«Fue tremendo, me pareció estar en el Titanic, ví gente desesperada, gritos y terror, pero sobre todo incertidumbre sobre qué hacer», declaró un joven argentino de 21 años, embarcado en el crucero Costa Concordia.
El joven viajaba junto con su madre, dos hermanos y la novia. «No fuimos ayudados adecuadamente por la tripulación para abandonar la nave. Vi mucha gente que se tuvo que arreglar por sí misma», dijo.
Al menos tres personas han muerto y varias decenas han resultado heridas al encallar el barco, con 4.229 personas, en aguas de la isla italiana de Giglio, en el mar Tirreno, en la región central de Toscana.
La nave efectuaba un crucero por el Mediterráneo, que salió del puerto de Civitavecchia con destino Savona para iniciar el viaje con escalas en Palermo, Cagliari, Palma de Mallorca, Barcelona, Marsella y regreso a Savona, según una nota de la compañía naviera.