo, pero nunca tuvimos políticas que vayan en contra de esos sectores.
—Pensando en los sectores que fueron siempre el electorado del peronismo, ¿por qué crees que muchos de ellos terminaron votando a Milei, más allá de los errores propios que acabas de describir?
—No cumplimos con lo que ellos esperaban, que era una vida mejor. Las clases sociales que más votaron a Milei son las clases sociales más perjudicadas en los últimos años, que esperaban ver en nosotros un gobierno que les dé la posibilidad de salir adelante y de poder tener una mejor vida. Si votaron en contra nuestro es porque no pudimos generarles una mejor vida y eso es algo de lo que nos tenemos que hacer cargo. Votaron a alguien que, a mi entender, les está vendiendo espejitos de colores. La clase media trabajadora vio en un líder como Milei, en un anarcocapitalista, una posibilidad de salir de donde estaban, haciendo un esfuerzo. Hoy el esfuerzo lo están haciendo ellos y todos nosotros, pero los beneficios se los están dando a los inversores extranjeros que van a invertir más de 200 millones de dólares para llevarse la riqueza natural sin dejar nada en nuestro país.
Van a seguir haciendo el esfuerzo los más pobres, la clase media va a seguir cada día ajustándose más el cinturón, pero los que se van a llevar todo son los grandes amigos de Toto Caputo. Lo mismo pasó en el macrismo. Son los mismos actores, con Milei como la nueva cara. También algunos traidores que estaban del otro lado se pasaron a este gobierno y los Menem volvieron a ver la oportunidad para hacer lo que saben hacer: neoliberalismo. Un negocio en cada artículo de cada ley. Vinieron a seguir la historia familiar de vender las empresas más importantes que tiene Argentina, como las centrales nucleares, las aerolíneas, los trenes. Vienen a hacer lo que ya hicieron muy bien para ellos y muy mal para nosotros. Patricia Bullrich viene a hacer lo mismo que hizo con Macri: represión, porque este modelo no cierra con la gente adentro. Lo pudimos ver en el Congreso. Nada bueno puede haber si el Congreso está vallado y repleto de fuerzas de seguridad. Si para sacar una ley tenés que reprimir afuera es porque nada bueno están votando esos legisladores.
—¿Cuáles son tus objetivos en este contexto, desde tu rol de legisladora?
—Presenté un proyecto de emergencia Pyme. En este momento las grandes perjudicadas y próximas a ser extinguidas con el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (Rigi) son las pequeñas y medianas empresas, aquellas que son proveedores de Vaca Muerta y de las mineras van a verse perjudicadas porque el Rigi las saca del juego al tener retención cero para todo lo que se importe. Van a tener que reconvertirse, lo cual hoy es muy difícil, o desaparecer. Hay otro sector Pyme muy perjudicado con la baja del consumo. Cuando la economía no funciona la gente no consume, entonces empiezan a bajar las ventas, lo que implica suspensiones y despidos. Es urgente sacar una emergencia Pyme para ayudarlas a pasar el mal momento. Ojalá sea sólo pasar un mal momento y no sean los cuatro años de Milei. No soy muy positiva porque esto ya lo vimos y terminó mal. Espero que puedan retroceder en sus pasos y entender que están gobernando para los 47 millones de argentinos y no solamente para los amigos empresarios.
Si salís de la Capital Federal y recorrés las provincias, algo que Milei no ha hecho todavía, ves por ejemplo que en el cordón industrial de Rosario las grandes dadoras de trabajo son las Pymes. Son el 97% de las empresas que hay en Argentina y las que dan más de 5 millones de puestos de trabajo. Con mi proyecto busco apuntalar a las grandes dadoras de trabajo, porque detrás de cada empresario Pyme hay familias argentinas y tenemos que hacer lo imposible para que conserven el trabajo.
—¿Cómo se apuntala a las pymes?
—Hicimos una emergencia tarifaria. Necesitamos que se suspendan los aumentos para que las pymes puedan producir y no se lleve todo el margen de ganancias el pago de una boleta de gas o de luz. La emergencia económica también implica una readecuación de las deudas con Afip. Lo primero que dejan de pagar cuando no alcanza la plata son los aportes y los impuestos en Afip, entonces tenemos que generar la manera de renegociarlos. La parte impositiva tiene que ser un ajuste de las distribuidoras de energía y volver a renegociar los contratos tras la baja de un 40 o 50 por ciento en las ventas.
Además, que no se puedan cortar los suministros de aquellas que dejan de pagar, siempre que las empresas demuestren que están pasando una emergencia y que tengan el certificado MiPyme o estén registradas en la Secretaría de Industria de la Nación, con intervención de la Secretaría de Energía. Creo que tiene que hacer un esfuerzo el Estado, como pasó en la época de la pandemia. Es una crisis parecida por el nivel de actividades que se habían parado y va a ser muy similar a lo que ocurrió en el 2001. Para evitar esa catástrofe los legisladores tenemos que accionar, ya que el Estado nacional no tiene una política hacia las pymes, sino hacia sectores concentrados extranjeros. No estamos en contra de la inversión, el problema es cuando no genera un puesto de trabajo, valor agregado y durante 30 años no pagás un solo impuesto. Eso es saqueo, no es inversión. Estamos del lado de las micro, pequeñas y medianas empresas, que son las que le dan trabajo a todos los que están caminando por la calle, las que mantienen el nivel de la actividad económica en nuestra provincia y en nuestro país.
—¿En qué instancia está el proyecto?
—Está presentado y vamos a acompañarlo con un proyecto de régimen de incentivo para pequeñas industrias. En vez de un Rigi vamos a un régimen de incentivo para las pequeñas industrias, para que sigan produciendo, darles líneas de financiamiento, facilitarle los trámites burocráticos, para que tengan un legajo único junto con un montón de beneficios. Necesitan incentivos y queremos que sean las Pymes las grandes protagonistas en nuestro país. No estamos en contra de los regímenes de inversión, pero esa gran inversión tiene que dejar trabajo y generar valor agregado. El nuestro es el único tan salvaje.
—¿Cómo analizás el gobierno de Pullaro en relación con este nuevo esquema?
—Veo una ambigüedad en el gobernador, porque un día está a favor del gobierno nacional y al otro día está en contra. A las 3 de la tarde dice que no escuchan a los gobernadores y a las 6 de la tarde dice que apoya la ley Bases. No entiendo cuál es el camino, porque no podés estar un día a favor y otro en contra, no podés pensar que el Rigi beneficia a tu provincia cuando hay 200 empresas que se van a ver perjudicadas, no hay una sola medida en la ley Bases que beneficie a ningún santafesino. Lo escuché decir que había que cobrar el impuesto a los más ricos y está votando una ley que le quita impuestos a los más ricos, entonces me confunde.