Esta escultura "hermana" de la estadounidense se encuentra en la capital argentina y fue elaborada por el mismo artista
La famosa Estatua de la Libertad de Nueva York es un ícono indiscutible de la arquitectura y de los monumentos de Estados Unidos. Fue instalada en una pequeña isla al sur de Manhattan en 1886 como un regalo del gobierno francés por el centenario de la independencia de Estados Unidos.
Esta escultura de casi tres metros de altura (90 menos que la versión más famosa) se ubica en la plaza Barrancas de Belgrano, en el barrio homónimo, específicamente sobre la calle La Pampa.
Numerosas personas han intentado reconstruir la procedencia de esta escultura, aunque en varios aspectos sigue siendo un misterio.
Su fecha de instalación de 1875 se confirmó en 1990 tras un intercambio entre el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y un francés, Francis Beaumatin, miembro del Club de los Amigos de la Estatua de La Libertad, quien vio una foto de la versión argentina en una revista.
A pesar de esto, el principal factor que sigue siendo desconocido hasta hoy es quién la compró.
Según el Archivo General de la Nación Argentina, la estatua fue adquirida por la municipalidad de Buenos Aires. Sin embargo, el barrio de Belgrano era un territorio provincial y no se incorporó oficialmente a la ciudad hasta 1887.
Nacido en Colmar, Francia, en 1834, Bartholdi fue un escultor de renombre internacional. Además de la Estatua de la Libertad, creó otras obras significativas, como el León de Belfort, un monumento que honra la resistencia francesa durante la Guerra Franco-Prusiana.
En colaboración con el ingeniero Alexandre Gustave Eiffel y el arquitecto Eugène Viollet-le-Duc, diseñó y construyó la célebre figura en homenaje a la democracia estadounidense. Esta representa a Libertas, la diosa romana de la libertad.
Bartholdi falleció en París el 4 de octubre de 1904. La causa de su muerte fue la tuberculosis, una enfermedad infecciosa que afecta el sistema respiratorio y que en ese tiempo era difícil de tratar.
Además de su famosa obra en Nueva York, Bartholdi también dejó su huella en otras ciudades del mundo, como en el puerto de Estrasburgo, donde se encuentra una réplica de la Estatua de la Libertad. Esta versión, aunque más pequeña, se ha convertido en un símbolo local y atrae a numerosos turistas cada año.
La influencia de Bartholdi en la escultura monumental no se limita a sus estatuas más conocidas; también diseñó fuentes y monumentos en varias ciudades europeas. Su legado perdura no solo en la arquitectura, sino también en la forma en que se concibe la libertad y la democracia a través del arte.
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