La reacción del barrio fue inmediata. En pocos días, más de 7.000 personas firmaron una petición para que Juan pueda volver a su lugar de siempre, donde pasaba el día caminando entre flores, posando para fotos y saludando a los vecinos con su andar particular. El animal se había convertido en una figura cotidiana y entrañable, al punto de ser considerado “la mascota del barrio”.
Pero la historia no terminó ahí. El caso se volvió viral en redes y medios, y en las últimas horas se supo que el pato ya tiene abogado. El letrado Óscar Mellado, especialista en derecho animal, asumió la representación legal de Juan y presentó un recurso administrativo de revocatoria para que el animal pueda regresar a la florería.
En sus argumentos, Mellado señaló que Juan es «un ser sintiente con derecho a permanecer en el entorno donde se desarrolló emocionalmente y al que está adaptado».